Miembros del departamento de bomberos del Condado de Orange, junto a decenas de voluntarios, se dieron la tarea de instalar detectores de humo en un vecindario donde hace unas semanas ocurrió un incendio que dejó a una madre y a sus dos hijos sin vida.
“Fue algo muy triste”, recuerda Juana Vásquez, 35 años, refiriéndose a su joven vecina quien muriera, junto a sus dos pequeños hijos, al no haber podido escapar las llamas que les atrapaban en una habitación de su condominio localizado sobre la calle La Zanja en la ciudad de San Juan Capistrano el pasado 20 de enero.
Maricela Sánchez, de 20 años de edad, y sus dos hijos Iker y Jaiden Liborio, de 3 y 2 años respectivamente, fallecieron de quemaduras graves en hospitales locales del condado.
Posteriormente al siniestro, autoridades del departamento de bomberos confirmaron que la vivienda donde vivía Sánchez, junto a sus dos hijos y otras 14 personas más, no contaba con detectores de humo que funcionaran. De acuerdo con la ley en todo el Condado de Orange, los detectores de humo son obligatorios.
Es por accidentes como estos, que este pasado sábado 21 de febrero, se hizo un llamado a esta comunidad, donde una vez vivió Sánchez y su familia, sobre la importancia de tener estas alarmas, las cuales se asegura salvan vidas. Al final del sábado, se instalaron alrededor de 500 alarmas.
“Nuestra labor del día de hoy es en respuesta al incendió que sucedió ese enero y con esto queremos prevenir incendios en el futuro al instalar estas alarmas que quizá esta comunidad no las tenga o no les funcionen”, dijo el portavoz y capitán del Departamento de Bomberos del Condado de Orange, Mike Petro.
Entre las zonas beneficiadas para recibir detectores de humo, gratis, se encuentran Capistrano Villas 1, 2 y 3, conocidas como el vecindario de La Zanja, las cuales son áreas sumamente Hispanas.
Vásquez, quien ansiosamente esperaba a que llegaran los voluntarios a instalarle los detectores de humo en su vivienda, la cual no contaba con tan solo un detector, también se vio afectada por el fuego del 20 de enero, y al igual que otros vecinos tuvo que evacuar su hogar por varios días.
Ahora dice que debido a esta experiencia, está más consiente y asegura que toma las precauciones necesarias para evitar cualquier tipo de accidente relacionado con fuego en su hogar.
“Las alarmas te salvan, yo tenía pero las quité por ruidosas, porque eran muy exageradas, de todo sonaban. Ahora es mejor que lloren las alarmas y no yo”, agrega Vásquez.
Esa misma mañana a Silvia Rosales de 35 años de edad, esposa y madre de cinco niños y quien años atrás fuera también vecina de Sánchez, le instalaron un total de cuatro alarmas en su condominio, una en cada habitación, incluyendo el remplazo de la alarma que tenía en la cocina que ya no funcionaba.
Rosales dice que ahora toma precauciones por la seguridad de sus hijos.
“Tristemente somos desidiosos, no hacemos las cosas que tenemos que hacer, nos falta educación y desafortunadamente por eso uno anda en problemas. Tenemos que hacer un esfuerzo por vivir sanamente”, dijo Sergio Figueroa, 53 años, otro residente de esta comunidad también consternado por los hechos sucedidos en casa de la familia de Sánchez.
“Yo fui al funeral y miré a la madre y sus dos hijos en sus ataúdes. Esos niños se merecían estar vivos, fuera de sus ataúdes, jugando, no en ataúdes. Eso me dio más motivación a participar y formar programas como el que estamos activando el día de hoy, para asegurar de que esto no vuelva a suceder”, finalizó Sam Allevato, miembro del concejo de la ciudad de San Juan Capistrano.
Para recibir un detector de humo gratis, visite www.ocfa.org.