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Encuentran nuevos hallazgos aztecas.
Encuentran nuevos hallazgos aztecas.
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Los arqueólogos mexicanos anunciaron el mes pasado el hallazgo de una ofrenda azteca inusual: el cráneo perforado de un perro, lo que indica que fue colocado en una empalizada de cráneos de un ritual azteca reservado normalmente para las víctimas de sacrificios humanos.

Este y otros descubrimientos se hicieron durante las excavaciones para la ampliación del metro de Ciudad de México. También se encontraron los cráneos de una mujer y dos hombres, con perforaciones similares, alrededor de los restos de un templo. Las perforaciones denotan que las cabezas cercenadas fueron empaladas para su exhibición pública, en un bastidor llamado tzompantli.

Los cráneos con perforaciones a la altura de la sien datan del llamado periodo Posclásico Tardío (entre los años 1350 y 1521) y es la primera vez que se encuentra el cráneo de un perro en estas hileras de calaveras, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).

Estos armazones rituales por lo general desplegaban las cabezas cortadas a los guerreros capturados de grupos rivales, que fueron sacrificados como ofrenda a los dioses. Pocos de ellos han sido excavados.

“Sabemos que durante la Conquista, algunos cráneos de caballos fueron puestos en este tipo de estructuras, pero no de cánidos”, dijo la arqueóloga del instituto María de Jesús Sánchez, en referencia a un relato documentado por los conquistadores españoles, sobre el hallazgo de los restos de sus compañeros capturados, así como de sus caballos, en una de estas empalizadas.

Dado que los aztecas no tenían caballos, pudieron haber tomado las cabezas de estos animales como sagradas o como algo vinculado con los jinetes.

El tzompantli más reciente se descubrió en lo que ahora es la zona de transbordo de la estación Ermita del metro, ocho kilómetros al sur del Zócalo, la actual plaza central de Ciudad de México.