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Feligreses locales llevan alimentos, ropa y la Palabra de Dios a reclusos en Tecate, México

  • El padre Nicolás Batta (der.), de la Orden de los...

    El padre Nicolás Batta (der.), de la Orden de los Sacerdotes Mercedarios y el diacono Manuel Chávez presidieron la misa en el interior del Centro de Reinserción Social El Hongo, en Tecate, Baja California Norte, antes de la posada navide ñ a, el 13 de diciembre.

  • Los internos del Cereso El Hongo reciben la sagrada comunión,...

    Los internos del Cereso El Hongo reciben la sagrada comunión, en un verdadero acto de fe.

  • “Aquí se siente la presencia de Dios’, manifestó el director...

    “Aquí se siente la presencia de Dios’, manifestó el director del Cereso, Juan Enrique Méndez Meza. “No los dejen solos; aquí hay fiesta porque los internos tienen la oportunidad de alimentar su alma y su espíritu”.

  • Con alegría desbordante, centenares de presos recibieron una Navidad anticipada,...

    Con alegría desbordante, centenares de presos recibieron una Navidad anticipada, al recibir cobijas para mitigar el frío, así como artículos para su aseo personal y ropa interior nueva.

  • Los peregrinos de California lloran conmovidos por la libertad de...

    Los peregrinos de California lloran conmovidos por la libertad de espíritu que viven los presos de la cárcel de El Hongo, en Tecate, Baja California Norte.

  • Los internos del Cereso se prepararon para bailar una danza...

    Los internos del Cereso se prepararon para bailar una danza azteca, un día después de la celebración de la Virgen de Guadalupe.

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Por decimoséptimo año consecutivo, una comitiva de 17 católicos de distintas parroquias de los condados de Los Ángeles, Orange, Riverside y San Bernardino visitaron el Centro de Reinserción Social (Cereso) de El Hongo, en Tecate, Baja California donde se efectuó una posada navideña.

Aproximadamente, unos 300 internos disfrutaron de un plato de pozole, pastel y aguinaldos y, además, recibieron cobijas para mitigar el intenso frío decembrino que azota la zona casi despoblada de la prisión.

“En cada uno de estos presos veo el rostro de mis hijos”, dijo Socorro Batanero, de la iglesia San Antonio, en la ciudad de San Gabriel y líder del grupo de peregrinos. “A la mayoría de ellos nadie los visita, así que ellos esperan que al menos les demos un abrazo”.

El Centro Penitenciario de El Hongo, de siete edificios, se ubica en el kilómetro 94 de la carretera federal Mexicali-Tecate. Cuenta con celdas con capacidad para albergar hasta a 90 reos, a fin de evitar la sobrepoblación carcelaria.

La cárcel de El Hongo, además, cuenta con un hospital con quirófano, gabinete de rayos X, una zona de hospitalización, laboratorio de análisis clínicos, consulta externa, consultorio dental, sala de urgencias y área de aislados para enfermos infecto contagiosos.

Con espíritu de libertad detrás de las rejas

Al ser una penitenciaría ejemplo para el resto del país, los internos preparan diariamente más de 12 mil platillos de comida en el área de cocina, trabajan en la costura, en la tortillería y panadería, y cuentan con el área escolar, aulas, biblioteca, talleres de artes plásticas y una plaza comunitaria con salón de computación.

“Estos presos se encuentran detrás de rejas de libertad porque su espíritu está libre”, indicó Roberto Amaral, un benefactor de los presidiarios. “Ellos nos muestran a quienes les visitamos que la misericordia de Dios es infinita, y a pesar de que algunos cometieron delitos graves, han encontrado en esta prisión la paz de su corazón”.

“Aquí se siente la presencia de Dios’, manifestó el director de la penitenciaría, Juan Enrique Méndez Meza. “No los dejen solos; aquí hay fiesta porque los internos tienen la oportunidad de alimentar su alma y su espíritu, y nosotros trabajamos en conjunto con la iglesia católica”

La infraestructura de la fortaleza de cemento alberga a más de 4,000 reos, pero en el centro penitenciario se cuenta con amplios espacios deportivos, tiendas convencionales, naves industriales, modernos sistemas de seguridad, un hospital, áreas escolares, deportivas, religiosas y culturales.

Desde su apertura el 26 de agosto 2002, las instalaciones del Cereso cumplen con el objetivo de lograr una verdadera readaptación de los internos, conllevando con ello una disminución de los índices de reincidencia.

Esperanza de una vida mejor

“Esta visita ha sido una experiencia muy hermosa y triste a la vez”, dijo Juana De la Cruz, de la parroquia Santa Inés, en la ciudad de Los Ángeles. “Sentí ganas de llorar y abrazar a cada uno de los presos, como cuando una madre quisiera abrazarlos y no los tiene con ella”.

Su esposo Javier dijo que le impresionó el recibimiento de los peregrinos, entre aplausos y cantos de alabanza a Dios.

“Vi a jóvenes y adultos con una gran sonrisa en sus rostros”, dijo. “Cuando el grupo de música de la cárcel comenzó a tocar y alabar a Dios, sentí como que el cielo bajaba la tierra; me llené de alegría porque vi en ellos que había esperanza de una vida mejor, aun cuando están encarcelados”.

De acuerdo a los delitos cometidos, sentencias y peligrosidad, los internos han sido condenados a penas que fluctúan entre los 20 y 162 años de cárcel.

“Yo, ya cero drogas”, dijo un preso a Excélsior. “Ya me he readaptado aquí [en la cárcel]; allá afuera andaba mal, y aquí encerrado uno ya piensa diferente…cuando salga voy a hacer las cosas mejor”.