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Con canciones que alaban a los narcotraficantes más peligrosos de México, desafinado y muy acelerado, el cantante Larry Hernández deleitó a sus seguidores más fieles la noche del jueves 2 de julio durante su concierto en el Casino San Manuel de la ciudad de Highland.

Intentar encontrar una razón por la cual decenas de miles de seguidores, tanto en México como en los Estados Unidos, apoyan la carrera de “El Mayor del Cartel”, como Hernández es conocido, sería perder el tiempo. Lo cierto es que, desafiando toda lógica, Larry Hernández tiene seguidores, los cuales corearon a todo pulmón las letras de las canciones que hablan de una sociedad en crisis.

A falta de melodía en la voz, Larry Hernández optó por gritar; a falta de presencia escénica, el cantante optó por exagerar sus movimientos, saltó e intentó interpretar la letra con tanta pasión y emoción que llego al borde del ridículo.

Ataviado con pantalones de piel apretados, adornados con puntas metálicas, y un saco con las mangas al mismo estilo, Larry Hernández interpretó sus más populares canciones, entre ellas, “El Phoenix Antrax”, “El Baleado”, “La Continuación del Baleado”, y “El Ejecutor”, entre muchas otras.

Después de entonar su primera canción, Larry Hernández tomó una rosa roja y la depositó en la parte frontal media del escenario en honor a la fallecida cantante Jenni Rivera, quien ese día exacto celebraría su 46 años de vida.

El cantante también recordó a su viejo amigo y ex representante Arturo Rivera, quien falleció junto a Jenni en el trágico incidente aéreo en diciembre de 2012.

La falta de melodía en la voz de Larry Hernández fue obvia cuando intentó interpretar canciones de antaño como “El Muchacho Alegre”, “Mi Gusto Es”, y “El Sinaloense”, entre otras. Para disimular la falta de talento escénico, el cantante repartió flores e incluso poso para fotos durante todo el concierto.

Un maestro de ceremonias mermó el flujo del concierto, anunciando cada canción, e incluso promocionando los discos del cantante, lo cual fue mal visto por mucha gente al grado de que exigieron su silencio.

En el escenario, una acelerada banda emuló los pasos del cantante para intentar animar al público. Sin embargo, el acelerado ritmo, aunado al consumo desmedido de alcohol, originó varios conatos de bronca entre la multitud, poniendo en peligro la integridad física del que gusta de la música tradicional.

Decir que el concierto fue espectacular sería mentir. Decir que la noche será inolvidable también sería pecar. Después de presenciar magnos eventos en el mismo lugar, el concierto de Larry Hernández pasará a la lista del olvido.

Sin embargo, para el fanático de “El Amigo de Todos” que ha sido severamente criticado por su estilo, por sus canciones, y por su nula calidad moral detrás de los escenarios, el concierto seguramente fue todo un éxito. Si en gustos se rompen géneros, para prueba un botón: miles de personas siguen fielmente su programa de televisión Larrymania, el cual en mi muy modesta opinión es una real porquería.