Gary Ferrer, de 28 años, es un instructor de Ballet Folklórico cuya energía transciende entre las 25 niñas que asisten a sus clases, la diferencia de Ferrer con cualquier otro instructor, es que él es invidente.
En enero del año pasado perdió la visión después de sufrir de meningitis.
“Tenía miedo, no tienes seguridad cuando solo ves sombras. Para enseñar me imaginaba que tenías que estar al 100%,” dijo.
El reverendo, Lorenzo Lebrija, de la Iglesia Episcopal St. John en San Bernardino, donde Ferrer previamente enseñaba Zumba, le había comentado si podían tener una clase para niños.
Iván Resendez, pareja de Ferrer, le dijo: “inténtalo, si no te sientes a gusto, no sigues”.
Fue así como Ferrer empezó hace 3 meses a enseñar ballet folklórico los martes, jueves y viernes.
Afirma ser estricto con sus alumnas cuyas edades oscilan entre los 4 a 12 años: “para que se muevan como es,” dijo. Además les exige puntualidad y les pide que les echen ganas, por sus padres están haciendo el esfuerzo de llevarlas.
‘Creo que me ven normal’
“Realmente creo que las niñas no se dan cuenta que no veo. Son muy niñas. Ellas se enfocan en lo que les estoy diciendo. Creo que me ven normal,” señaló.
Ferrer les habla donde cree que se encuentran sus rostros.
También se ayuda con el contraste: el piso es blanco y las faldas son negras, así sabe si están alineadas donde les dice.
“Yo escojo la música y el vestuario. Les enseño las formaciones, los pasos básicos, las coreografías. Elena Soriano me ayuda con la organización,” explicó.
Ferrer era fotógrafo e instructor de Zumba. Se inició en Ballet Folklórico cuando tenía 6 años, en su natal Zacatecas.
“El baile que más me gusta es Jalisco, por el colorido y además la música suena muy bien,” dijo.
En su época de fotógrafo trabajó con el diseñador de la fallecida cantante, Jenni Rivera, y una de sus costuras fue la encargada de elaborar los trajes de estas niñas.
El Folklórico es su premio
Isabel Madrid, es una madre de 29 años quien viaja desde Beaumont hasta San Bernardino tres veces a la semana para que su hija mayor, Sury, de 10 años pueda ser parte de este Ballet Folklórico.
Madrid afirmó que conoce a Gary desde hace tiempo en sus clases de Zumba.
“Cuando regresó ocupaba nuestro apoyo, pero además Gary regresó con mucho entusiasmo, me motivó y me hice su fan. Por eso mi hija quiso inscribirse cuando él dijo que iba a tener un grupo de folklórico,” dijo Madrid.
La pequeña se comprometió con su padre a continuar saliendo bien en sus estudios, incluso invirtió sus propios ahorros en la compra de su vestuario.
“Le encantan las clases. Para ella esas clases de folklórico son su premio,” dijo la madre quien es oriunda de Jalisco.
Ferrer tiene una lista de espera de 16 niñas, que quieren formar parte de su grupo.
“No se pueden manejar tantas niñas al mismo tiempo. Quizás abra otra clase,” dijo Ferrer.
Entre los planes está que se presenten en el Festival de las Luces de Riverside, y en el mes de febrero en Knott’s Berry Farm.
“La gente que está completamente sana con todos sus sentidos, se queja mucho. Hay tantas cosas mínimas que le molestan, cuando pierdes un sentido, esos detalles pasan a ser secundarios,” dijo Ferrer.
Este instructor pidió que no subestimen a la gente que tiene alguna discapacidad.
“Si te gusta algo, tienes que buscar la forma de hacerlo, con modificaciones, pero lo logras,” expresó.