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Una funeraria mexicana descuidadamente confundió los cuerpos de dos personas fallecidas, envíandolos a destinos y a familias equivocadas.
Una funeraria mexicana descuidadamente confundió los cuerpos de dos personas fallecidas, envíandolos a destinos y a familias equivocadas.
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La vida de dos familias mexicanas de pronto, sin proponérselo o saber de la existencia una y de la otra, se vieron cruzadas por la negligencia de una funeraria que las unió en un solo dolor al ver como sus seres queridos, ya fallecidos, en lugar de ser sepultados –uno en México y otro en Pomona, California-, iniciaron un periplo que pocos se podrían haber imaginado.

Lo que para muchos podría parecer una broma de muy mal gusto, en realidad se convirtió en un drama; lo sucedido a Irma Plascencia y a Celso Sandoval, quienes durante el mes de noviembre pasado vieron cómo fallecían por enfermedad sus dos seres queridos: el marido de Irma y el hijo de Celso.

El esposo de Irma, Israel, sufrió un paro cardiaco en su casa el diez de noviembre, sin embargo fue entregado a sus deudos hasta finales de ese mes debido a la tardanza en los trámites médicos y legales de rigor; en tanto, el hijo de Celso, Ponciano, luego de permanecer dos semanas hospitalizado falleció el 28 de noviembre; hasta este momento ninguna de las dos familias tenía ninguna relación.

Su viacrucis empezó cuando ambos coincidieron en llevar a sus familiares a la misma funeraria: Angeleno. Celso deseaba que su vástago fuera trasladado a su tierra natal, Amato Amarillo en el estado de Guerrero, México donde radican su esposa y familiares; en tanto, Irma tenía planeado enterrar a su cónyuge en un panteón de Pomona, California, ciudad donde radica con sus hijos.

Hasta ese momento todo parecía normal, sin embargo algo surgió de improvisto; un representante de la casa funeraria se comunicó con Irma para informarle que su marido había sido enviado por error a México –sin especificar el lugar-, pero que se haría todo lo necesario para su regreso lo más pronto posible, cosa que sucedió hasta el 12 de diciembre (un mes después de haber fallecido su esposo).

En tanto, Celso informó a su esposa y familiares que se prepararan para recibir el cadáver de su hijo, el cual arribó a Amato Amarillo a principios de diciembre, para recibir sepultura; en efecto llegó, se le hicieron las misas correspondientes (lo que llaman el novenario), sonaron las campanas de la iglesia y todo el pueblo acudió a su entierro; sin embargo se dio la voz de alerta: la persona que está bajo tierra no era su hijo, sino Israel, esposo de Irma, el cual realizó “su viaje” a México sin habérselo propuesto.

El drama de la familia Sandoval apenas iniciaba, con todo el dolor que ello significaba tuvieron que desenterrar nuevamente a Israel para ser trasladado a Los Ángeles, sin embargo, y como una continuación de esa mala broma, el dinero que tendría que haber enviado la funeraria para cubrir los gastos que ello significaba, pues simplemente no llegó y tras una espera de largas horas, lo tuvieron que volver a sepultar, con las amenazas de la autoridad de “no estamos jugando”, así que de no cumplir con los requisitos, se dejaría el cadáver en su lugar, provocando la angustia familiar.

Fue hasta un día después que se recibieron los recursos suficientes e Israel nuevamente fue exhumado para iniciar su retorno a Los Ángeles, y ser enterrado, por fin, en un panteón de Pomona; mientras tanto, Ponciano tuvo que esperar hasta la llegada del esposo de Irma para ser enviado a Amato Amarillo, Guerrero.

El dolor que le han causado a la familia ha sido muy grande, nos explica Arnoldo Casillas, abogado consultor del Consulado de México, quien los representa en una demanda contra la funeraria. La señora Irma se enteró de ese periplo mucho después, nunca se le informó del viacrucis por el que pasó su esposo. Asimismo, se vio en la necesidad de abrir el féretro y palpar el cadáver para confirmar plenamente que se trataba de Israel, casi un mes después de haber fallecido.

Si bien es cierto que la funeraria cubrió con todos los emolumentos, le hicieron firmar un papel en inglés con el argumento de que sólo era un recibo de los gastos realizados, sin embargo aprovechándose de su dolor y desconocimiento del idioma, dicho documento trataba de eximir a la funeraria de cualquier acción legal. La ley no obliga a este tipo de negocios a presentar sus formatos en otro idioma distinto al inglés, sin embargo nunca le advirtieron lo que estaba firmando y las consecuencias que ello podría contraer.

Por su parte, la familia Sandoval realmente vivió todo un viacrucis, comenta el abogado, ya que además de la pena de ver a su hijo morir y dejar en la orfandad a dos menores, tuvieron que enterrarlo en tres ocasiones; es decir las dos de Israel y la del propio Ponciano, lo que provocó un serio daño en el ánimo y salud de su progenitora y serias consecuencias en su padre y esposa.

Es importante, recomienda el abogado Casillas, revisar muy bien todos los documentos que se firman y, en caso de cualquier duda -sobre todo si éste se encuentra en inglés-, buscar de inmediato la ayuda de especialistas en la materia, a fin de evitar cualquier tipo de consecuencias jurídicas y morales.

Si desean hacer algún comentario al respecto, nos pueden contactar en apradillo@cimadesigns.com

Agustín E. Pradillo ha sido Consejero de Prensa en embajadas y consulados de México. Es periodista y especialista en temas de asuntos de hispanos