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JERUSALÉN.- Una organización internacional que vela por los derechos humanos criticó a Israel por la manera en la que trata a miles de migrantes africanos, afirmando que los obliga a abandonar el país, ocasionándoles riesgos graves.

En un informe difundido el martes, Human Rights Watch dijo que las autoridades israelíes han obligado a unos 7.000 eritreos y sudaneses a regresar a sus países, donde corren peligro de sufrir abusos graves.

En respuesta al informe, la portavoz del ministerio del Interior israelí Sabine Haddad dijo que su gobierno enfrenta el problema de los migrantes en forma legal y apropiada. “El crecimiento de la repatriación voluntaria de los migrantes en tres ocasiones de 2013 a 2014 demuestra que la política es eficaz”, dijo en un correo electrónico.

Según el informe, algunos sudaneses al regresar han sufrido torturas, detenciones arbitrarias y acusaciones de traición a manos del gobierno antiisraelí de Sudán y que los eritreos que regresan también sufren acoso.

Desde hace años, Israel encierra a miles de migrantes eritreos y sudaneses en centros de detención en el desierto del Neguev. Citando declaraciones del ex ministro del Interior Eli Yishai y otros altos funcionarios israelíes, Human Rights Watch dice que el objetivo de esa política es someterlos a condiciones de vida intolerables hasta que abandonan Israel por voluntad propia.

“Destruir las esperanzas de la gente al arrinconarla y luego afirmar que se van de Israel por propia voluntad es un abuso patente”, dijo el autor del informe, Gerry Simpson. “A los eritreos y sudaneses en Israel se les da la opción de vivir con el miedo de pasar el resto de sus días encerrados en centros de detención en el desierto o correr el riesgo de detención su abusos en su país de origen”.

Desde 2006, unos 50.000 eritreos y sudaneses han entrado de manera no autorizada a Israel a través del desierto de Sinaí, para consternación de habitantes de barrios pobres donde se asientan. Los vecinos dicen que algunos de los migrantes cometen delitos menores y convierten las zonas en asentamientos pobres, lo cual significa una presión sobre las autoridades para limitar el ingreso de inmigrantes.

Como muchos países económicamente adelantados de Europa y otras regiones, Israel brinda a los migrantes africanos pobres oportunidades relativamente buenas de mejorar su situación. Muchos trabajan en los hoteles y restaurantes de Tel Aviv y el balneario de Eilat, en el margen del Mar Rojo.