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Las acciones policiales intensificaron la tensión y pusieron en peligro a los espectadores, momentos después de que agentes dispararon y mataron a un hombre desarmado que había huido de ellos, de acuerdo a los reclamos judiciales interpuestos en contra de la ciudad.

Ocho residentes de Anna Drive presentaron reclamos por 500,000 dólares cada uno por lesiones físicas, traumas emocionales, violación de las protecciones constitucionales contra la búsqueda e incautación irrazonable y otros daños. Los reclamos fueron presentados el viernes pasado y el martes de esta semana, dijeron funcionarios de la ciudad.

La ciudad tiene 45 días para responder formalmente, si niega los reclamos, los residentes pueden entonces demandar.

“Se revisarán seriamente todos los reclamos”, dijo el alcalde Tom Tait.

Bob Dunn, sargento del Departamento de Policía de Anaheim, dijo que no podía comentar sobre los reclamos. Los representantes de la Oficina del Fiscal de la Ciudad no respondieron a solicitudes de comentarios.

Cada uno de los reclamos describe los acontecimientos del 21 de julio, inmediatamente después de que la Policía mató a Manuel Díaz, de 25 años de edad, quien dijo que era miembro de una pandilla conocida. De acuerdo con los reclamos, los vecinos comenzaron a reunirse en la cuadra 600 de Anna Drive, preguntando por qué la policía disparó a Díaz mientras huía y por qué no recibió atención médica mientras agonizaba. El griterío comenzó cuando los vecinos pedían a los oficiales que ayudaran a Díaz.

Los agentes respondieron con órdenes “conflictivas e incoherentes”, de acuerdo con los reclamos, luego sacaron sus macanas y dispararon balas de goma y pimienta para controlar a la multitud.

“En este caso, la Policía no siguió un buen procedimiento y convirtieron una mala situación en algo peor”, dijo Dana Douglas, la abogada que representa a los ocho residentes de Anna Drive, así como a la familia de Díaz en una demanda por separado.

Algunos en la multitud respondieron lanzando piedras, dijo. Sus clientes y otros, sin embargo, no cometieron ningún crimen, dijo, y no amenazaron a la Policía.

En el momento de los disturbios, el jefe de la Policía, John Welter, dijo que los agentes dispararon balas de goma y gas pimienta contra la multitud, en respuesta a “los conocidos pandilleros” que lanzaron piedras y botellas a la Policía. Un perro policía accidentalmente se escapó de un vehículo oficial, dijo.

“Los funcionarios en esta situación no pueden retirarse”, dijo Welter en aquel momento, excusando la decisión de los oficiales de disparar contra los manifestantes. “Si hubiéramos abandonado la escena, no estaríamos haciendo nuestro trabajo”.

El martes de la semana pasada, Elizabeth Aguilar, de 19 años residente de Anna Drive, recordó vívidamente las balas de goma que la golpearon a ella y a su padre y mostró un hematoma en el brazo derecho. Ella dijo que decidió presentar el reclamo para evitar otra salida de lo que ella llamó maltrato policial.

“Si dejamos esto pasar, va a suceder de nuevo”, dijo Aguilar afuera de su apartamento.

De acuerdo con los reclamos:

Junior Lagunas fue mordido por un perro policía que se escapó, mientras trataba de proteger a su hijo que estaba en una carriola. El vio cómo a su madre la golpeaban las balas de goma y temía por la seguridad de ella.

Benjamín Ventura, un menor de edad, recibió varios disparos con balas de goma y pimienta. Sus heridas lo llevaron al Western Medical Center.

Susan López estaba caminando por la escena, mientras paseaba a su hija pequeña en una carriola. Protegió a su hija de las balas de goma y del perro policía, pero ella resultó lesionada.

José Herrera fue golpeado con balas de goma y pimienta. Bajo situaciones de estrés emocional y físico, sufrió un ataque y fue llevado al Western Medical Center.

José Jaime Aguilar-López recibió disparos de balas de goma y pimienta, eventualmente perdió el conocimiento y cayó al suelo. Cuando volvió en sí, vio cómo alcanzaban a su padre por la espalda los disparos de la Policía con balas de goma y pimienta. Cuando fue a ayudar a su padre, la Policía disparó contra él.

Yesenia Rojas fue alcanzada por las balas de goma y pimienta, mientras trataba de proteger a su hijo y a su nieto. Luego miró al perro policía y a los oficiales que empezaron a dispararles.

Yoseline Alonso, de 11 años de edad, recibió disparos con balas de goma y pimienta en la pierna, lo que la hizo caer al suelo.

Otros dos hombres presentaron reclamos contra la ciudad en agosto. Los residentes de Anaheim Víctor González y Jesús Reyna dijeron que estaban protestando por el tiroteo cuando les dispararon con balas de goma.