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 Estudiantes del condado de Orange esperan afuera del Estadio de Los Angels el lunes, 1 de junio, para celebrar Desafío Antipandillas.
Estudiantes del condado de Orange esperan afuera del Estadio de Los Angels el lunes, 1 de junio, para celebrar Desafío Antipandillas.
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No es fácil asumir un reto diciendo: “puedo hacerlo”, pero eso es exactamente lo que Kobe, un estudiante de octavo grado de Santiago Charter Middle School, se dijo cuando asumió el Desafío Antipandillas de The Angels.

“Mi meta personal es de siempre ser mejor”, dijo, sonriendo.

Kobe es uno de 1,900 estudiantes de primaria y secundaria de todo el condado de Orange que se reunieron el lunes, 1 de junio, en el Angels Stadium para celebrar las mejoras en los grados, la asistencia y el comportamiento, parte de un desafío para los estudiantes en riesgo en todo el condado.

La Asociación de reducción e intervención de pandillas del condado de Orange identifica a estudiantes en riesgo en enero, en función del rendimiento académico y ofrecen ayuda a los estudiantes para mejorar en una o más áreas.

El vicepresidente de The Angels, Tim Mead, abrió el estadio temprano para aquellos que completaron el desafío. En el interior, los estudiantes se sentaron detrás de las bancas donde escucharon palabras de ánimo de los jugadores y entrenadores, presentes y pasados, incluyendo a Kole Calhoun, Hector Santiago y Gary DiSarcina.

“Ver a 1,900 niños con los ojos bien abiertos y admirando a un jugador de las Grandes Ligas de Béisbol, el tiempo de todas las personas voluntarias que participaron, se puede dar cuenta que representa un beneficio a largo plazo para la comunidad que creo nunca podremos medir”, dijo Mead.

Los estudiantes también escucharon historias inspiradoras de los cadetes de la academia Sunburst Youth Challenge Academy, y Clay Zamperini, nieto de Louis Zamperini, el héroe de la vida real de la Segunda Guerra Mundial que inspiró la película “Unbroken”.

Los mensajes fueron simples: Nunca es demasiado tarde para cambiar; hacer lo correcto; soñar en grande; y, no permitir que nadie le diga: “no puedes hacerlo”.

Después, hubo perros calientes y un poco de béisbol.