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    Samantha Wilson, de CLP, dando la bienvenida a la llamada casa de hospitalidad en Arlanza

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    Alguna de las estudiantes de la preparatoria Norte Vista que integran CLP

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    El concejal y candidato a alcalde de Riverside, Rusty Bailey platicando en donde va a estar el jardín en Arlanza

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    En esta área de demotración hay algunos vegetales sembrados

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    Este jardín comunitario en Arlanza tiene un salón al aire libre

  • Este jardín se encuentra entre las avenida Cypress y Challen

    Este jardín se encuentra entre las avenida Cypress y Challen

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    Algunos de los productos que han sido sembrados en el área de demostración

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    Este jardín se encuentra al lado de la escuela primaria Arlanza

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    Estudiantes voluntarios de la Universidad de La Sierra descansando, después de haber regado en el jardín

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    Meshach Padilla dijo que la comunidad de Arlanza es muy diversa

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Meshach Padilla tenía 9 años cuando visitó el jardín comunitario de Arlanza por primera vez. Tiene recuerdos vivos de la muchedumbre, de vendedores en sus puestos.

“Incluso, recuerdo que sembré una planta de uva”, dijo Padilla, un joven de 22 años, quien es voluntario del proyecto del jardín comunitario de Arlanza. “Pero con el transcurso de los años, la gente no siguió cuidando el jardín y poco a poco desapareció”.

De acuerdo a la concejal del área, Nancy Hart, Arlanza es una comunidad de cuatro mil personas, ubicada al sudoeste de Riverside.

Ahora existe un esfuerzo comunitario por rescatar este jardín, particularmente por parte de la juventud. Recientemente el gobierno federal categorizó a Arlanza como un “desierto alimenticio”, o sea que la mayoría de la población no tiene acceso a comida saludable.

Arlanza es uno de los 36 desiertos alimenticios dentro del Condado de Riverside y de uno entre más de seis mil en todo los Estados Unidos.

Para combatir a esta situación el Proyecto de Jóvenes Líderes o Child Leader Project, conocido por sus siglas en inglés como CLP, un grupo de la Preparatoria Norte Vista están enfocando sus esfuerzos en revivir el jardín.

Padilla, quien ahora vive en la comunidad adjunto de La Sierra con sus padres, se acaba de graduar como trabajador social de la Universidad Estatal de California en San Bernardino, pero fue criado por su abuela en el vecindario Arlanza.

“Tengo muchos amigos allí. Arlanza es una comunidad muy diversa, hay una gran población de latinos, en su mayoría mexicanos, pero también guatemaltecos y salvadoreños” dijo.

El joven Padilla considera que Arlanza “es una población ignorada, no hay aceras, las calles están descuidadas porque no las mantienen y siempre tienes esa sensación que las pandillas están alrededor”, comentó.

Pero la concejal Hart, tiene una diferente visión de esta comunidad.

“Al principio era una comunidad de anglo, ahora es más hispana. Es una comunidad diversa donde se lleva bien unos con otros. Yo creo que es una comunidad muy cómoda, no hay muchas personas adineradas como quisiera, me gustaría ver a más personas con empleos. Pero es una comunidad bonita” dijo la concejal.

Padilla escuchó sobre el rescate del jardín comunitario el año pasado, pero no fue hasta este año que ha podido ofrecer su ayuda como voluntario. El jardín se localiza a milla y media de distancia de su casa.

Desierto alimenticio

La Ciudad de Riverside tiene cinco áreas que son clasificadas como desierto alimenticio, es decir, que en esos lugares vive un número considerable de residentes de bajos recursos que tienen escaso acceso a un supermercado o a una tienda de comestibles que les permita comprar comida nutritiva y saludable.

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, basados en datos del Censo, determinó para diciembre del 2011 que la comunidad de Arlanza es uno de estos desiertos alimenticios.

Expertos del Departamento de Agricultura han hecho estudios en muchas comunidades pobres y su acceso a supermercados. Los resultados indican que el Condado de Riverside tiene 36 comunidades como desierto alimenticio; en el Condado de San Bernardino hay 46, mientras que en California hay 378 desiertos alimenticios y 6,530 en todo el país.

