México no estuvo en la cancha, pero el grito de ¡Ehhhh… puto! volvió a las tribunas del Levi’s Stadium, y ahora con más intensidad.
La afición castigó de esta manera a los porteros Andre Blake y Dwayne Miller cada vez que ejecutaron un despeje de meta.
Cientos de aficionados que habían adquirido boletos esperaban que el Tri estuviera en la Final y no perdieron oportunidad de demostrar que el grito, considerado como homofóbico por la FIFA, es una costumbre enraizada, en la que están dispuestos a poner a prueba a cualquier autoridad deportiva.
El árbitro guatemalteco Walter López ni siquiera se inmutó ante dichas expresiones, pues aunque se escucharon en más de 5 ocasiones, nunca detuvo el partido ni mandó alguna recomendación a través del sonido local.
Ahora la vigilancia no fue tan severa como cuando estuvo el Tri en acción, pasó desapercibida por todos, incluidos los jugadores que ni siquiera se sintieron ofendidos.
En las tribunas algunos paisanos también se solidarizaron con las críticas sobre el técnico Juan Carlos Osorio, porque llevaron una pancarta y gritaron para pedir la salida del estratega del Tricolor.
