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El impuesto a las bebidas azucaradas, dijo, es una medida necesaria para combatir la obesidad y la diabetes en el mundo.
El impuesto a las bebidas azucaradas, dijo, es una medida necesaria para combatir la obesidad y la diabetes en el mundo.
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México se ha convertido en un ejemplo para otros países en la implementación de impuestos a bebidas azucaradas tras la entrada en vigor de tasas a estos productos en 2014, pero no en la inversión de los recursos, destacaron varios especialistas.

“Sin duda, la experiencia de México fue útil. Ver qué efecto tuvo en su población fue un gran ejemplo a seguir para ciudades como Berkeley y Filadelfia (EE.UU.)”, señaló Lynn Silver, integrante del Instituto de Salud Pública de California, en rueda de prensa en la capital mexicana.

Berkeley (California) fue la primera ciudad en Estados Unidos en implementar el impuesto a bebidas azucaradas, lo que ocurrió en el 2014, y desde entonces se ha registrado una reducción en la compra de estos productos de 9,6 %, dijo Silver.

En Filadelfia (Pensilvania), el impuesto de 1,5 centavos de dólar para este tipo de productos fue aprobado en 2016 y entró en vigor en enero de este año.

“Es poco tiempo para hacer una evaluación del impacto, pero los ingresos que se han obtenido se están destinando a beneficiar a niños y familias de bajos recursos, educación preescolar, mejoras en parques, centros recreativos, bibliotecas y escuelas”, detalló la doctora Hannah Lawson, del Departamento de Salud de Filadelfia.

De acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de México, tras la ampliación del impuesto especial en 2014, los mexicanos dejaron de consumir 5,1 litros de bebidas azucaradas en 2016, indicó la investigadora Arantxa Colchero.

Sin embargo, contrario a lo que ha ocurrido en Estados Unidos, aquí los recursos recaudados no son dirigidos correctamente, lamentó.

“Los recursos públicos se deberían de asegurar para proveer agua potable, prevención y atención a enfermedades crónicas, pero no se hace”, agregó.

México recaudó a través de este impuesto 23.000 millones de pesos (1.286 millones de dólares) el año pasado, un incremento del 9,1 % respecto a 2015, según cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

“El impuesto ha dejado en los tres años de su entrada en vigor un estimado de 70.000 millones de pesos (3.915 millones de dólares), pero la única inversión ha sido en bebederos en unas 11.000 escuelas”, dijo Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor.

El impuesto a las bebidas azucaradas, dijo, es una medida necesaria para combatir la obesidad y la diabetes en el mundo, pues estos productos son la principal fuente de azúcares añadidos en la dieta de muchas naciones.

“Para que el impuesto a las bebidas azucaradas sea efectivo se requiere que sea suficiente, al menos del 20 %, y que sus recursos sean destinados a la prevención y las mejoras en bienestar social de las comunidades de menores ingresos”, señaló.

De acuerdo con estimaciones del INSP, si se mantiene la tendencia a la baja en el consumo de estas bebidas, los casos de diabetes entre la población adulta pueden bajar en la próxima década entre 86.000 y 189.000.

En la actualidad, la prevalencia de obesidad y sobrepeso en adultos en México es de 72 % y de 32,9 % en los niños.

Además, nueve de cada 100 adultos mexicanos tienen diabetes, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2016.