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WASHINGTON.- Enfrentándose a un enemigo tenaz, el presidente Barack Obama expresó confianza el miércoles en que Estados Unidos seguirá logrando avances contra los extremistas del grupo Estado Islámico en Irak y Siria, en momentos en que la realidad parece mostrar que el conflicto se alargará y las perspectivas de éxito son limitadas.

Flanqueado en el Pentágono por los más altos mandos de las fuerzas armadas, Obama dijo sentirse alentado de ver que ha surgido un amplio consenso internacional de que este grupo extremista representa una amenaza a la seguridad del mundo. Dijo que países en todo el planeta han llegado a la conclusión de que “hay que hacer frente a su comportamiento salvaje”.

“Sigue siendo una misión difícil”, le dijo el mandatario al secretario de Defensa Chuck Hagel y a sus comandantes militares. “Como indiqué desde el principio, esto no es algo que se vaya a solucionar de la noche a la mañana”.

El hecho de que Obama, el comandante en jefe de las fuerzas armadas, haya reconocido que la realidad en el terreno es difícil hace resaltar las preocupaciones en torno a si la campaña encabezada por Estados Unidos está funcionando. El mandatario se ha comprometido tanto a destruir al Estado Islámico como a mantener a las fuerzas de infantería estadounidenses fuera de ese conflicto, dos metas que parecen contradecirse cada vez más.

Dos meses después de que Washington comenzara a lanzar ataques aéreos sobre Irak que posteriormente se extendieron a Siria, el grupo Estado Islámico está lejos de haber sido diezmado. Sigue controlando la mayor parte del territorio del que se ha apoderado en Irak y Siria, y sus combatientes parecen estar cerca de capturar el poblado estratégico de Kobani cerca de Turquía después de días de ataques encabezados por Estados Unidos.

Incluso mientras el gobierno estadounidense indicó que ha habido avances en la lucha, el Pentágono reconoció que Kobani podría caer en manos de los milicianos y dijo que el Estado Islámico podría apoderarse de territorio en otras partes. En un comunicado emitido el miércoles por la noche, el Comando Central estadounidense señaló que aparentemente una milicia curda sigue controlando la mayor parte de la ciudad y resiste frente a los extremistas.

A diferencia de Irak, donde los efectivos curdos han logrado avances modestos y Estados Unidos está ayudándoles a reconstruir sus agobiadas fuerzas armadas, hay pocas fuerzas en Siria capaces de darle la pelea al Estado Islámico en el terreno.

“No tenemos una fuerza dentro de Siria con la que podamos cooperar y trabajar en conjunto”, dijo el contraalmirante John Kirby, portavoz del Pentágono. Indicó que Estados Unidos trabaja para entrenar y armar a 5.000 combatientes sirios de oposición de tendencia moderada, pero ese esfuerzo está en las primeras etapas y se espera que se extienda durante meses.

La resistencia del grupo islámico en medio de una andanada de ataques aéreos estadounidenses y sus socios es un recordatorio notable de que una campaña militar librada desde el cielo tiene limitaciones.

En la Casa Blanca, los funcionarios reconocieron que el poder aéreo por sí solo sería insuficiente, e insinuaron que el esfuerzo para eliminar a los combatientes del Estado Islámico podría mantenerse en un patrón de simple contención hasta que surja una fuerza de combate viable a partir de la oposición siria, la cual se encuentra dividida y mal equipada.

“Existen limitaciones vinculadas con el uso exclusivo del poderío aéreo”, admitió Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca. “Esa es la situación en la que estamos operando”.