“Tenemos que salir del vecindario si queremos comprar comida saludable”, dijo el estudiante José Barragán, de 17 años, integrante de CLP.

Dennise Díaz, otra estudiante del último año de la Preparatoria Norte Vista, quien ha estado en este grupo por un año mencionó que el jardín es uno de los proyectos más grandes que tienen.

De acuerdo a los resultados de una encuesta realizada en los últimos dos años por estos alumnos entre los habitantes de Arlanza, entre los problemas que más les preocupan están la diabetes y el acceso a comida saludable.

“Queremos que los miembros de la comunidad aprendan a mantenerse alejados de los sitios de comida rápida o chatarra, y que cada quien disfrute sembrando y consumiendo las frutas y vegetales de este jardín, para ésta y para las futuras generaciones” dijo Barragán.

Eliza Arcos, otra estudiante de 17 años de CLP, mencionó que “el jardín será un espacio seguro que ayudará a resolver uno de los problemas de salud que afecta a esta comunidad… Además queremos demostrar que Arlanza no es un mal lugar”.

Samantha Wilson, coordinadora de CLP, confirmó que tradicionalmente esos desiertos alimenticios se localizan en comunidades de bajos recursos, y justamente Arlanza es una de las cinco zonas en Riverside.

De acuerdo al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, existen varios parámetros para definir un desierto alimenticio: si se encuentra en una zona residencial la distancia para comprar alimentos saludables debe ser de una milla, y más de 10 kilómetros si se trata de zonas rurales.

También indican que por lo menos 33 por ciento de la población de esa zona, o un mínimo de 500 personas, tienen poco acceso a un supermercado o una tienda de comestibles.

Además se toman en cuenta varios factores para definir un desierto alimenticio, como si en las viviendas no hay vehículos para transportarse, el estado de la vialidad, así como el porcentaje de habitantes por supermercado o tienda de comestibles.

Los tres supermercados grandes más cercanos a los espacios de este jardín comunitario son: Cárdenas Market, situado en la Van Buren Boulevard está a 2.3 millas de distancia, es decir, unos 15 minutos caminando.

El Tapatío Market, ubicado aproximadamente a media milla de distancia, recorrido que se haría en 12 minutos caminando.

Mientras que Stater Brothers se encuentra en La Sierra Avenue está a unas 2.9 millas del jardín, recorrido que tomaría unos 55 minutos caminando.

Hay otros dos mercados de abarrotes – los cuales parecen licorerías – que son Cypress Market que esta a unos 4 minutos caminando y La Casa del Pueblo, ubicado a una media milla del parque, cuyo recorrido caminando se realizaría en unos 10 minutos.

“Pero apenas llegas a Van Buren [Boulevard] lo único que observas son restaurantes de comida rápida, Del Taco, Litlle Caesars, George the Greek, además de taquerías, comida china y muchas licorerías”, observó Padilla.

De acuerdo a expertos, la relación entre no tener acceso a supermercados y los problemas de la salud, va de la mano.

Un estudio publicado por Michele Ver Ploeg, economista con la División de la Economía de los Alimentos dentro del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en el 2009, indica que entre más restaurantes de comida rápida existan – con sus bajos precios – la dieta de la persona es menos saludable.

Vivir lejos de un supermercado y encontrar a residentes de una comunidad con problemas de obesidad o enfermedades relacionadas a la dieta, como la diabetes, no es una coincidencia, indica Ver Ploeg en su estudio.

“Si alimentos más saludables están disponibles e igual de baratos que las comidas densas de energía, hay un hipótesis que indica que los consumidores sustituirán esas comidas por alimentos más saludables y que disminuirá la obesidad”, escribe Ver Ploeg.

La economista también subraya en su estudio que es justo indicar que tener acceso a restaurantes con comidas completas y supermercados, no siempre es una indicación de que las personas optarán por una mejor alimentación.

Algo de historia

La concejal Nancy Hart recordó que el jardín comunitario antes estaba conectado a la escuela primaria de Arlanza.

