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En el Museo Bowers el color rojo es el protagonista del momento y todo gracias a un insecto encontrado en las Américas.

La nueva exhibición titulada “El rojo que coloreó el mundo” cuenta la impresionante historia del insecto “cochinilla”, que había estado en uso durante siglos en las Américas antes de que fuera descubierto en México en el Siglo XVI por Hernán Cortés y otros conquistadores españoles.

La cochinilla es un insecto que se reproduce en las pencas de nopal, y del que se obtiene un extracto de color rojo natural y originalmente se encontró en México y en Perú durante la época colonial, según se explica durante el recorrido de la exhibición que abrió el pasado 31 de octubre.

“Los conquistadores descubrieron que el jugo del insecto crea un tinte rojo inigualable y eso les interesó mucho”, explica Elena Phipps, una de las curadoras de la exhibición, quien agrega que después de que los conquistadores descubrieron el interesante insecto, en las Américas, no tardaron en llevarlo a Europa para después extenderse por otros continentes.

Fue así como el impacto del color rojo brillante que se producía de este insecto también pasó a interesarle a muchos artistas y tintoreros europeos quienes por siglos se esforzaron por encontrar una fuente de color para competir con los mejores tintes de la naturaleza que en ese entonces se utilizaban.

“El insecto se utilizó y se sigue utilizando para hacer un rojo extraordinario y el mejor tinte de color que no se destiñe, además que crea un rojo tan fuerte que sólo se necesitan pocos insectos para teñir una tela”, dijo Phipps quien también agrega que aunque no hubo huella de textiles hechos en México, como en Perú, sí hubo muchas pruebas que confirmaban que el insecto cochinilla se utilizaba bastante en el país mexicano, particularmente en Oaxaca.

El popular tinte también pasó a impulsar la economía global y desde su descubrimiento se exportó a nivel mundial a China, África y Europa, donde en su momento fue más caro que una libra de oro.

También, fue un tiñe tan popular y tuvo un éxito comercial que debido a esto, los que negociaban para venderlo hicieron todo lo posible para mantener el origen de este en secreto. Granjas de cochinilla en las Américas fueron fuertemente custodiadas, y durante dos siglos se debatió si la fuente de tinte era una semilla o un insecto. La propagación mundial e intenso secreto del colorante llevó al espionaje y la piratería, creando en el camino una historia épica del imperio y el deseo que llevó el arte, la cultura y el comercio hasta el borde de lo desconocido.

Aparte de leer más sobre este fenómeno que llegó para revolucionar con su color en muchos aspectos, los visitantes al museo también podrán ver desde textiles, esculturas, pinturas, manuscritos, artes decorativas, ropa y hasta muebles en diferentes tonos de rojo cochinilla que fueron y siguen siendo parte de la historia mundial que marcó el insecto con su radiante color.

Phipps también agrega que actualmente el rojo intenso del insecto cochinilla es el único producto de animal que se puede utilizar para teñir la comida y productos farmacéuticos y se produce mayormente en México, Perú y las Islas Canarias.

La exposición, que cuenta con las decenas de artefactos prestados de distintos museos del mundo, se encuentra en exhibición en el Museo Bowers, 2002 North Main Street, Santa Ana, hasta el 21 de febrero, 2016, y es organizada por el Museo de Arte Popular Internacional de Santa Fe, Nuevo México y se espera que eventualmente viaje por otros museos del país.

Para más información sobre entradas y horarios: www. bowers.org.