PLACENTIA – Era algo inusual que el salón 902 estuviera cerrado cuando la escuela ya había empezado.
Pero era lunes, 2 de marzo, por la mañana y lluvia y nubes negras cubrían al Condado de Orange.
Así que los primeros estudiantes en llegar a la clase de fotografía de Jillian Jacobson en la Escuela Preparatoria El Dorado, alrededor de las 8:30 am, le pidieron a otro maestro que abriera la puerta.
Poco después de abrir la puerta, su mundo se volvería aún más oscuro.
La maestra de fotografía Jacobson – descrita como una persona extrovertida, cariñosa y de confianza para sus estudiantes – aparentemente se había quitado la vida colgándose de una soga amarrada en el techo.
Mientras los estudiantes y un maestro bajaban a Jacobson en un intento desesperado por salvar su vida, otros corrieron a la clase más cercana.
“Inmediatamente supimos que algo horrible había sucedido”, dijo la estudiante de primer año Tessa Hoover, quien estaba sentada en su clase de artes digitales.
“Nuestra maestra salió corriendo de la clase, e ingresó en la clase de al lado. Luego empezó a gritar”.
La maestra de Hoover regresó y cerró la puerta sin explicación.
“Fue impactante”, dijo Hoover.
Galletas y disfraces
Un ex estudiante describió a Jillian Jacobson (antiguamente conocida como Jillian Presbrey) como una persona juvenil y llena de vida, algunas veces más amiga que maestra.
Ella era la clase de maestra que horneaba galletas para sus estudiantes; que llegaba a la escuela en Halloween con un traje de Batman; que patinaba por la clase con pantalones cortos y tenis rosados. Ella posó en incontables ‘selfies’ con estudiantes (que usualmente eran más altos que ella) con sus peculiares anteojos, y conocida sonrisa.
Siempre esa sonrisa resplandeciente.
Jacobson cubría las paredes de su clase con fotografías y notas de sus estudiantes que le agradecían por su clase de fotografía.
En el verano, ella impartió una clase de fotografía y cerámica en un campamento de arte para niños.
“Jillian tenía un corazón tan puro”, comentó la directora de El Dorado, Carey J. Cecil. “Ella era una maestra estelar que no solamente inspiraba a los estudiantes a ser artistas, sino que también sacaba lo mejor de ellos como personas. Ellos la adoraban y ella los adoraba a ellos”.
Cuando los paramédicos ingresaron al salón 902, poco después de las 9 am, Jacobson yacía en el piso, aparentemente aún con vida.
Funcionarios de El Dorado llamaron al 911 a las 8:40 am. El teniente de policía de Placentia, Eric Point dijo que parecía que Jacobson había intentado quitarse la vida esa mañana, antes de la escuela.
Cuando los paramédicos y la policía llegaron al lugar, ella había sufrido un paro cardíaco. Aun así, los paramédicos pensaban que tenían la oportunidad de salvarla.
Ellos hicieron todo lo posible, según Point.
Alrededor de las 11 am, todos los 1,900 estudiantes fueron enviados a casa.
“Si tomas en cuenta cómo reaccionó todo mundo, con lágrimas y enfado, te darás cuenta que todos se sorprendieron al saber que era ella”, dijo el estudiante de tercer año, Leo Amaya, de 16 años y residente de Placentia que había tomado la clase de Jacobson en su primer año. “Ella no daba señales de estar deprimida o triste”.
Varios estudiantes dijeron que Jacobson constantemente aconsejaba a sus estudiantes para que no tomaran sus propias vidas porque su padre había cometido suicidio.
Los estudiantes que encontraron a Jacobson fueron inmediatamente llevados con consejeros de crisis, quienes el lunes estuvieron disponibles para escuchar a estudiantes y maestros.
Jillian Jacobson no dejó ninguna nota.