“Grupos de estudiantes tenían lotes asignados para cultivar, regar, recolectar, cocinar y distribuir los productos del jardín”, dijo.

En cuanto a los costos de agua y otros que se pudieran requerirse para poner en funcionamiento este jardín, a cuyas juntas ha asistido un par de veces, Hart mencionó que los cargos de agua por parte de la ciudad serían mínimos.

“Entiendo que las personas encargadas de este proyecto estarían recaudando fondos y recibiendo subsidios por parte de fundaciones”, señaló Hart.

De acuerdo a los datos publicados por la ciudad de Riverside, Arlanza comenzó como parte de Rancho La Sierra a principios de 1800.

Lois Abraham, una residente de Riverside de 88 años, mencionó que antes de la segunda guerra mundial esa era una zona rural donde se criaba ganado y producían productos lácteos. Ella iba a Arlanza porque tenían un pequeño zoológico el cual desapareció porque presuntamente envenenaron al único elefante.

En 1942, el ejército de los Estados Unidos compró 1,250 hectáreas a ambos lados de la Avenida Arlington, ese fue el comienzo de Campo Arlanza, un centro militar que se utilizó durante la segunda guerra mundial.

Hoy en día Arlanza ha crecido considerablemente con apartamentos y casas.

Aprendiendo el proceso

Por ahora éste jardín de tierra árida que se encuentra en la esquina de las avenidas Cypress y Challen, está dividido por espacios: hay un área para los niños, otra para el arte, una tercera área de demostración y ya hasta tienen un salón al aire libre, el cual está debajo de un frondoso árbol donde hay unas bancas de madera.

El miércoles 18 de julio, este grupo también inauguró la Casa Ourlanza, también conocida como CLP Casa de Hospitalidad, lugar donde se reúnen y que también puede ser rentado por residentes de la comunidad para realizar juntas.

“Descubrimos que no había en la comunidad muchos espacios accesibles. Hay ciertos espacios gubernamentales, pero debido a los recortes presupuestarios no estaban abiertos en el verano o durante los fines de semana”, dijo Wilson.

Unas 70 personas de diversos grupos étnicos asistieron al evento de inauguración de esta casa.

CLP recibió un subsidio de $50,000 de la Fundación Irvine, y además recaudan sus propios fondos para realizar este proyecto.

Juana Francisco, una guatemalteca de 37 años, hace unos meses se mudó a Arlanza.

“Vine aquí porque los estudiantes fueron a mi casa y me dieron una invitación”, dijo esta mujer que asistió al evento con tres de sus cuatro hijos.

“Está bien, está bonito. Se va a sembrar todo esto”, dijo contemplando el terreno con pedazos áridos en donde se diseñará el jardín.

“En mi casa tengo una milpa con tomate, maíz y muchas flores”, dijo Francisco, describiendo su huerto.

Para realizar este proyecto de manera apropiada, cinco integrantes de CPL están en Quail Springs, en una granja que ofrece programas educativos y cursos experimentales para ayudar a desarrollar vocaciones ambientales. La granja está cerca de Santa Bárbara.

Allí estos residentes de Riverside esperan aprender a diseñar jardines comunitarios sostenibles, es decir, que puedan permanecer activos en la comunidad por más de cinco años. Estarán trabajando ahí hasta el 11 de agosto.

“Creo que va a ser intenso, entiendo que vamos a aprender desde hacer abono orgánico hasta utilizar desechos… Tenemos mucho que aprender”, dijo Barragán.

Además comentó que esperar lograr tener un mejor entendimiento del proyecto de Jardín Comunitario.

“Sabremos a cuál dirección nos queremos mover, y nos ayudará a tener una mejor visión de este jardín”, dijo Barragán, quien cree que él mismo estará produciendo sus frutos para el próximo verano.

Si usted vive en Arlanza y desea comunicarse con el Proyecto de Jóvenes Líderes para ser parte de este jardín comunitario, puede llamar al teléfono 951-616-7723 ó seguirlos a través de Facebook en ‘childleaderproject’ y en Twitter @clpinc.