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Sergio Garcia.
Sergio Garcia.
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CHICO, California, EEUU.- El primer inmigrante irregular autorizado a ejercer de abogado en Estados Unidos pese haber entrado sin permiso al país abrió una oficina en el norte de California.

Sergio García no se dedica a temas de inmigración, como muchos podrían esperar después de una batalla legal de cinco años para obtener su licencia de abogado en California. Practica derecho civil y representa a clientes en accidentes de tráfico.

García dice que esto sorprende a muchos, considerando su conocida batalla para convertirse en el primer inmigrante irregular en recibir una licencia de abogado en Estados Unidos.

“De ninguna manera”, dijo García. “No después de lo que he pasado”.

García, de 37 años y originario de México, espera que su batalla inspire a otros profesionales que viven en Estados Unidos sin permiso a seguir su ejemplo.

El hombre consiguió su licencia tras una intensa batalla legal y política de cinco años que incluyó un fallo en enero de la Corte Suprema de California, después que el gobernador Jerry Brown firmó una orden especialmente redactada por la Legislatura estatal para que García pudiera ejercer como abogado.

Poco después, García alquiló una oficina en el pueblo de Chico, en el norte de California, contrató a una secretaria, colgó su título en la pared, se vistió con trajes apropiados para un abogado y comenzó a colocar anuncios publicitarios en televisión y radio en español.

Además, es orador motivacional, cobrando honorarios modestos para dar charlas sobre su experiencia de crecer en México y Estados Unidos y lograr su sueño de ejercer como abogado.

“Lo volvería a hacer todo”, dijo. “Pero no fue fácil”, reconoce.

García espera que su experiencia inspire a otros que viven sin permiso en el país a seguir su ejemplo.

Su experiencia llevó a los legisladores en California a aprobar una ley para permitir que otros inmigrantes profesionales, como médicos, arquitectos y dentistas, reciban licencias para ejercer. La ley entrará en vigor el 1 de enero.

Importantes abogados representaron a García y recibió apoyo de grupos nacionales de inmigrantes en su lucha por obtener la licencia. Pero enfrentó la oposición del gobierno federal, que presentó en los tribunales documentos que pidieron a la Corte Suprema de California rechazar su solicitud, antes que los legisladores estatales aprobaran la ley especial.

García reconoce que la transición de ser una figura nacional por los derechos de los inmigrantes a la lucha diaria por la subsistencia ha sido a ratos difícil.

“Hay estudios que muestran que la depresión llega después que una persona vive sus 15 minutos de fama”, dijo. “No soy diferente”.

García dice que fue blanco de numerosos insultos y amenazas durante su batalla legal. Dice que todavía recibe de vez en cuando llamadas anónimas o mensajes electrónicos en que le preguntan si paga sus impuestos.

“También pago los impuestos sobre la nómina y seguro de salud para mi asistente”, añadió.

García sigue peleando contra trabas burocráticas sobre impuestos y pagos, mientras sus críticos objetan su presencia en Estados Unidos o que se le permita trabajar.

El Departamento de Justicia alegó ante la Corte Suprema de California al oponerse a la ley de licencia para García que los ciudadanos estadounidenses no están autorizados a contratar a sabiendas a empleados que viven en el país sin permiso.

Larry DeSha, ex jurista del Colegio de Abogados de California, se opuso también a que García recibiera la licencia sobre la misma base. DeSha argumentó que alguien que vive en estados Unidos sin permiso no puede tener contratos con ningún ciudadano ni otros que viven en el país legalmente.

Wendy Feliz, portavoz del grupo de defensa de inmigrantes Immigration Policy Center, argumentó que trabajadores que viven sin permiso en Estados Unidos han pagado millones de dólares en impuestos.

“La gente ha contratado a sabiendas niñeras, jardineros y trabajadores agrícolas desde hace mucho tiempo”, dijo. “La única diferencia es que él es abogado”.

García llegó con sus padres a California cuando era un bebé y regresó a México cuando tenía 9 años. Volvió a Estados Unidos a los 17 años y ha permanecido en el área de Chico, donde su padre — ciudadano estadounidense naturalizado — tiene un negocio de apicultura. García solicitó la residencia permanente en 1994 y espera finalmente recibirla en las próximas semanas.

Tras graduarse de secundaria en una escuela pública, obtuvo un certificado de técnico jurídico en la Universidad Estatal de Chico. Asistió más adelante a la Escuela de Derecho de Cal Nothern por las noches y se graduó en el 2009. Aprobó el notoriamente difícil examen del Colegio de Abogados de California en su primer intento ese mismo año y solicitó ante la Corte Suprema estatal autorización para practicar derecho, algo que dice siempre ha querido.

“Para serles honesto, nunca tuve un Plan B, y por eso peleé tanto”, dijo García. “Ahora, cuando hablo con estudiantes, les digo que siempre tengan un Plan B, porque el Plan A pudiera resultar más difícil que lo esperado”.