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BERLÍN.- Günter Grass, el escritor alemán galardonado con un premio Nobel de literatura que dio voz a la generación posterior a los horrores de la era nazi pero que más tarde se vio envuelto en polémica por su propio pasado durante la Segunda Guerra Mundial y su posición contraria a Israel, falleció el lunes. Tenía 87 años.

Matthias Wegner, vocero de la editorial Steidl, confirmó el deceso acontecido en un hospital de Luebeck.

Grass fue elogiado por los alemanes por ayudar a revivir su cultura tras la Segunda Guerra Mundial y dar voz y apoyo al discurso democrático en la nación de posguerra.

“Su legado literario permanecerá junto al de Goethe”, dijo la ministra de Cultura Monika Gruetters en un comunicado.

Sin embargo, Grass provocó la ira de muchos en 2006 cuando en su libro de memorias “Pelando la cebolla” reveló que durante su adolescencia sirvió en las Waffen-SS, la división de combate de la conocida organización paramilitar de Adolfo Hitler.

En 2012, Grass recibió fuertes críticas en su país y fue declarado persona non grata por Israel tras la publicación de un poema en prosa, “Lo que hay que decir”, en el que criticaba lo que describió como la hipocresía de Occidente por el programa nuclear de Israel y calificó al país de amenaza a “la ya frágil paz mundial” por su postura beligerante contra Irán.

Pocos días después de que el poema apareciera, Grass insistió que había tratado de señalar al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu y no a todo Israel, pero esto no sirvió para calmar el escándalo.

Escultor de formación, forjó su reputación literaria con “El tambor de hojalata”, publicado en 1959. Después llegaron “El gato y el ratón” y “Años de perro”, obras con las que completó lo que se conoce como la Trilogía de Danzig, en honor a su localidad de nacimiento, que es ahora la ciudad polaca de Gdansk.

Al combinar detalles naturalistas con imágenes fantásticas, la trilogía captó la reacción alemana al ascenso del nazismo, los horrores de la guerra y la culpa que atenazó al país tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Por ejemplo, en “El tambor de hojalata” sigue la vida de un chico en Danzing que se ve atrapado en el remolino político del acenso de los nazis al poder y ante esto decide no crecer. Su tambor de juguete se convierte en un símbolo de su rechazo.

Sus libros regresaron una y otra vez a Danzig, donde nació Grass el 16 de octubre de 1927, hijo de un tendero.

En su trilogía, Grass esbozó una parte de su propia experiencia en el servicio militar y su cautiverio como prisionero de guerra de los estadounidenses hasta 1946.

“El tambor de hojalata” se convirtió en un éxito de la noche a la mañana — algo que sorprendió al escritor, según contó a The Associated Press en 2009. Cuando se le preguntó por qué creía que fuera tan popular, señaló que aborda uno de los períodos más difíciles de la historia alemana centrándose en los pequeños detalles de la vida de la gente común.

Luego, bromeó: “Tal vez es porque es un buen libro”.

Cuatro décadas después de su publicación, en 1999, la Academia Sueca honró a Grass con el Premio Nobel de Literatura, elogiándolo por revivir la literatura alemana después de la era nazi.

Con “El tambor de hojalata”, dijo la Academia, “era como si la literatura alemana se hubiera concedido un nuevo comienzo tras décadas de destrucción lingüística y moral”.

“Su escritura tenía un gran significado político, especialmente en el renacimiento de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial”, dijo la ganadora del Nobel Nadine Gordimer a The Associated Press en 1999. “Nunca dejó de confrontar a los alemanes con lo que hicieron”.

Grass advirtió a sus compatriotas una y otra vez contra el racismo. Admirado por sus contemporáneos también provocó polémica por sus posiciones políticas abiertas ya que alguna vez rechazó la reunificación del país tras la caída del Muro de Berlín.

Tampoco dejó de temer que Alemania pudiera volver a la senda que la llevó al terror de la Segunda Guerra Mundial.

“No debe suceder que mis hijos o nietos tengan que sufrir el estigma de ser alemán”, dijo tras ganar el premio Nobel. “Pero estos niños que nacieron muchos años después de esos hechos también tienen su parte de responsabilidad para asegurarse de que esas cosas nunca vuelvan a suceder”.

“Sus novelas, cuentos y poemas reflejan las grandes esperanzas y los errores, temores y deseos de generaciones enteras”, dijo el presidente alemán Joachim Gauck el lunes, calificando la obra de Grass como “un espejo impresionante de nuestro país y una parte perdurable de su legado literario y artístico”.

Grass, considerado un árbitro de la moral alemana, recibió un golpe con su revelación sobre su servicio en la en la Waffen-SS en los últimos meses de la guerra.

Lo describió como un acto no heroico al combatir a las tropas soviéticas en el este de Alemania. Terminó cuando los estadounidenses lo capturaron en mayo de 1945, después de que una esquirla lo hiriera en el brazo izquierdo y le impidiera moverlo. Su división quedó rezagada ante el combate porque esperaba tanques que nunca llegaron.

En una carta escrita al alcalde de Gdansk, cuando surgieron reclamos para que le retiraran su título de ciudadano honorario, el autor insistió en que necesitó de tiempo para reflexionar sobre cómo lidiar con lo que calificó como “un episodio de mi juventud que fue breve pero tuvo un gran impactó en mí”.

Su disculpa tardía pareció ser aceptada en Polonia. Las autoridades de Gdansk planeaban poner a disposición un libro de condolencias. Lech Walesa, otro ganador del Nobel, dijo que Grass era querido en Gdansk “a pesar de que confesó su pasado nazi, un poco demasiado tarde, algo que yo también le reclamé por un tiempo”.

Las obras posteriores de Grass recibieron críticas mixtas dentro y fuera de Alemania, pues muchos cuestionaban si había perdido su capacidad incisiva para señalar críticamente el lado más oscuro de la historia alemana.

Grass recibió varios títulos honorarios, incluyendo un doctorado de Harvard en 1976.

Su secretaria Hilke Ohsoling dijo que murió rodeado de su familia tras sufrir una infección seria, según la citó la agencia alemana DPA.

De momento no se habían dado a conocer los planes para su funeral. A Grass le sobreviven cuatro hijos de su primer matrimonio con Anna Schwarz, dos hijastros de su segundo matrimonio con Ute Grunert, y dos hijos nacidos de otras parejas.