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MIAMI.- Jeb Bush comenzó el lunes la campaña por la candidatura presidencial republicana que preparó durante meses, con el compromiso de hacer que Washington “deje de causar problemas” y mantenerse fiel a sus convicciones.

Pero el panorama para Bush se mira más fácil de palabra que en los hechos porque participará en una contienda primaria que será muy intensa y en la que sus credenciales conservadoras serán cuestionadas enérgicamente.

“Haré mi campaña al igual que como serviría, yendo a todos sitios, hablando con todos, cumpliendo con mi palabra, enfrentando los problemas sin vacilaciones”, afirmó Bush en declaraciones preparadas, con las que arrancó su campaña en un acto político en la Universidad de Miami Dade, cuyo estudiantado numeroso y diverso simboliza la nación a la que pretende gobernar.

El exgobernador de la Florida, cuya esposa es originaria de México, habló en inglés y español en el atiborrado gimnasio de la escuela, lo que resulta inusual para un discurso político destinado a un público nacional.

“En cualquier idioma”, dijo Bush, “mi mensaje será optimista porque estoy seguro que podemos hacer que las próximas décadas en Estados Unidos sean el mejor momento para estar vivo en este mundo”.

La contienda interna republicana con vistas a los comicios de 2016 pondrá a prueba la visión conservadora de Bush y su capacidad para distanciarse de su familia.

No asistieron al anuncio que Jeb hizo el lunes ni su padre, el expresidente George H.W. Bush, ni su hermano, el expresidente George W. Bush.

En su lugar, la familia estuvo representada por la ex primera dama, Barbara Bush, quien dijo alguna vez que el país no necesitaba otro Bush como presidente, y el hijo de Jeb, George P. Bush, elegido recientemente comisionado de tierras de Texas.

Antes del acto, el equipo de campaña de Bush presentó un nuevo logotipo, Jeb!, que ostensiblemente deja de lado el apellido Bush.

Bush se inserta en la contienda interna republicana con una posición de relativa ventaja debido en parte a la gran influencia que tiene su familia.

Presumiblemente, Jeb ha recaudado cantidades sin precedentes de recursos y pensado en una estructuración distinta de su campaña para tener capacidad de llegar lejos en las elecciones primarias del Partido Republicano.

Sin embargo, deberá destacar en otras lecturas, entre ellas las primeras encuestas de opinión.

Aunque Jeb es indiscutiblemente uno de los principales aspirantes en la contienda republicana, es un participante más entre los tantos de un contingente amplio y capaz en el que aún no se define un claro favorito.

En los últimos seis meses, Bush ha dejado claro que mantendrá con firmeza sus convicciones principales en la campaña, aun si sus posiciones sobre inmigración y niveles educativos son profundamente impopulares entre la base conservadora del partido que tiene gran peso en el proceso interno republicano.

El dirigente del grupo conservador Mark Meckler dijo el lunes que las posiciones de Bush sobre educación e inmigración “no interesan a muchos conservadores”.

“Hay dos dinastías políticas que tienen la vista puesta en 2016″, dijo Meckler, confundador del grupo Tea Party Patriots, una de las organizaciones más grandes del movimiento y ahora dirigente de Citizens for Self-Governance”.

“Y antes de que los conservadores intenten derrotar a Hillary, necesitarán primero derrotar a Bush”, manifestó.

Sin embargo, Bush, con todo y su tono desafiante, ha mostrado poca disposición a tranquilizar al ala derecha de su partido.

En su lugar, Jeb dirigió su mensaje el lunes al conjunto mayor del electorado que a fin de cuentas decidirá el resultado de los comicios generales de noviembre de 2016.

Los votantes de las minorías ha contribuido en particular a las victorias demócratas de las últimas dos elecciones presidenciales en el país.