El termómetro rebasaba los 95 grados Fahrenheit, el sol quemaba la piel; aun así, cientos de manifestantes pro-reforma migratoria marcharon por las calles de Murrieta, en el Condado de Riverside, el viernes, 1 de mayo para exigir igualdad de derechos, y alivio migratorio.
Organizada en parte por la Coalición de Justicia para Inmigrantes de Inland Empire, región conformada por los condados de San Bernardino y Riverside, así como grupos que abogan por los derechos del inmigrante, la décima anual marcha congregó alrededor de 300 personas que caminaron por las calles de Murrieta desde la alcaldía hasta el centro de detención migratorio.
Portando carteles que leían, “Reunificación de las familias”, “Ya me cansé de la injusticia”, “Dignidad y respeto a través de los barrotes”, los pacíficos manifestantes exigieron en voz alta la implementación de los alivios migratorios conocidos como DAPA y DACA, por sus siglas en inglés, así como la aprobación de una reforma migratoria inclusiva.
“Estas acciones que el presidente Barack Obama ha tomado no son suficiente protección para nuestra comunidad inmigrante indocumentada; sin embargo, son los primeros pasos en la dirección correcta. Debemos asegurarnos que DACA y DAPA sean protegidas y nuestras familias reciban los beneficios completos de estas dos acciones ejecutivas”, comentó Javier Hernández, director de la Coalición.
Actualmente, ambas acciones ejecutivas se encuentran congeladas luego de que un juez federal de Texas alegara inconstitucionalidad. Activistas alegan que ambas acciones ejecutivas podrían beneficiar a alrededor de 200,000 familias en el Inland Empire.
Los manifestantes también celebraron el fallo de la corte federal en el caso López-Venegas, el cual les brinda a aquellas personas que firmaron sus salidas voluntarias la oportunidad de regresar al país y reunificarse con sus familias, añadió Hernández.
El caso fue ganado por la Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) el verano pasado basado en testimonios de familias afectadas de la región de Inland Empire y específicamente de familias de la zona de Murrieta y Perris. ACLU sigue con la preocupación de que las autoridades policiacas de dichas ciudades continúen separando familias aun cuando califican para los alivios migratorios concedidos por Obama en 2012.
La manifestación fue completamente pacífica a pesar de que los manifestantes recibieron ofensas, insultos y comentarios de odio por parte de personas anti-inmigrantes miembros de la organización We the People Rising, con sede en Upland.
Los anti-inmigrantes catalogaron a los manifestantes de “borregos”, “ilegales”, y “criminales” mientras personas brindaban sus testimonios sobre como las autoridades migratorias habían destruido sus familias. Bajo la mirada atenta de las autoridades, ambos grupos intercambiaron palabras sin llegar a la violencia.
Con un cartel en la mano que leía “Esto termina ahora”, y “El amor gana”, Nikohl Vandel, residente de Desert Hot Springs, demostró su total apoyo a aquellos que luchan incansablemente por una reforma migratoria.
La marcha fue una de varias en todo el país como parte de la celebración del día del trabajo en la mayoría parte del mundo. En Los Ángeles, cientos de personas se manifestaron exigiendo el aumento del salario mínimo. Dichas manifestaciones también tuvieron presencia en San Bernardino, y Santa Ana en el condado de Orange.