Era 1988 y Cesar Chávez había entrado en su tercer ayuno público, protestando contra los efectos de los pesticidas en los trabajadores agrícolas y los niños.
La nieta de Chávez, Julie Chávez Rodríguez, tenía 10 años y en un momento escuchó a una mujer decir: “Espero que muera esta vez”.
Estaba enojada, no sólo por la mujer, sino por sí misma por no hablar. Se dirigió a su abuelo y le dijo lo que oía. Ella estaba buscando orientación. Ella se acuerda de él diciendo cómo la próxima vez ella podría responder diciendo: “Estoy seguro de que está en sus oraciones, también.”
Rodríguez contó esta historia el viernes 31 de marzo en el 18avo desayuno anual Cesar E. Chávez, de la organización Latino Network en el Marriott Hotel en Riverside.
Docenas asistieron al desayuno, incluyendo a la asambleísta Sabrina Cervantes, D-Riverside; el senador estatal Richard Roth, D-Riverside; el alcalde de Riverside Rusty Bailey; el consejero de Riverside, Andy Melendrez, y el jefe de policía de Riverside, Sergio Díaz.
“Yo llevo esa historia, porque estamos en un momento en que nuestro país parece estar más dividido, creo que es importante que encontremos esa capacidad de poder realmente vernos unos a otros y poder reconocer que el sentido de la humanidad … incluso para aquellos que pueden -por cualquier razón- tener ese nivel de ira “, dijo.
Durante el desayuno, Rodríguez recordó cuando creció entre el movimiento de trabajadores agrícolas.
Ella vendía las camisetas y pernos de la UFW a los 5 años. Recordó estampar las banderas de la UFW para las marchas. Y en lugar de asistir a ‘picnics’, bromeó, su familia llevaba a cabo protestas.
“Pensé que era una niñez normal”, dijo.
Ahora, Rodríguez está de vuelta en la ciudad como el director estatal de California para la senadora estadounidense Kamala Harris, después de trabajar en la administración de Obama como su asesora.
Rodríguez dijo que nunca se imaginó trabajar en política, pero las raíces de Obama en la organización de la comunidad la motivaron a intentarlo.
“Vi a mi abuelo en eso”, dijo.
Dijo que estar de vuelta en California es una gran oportunidad, especialmente en un momento, “cuando nuevamente nuestro país necesita un fuerte liderazgo moral con un gran carácter que nos lleve a nuestra próxima evolución como país”.
