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LIMA.- El gobierno de Perú declaró en estado de emergencia a Juliaca, la ciudad comercial más importante del altiplano andino en la frontera con Bolivia, luego que en la noche del martes más de dos mil vecinos hartos de la delincuencia quemaron 15 burdeles clandestinos, 10 cantinas y cuatro clubes nocturnos donde consideran que los delincuentes planean los robos.

Las televisoras locales mostraron a los locales en llamas. Ahí funcionaban prostíbulos, cantinas y clubes nocturnos mientras grupos de pobladores furiosos sacaban camas, sillas, mesas, cajones de cerveza y los arrojaban a las vías para luego prenderles fuego a pocas cuadras del centro de la ciudad. No se han reportado muertos ni heridos.

“Queremos que el gobierno municipal, provincial y central detenga el avance de los asaltos, robos y también de asesinatos que sufren los comerciantes, transportistas y ciudadanos en la ciudad comercial más importante del sureste del Perú”, dijo Jorge Chávez Checa, uno de los vecinos que lideraba la protesta, a The Associated Press. “En los burdeles y los ‘night clubs’ se esconden los delincuentes y planean sus robos”, añadió.

Los pobladores exigen que el gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski lleve a otras cárceles del país a reos integrantes de bandas del crimen organizado de Lima y del norte costero del Pacífico que fueron trasladados a dos prisiones de la zona. Los vecinos afirman que los familiares de los presos llegan a visitarlos y planean robos a mano armada.

El ministro del Interior, Carlos Basombrío, afirmó en un comunicado que el estado de emergencia se extenderá por 30 días y contempla la ayuda de militares y policía en el control del orden público, así como restricciones a ciertos derechos constitucionales como la libertad de reunión, libre tránsito, libertad personal y a la inviolabilidad de domicilio.

Ernesto Quispe, un vecino, dijo por teléfono a la AP que se observó el despliegue de más de 300 soldados del Ejército que recorrieron las calles de la ciudad y luego se dirigieron al aeropuerto internacional Inca Manco Cápac de Juliaca para cuidar sus instalaciones. Y aunque grupos de policías también vigilan la ciudad de más de 273 mil habitantes, cientos de pobladores desobedecieron las prohibiciones y se reunieron en una plaza pública. “No vamos a permitir que repriman al pueblo”, dijo una vecina no identificada en voz alta.

Chávez comentó que la población ha fijado el plazo de un mes para que las autoridades municipales y el gobierno central de Lima se lleven a los delincuentes peligrosos a otras cárceles del país. “Todos aquí votamos por Kuczynski. Él dijo que iba a acabar con los delincuentes y eso no está pasando”, aseguró.

El mayor robo de los últimos tiempos de Perú ocurrió en Juliaca, cuando en 2015 delincuentes asaltaron un camión de caudales en pleno aeropuerto y robaron 122 kilos de oro valorados en seis millones de dólares.

Junto a su floreciente actividad comercial e industrial, la ciudad de Juliaca sufre problemas ligados al narcotráfico, minería ilegal de extracción de oro y contrabando. Se calcula que este último deja alrededor de 1,2 millones de dólares anuales en productos que ingresan desde Bolivia hacia todo el país, según cifras del gobierno y el gremio nacional de industriales.