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BARCELONA, España.- Los partidos secesionistas que están de acuerdo en que Cataluña se separe de España se preparan para unas duras negociaciones políticas encaminadas a formar una coalición de gobierno regional capaz de sacar adelante su agenda independentista, a pesar de las advertencias del gobierno central español en el sentido de que no se permitirá separación alguna.

La coalición independentista “Juntos por el sí” obtuvo 62 escaños de los 135 que conforman el Parlamento catalán, seis menos de los necesarios para tener la mayoría absoluta, por lo que se verá obligada a buscar el apoyo del partido Candidatura de Unidad Popular (CUP), independentista y de ultraizquierda, que consiguió 10 asientos. Sin embargo, CUP detesta a Artur Mas —presidente del gobierno regional y quien convocó las elecciones del domingo— por lo que ha calificado como medidas impopulares de austeridad.

Para el lunes no había reuniones programadas, pero ambas partes manifestaron que pronto comenzarían las negociaciones para formar un gobierno regional y elegir a un líder.

Los integrantes de CUP dicen que no apoyarán a nadie para encabezar al gobierno regional que esté vinculado a “recortes y corrupción”, en una clara referencia a Mas, quien impulsó medidas de austeridad durante años de dura crisis económica en España.

Aunque el líder del grupo, David Fernández, prometió que su partido ayudará a “Juntos por el sí” porque ambos grupos comparten el objetivo común de la independencia, los analistas prevén que las negociaciones serán complejas. No se prevé un nuevo gobierno sino hasta noviembre.

CUP “está en una posición difícil: apoyar a Mas antagonizaría a su base electoral, pero obligarlo a renunciar podría paralizar el proceso independentista”, opinó Antonio Barroso, analista del grupo de consultoría política Teneo Intelligence, con sede en Londres.

El lunes, Mas desestimó las sugerencias de que su liderazgo esté en duda e insistió que, en acuerdo con los partidos, tiene que ser el candidato a presidente regional. Mas afirmó que la victoria da a su grupo “nos da una enorme fuerza para tirar adelante este proyecto”.

Agregó que trabajará con CUP “para elaborar una hoja de ruta” y establecer las estructuras gubernamentales necesarias para la “desconexión legal” de España.

En tanto, los partidos que se oponen a la independencia destacaron el hecho de que los secesionistas sólo consiguieron el 48% del voto popular.

“Los independentistas ganan las elecciones y pierden su plebiscito”, proclamaba la portada de El País, el diario más vendido. “Cataluña no se quiere ir”, escribió el conservador ABC.

La amenaza de que Cataluña se separe de España ha dominado la escena política española durante el último año y ha sido una fuente constante de tensiones entre Mas y el gobierno central, dirigido por el presidente conservador Mariano Rajoy, que rechaza cualquier posibilidad de independencia catalana por considerarla inconstitucional.

Rajoy tiene que convocar elecciones generales para final de año y los sondeos apuntan a que su Partido Popular perdería la mayoría absoluta en el Congreso.

El PP sufrió un gran golpe en los comicios catalanes, en los que obtuvo sólo 11 escaños, ocho menos que en la legislatura anterior. El partido gobernante y los socialistas, que lograron 16 escaños, se vieron superados por Ciudadanos, grupo contrario a la secesión y que logró 25 puestos en la cámara, frente a los nueve que tenía antes.

Inés Arrimadas, candidata a la presidencia regional por Ciudadanos, afirmó que Mas debería dimitir porque “la mayoría de los catalanes le ha dado la espalda”.

Si bien los partidos secesionistas consiguieron más escaños, los analistas de Barclays Research informaron en una nota que no ven la secesión como el resultado más probable debido a los altos costes políticos y económicos que supondría, incluida la salida de la Unión Europea. Los analistas también esperan que la región consiga algunas concesiones del gobierno central resultante de las elecciones generales de este año.

Muchos catalanes partidarios de separarse de España afirman que la región, que supone casi una quinta parte de la producción económica española, paga demasiados impuestos y recibe menos de lo que le corresponde en inversiones del gobierno. El sentimiento independentista creció durante la crisis financiera española.

La Unión Europea se abstuvo de comentar sobre el resultado de las elecciones, diciendo que se trata de un asunto interno.

Los nuevos legisladores asumen el 27 de octubre y se prevé que el nuevo gobierno catalán quede instalado a inicios de noviembre.