Skip to content
El juez mexicano Luis Morones cata un vino durante la primera etapa de cata de vinos del municipio de Dolores Hidalgo (México).
El juez mexicano Luis Morones cata un vino durante la primera etapa de cata de vinos del municipio de Dolores Hidalgo (México).
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Dolores Hidalgo.- En el Museo del Vino de Dolores de Hidalgo, ciudad cuna de su independencia, México recibe por primera vez el Concurso Mundial de Bruselas, una vía de acceso por la puerta grande al panorama mundial para sus cada vez más selectos vinos y espirituosos.

“Nuestra idea es mostrar al mundo lo que está pasando. Vamos a sacar una foto de la realidad del sector vinícola en México”, explica el presidente del Concurso Mundial de Bruselas, Baudouin Habaux.

La primera de tres jornadas de cata se celebró el jueves a 300 kilómetros de la Ciudad de México en un antiguo hospital del siglo XIX, donde el próximo sábado concluye este capítulo mexicano del concurso.

Allí, 35 expertos (sumillers, periodistas e investigadores) procedentes de ocho países (España, Francia, Bélgica, Alemania, Japón, Rusia, Reino Unido y México) determinarán, sin saber qué botella están probando, las puntuaciones de algunas etiquetas que México produce.

El país podrá, a través de las medallas que potencialmente obtenga (plata, oro o gran oro), internacionalizar con mayor facilidad sus vinos y mezcales con un aval reconocido.

“Una medalla es dar una garantía al consumidor (…), pero una medalla es una llave también para el productor, es una herramienta de comercialización porque los productores (mexicanos) ahora no son conocidos en los mercados exteriores, pero el concurso sí”, señala Habaux.

Las tres catas incluyen 397 etiquetas, 320 vinos y 77 espirituosos producidos en tierra mexicana.

“Curiosamente no hay tantos tequilas, tenemos sotoles, bacanoras, raicillas, xtabentún (licor maya de miel), vino de miel de la huasteca veracruzana, ya que hemos logrado hacer la colección más amplia de bebidas regionales a las que estos jueces no podrían tener acceso”, explica Carlos Borboa, artífice, junto a Habaux, de la llegada del concurso a México.

Bernard Burtschy, columnista en el periódico francés Le Figaro, se sorprendió con los mezcales mexicanos.

“El mezcal es siempre fuerte, pero tiene una gran complejidad y estoy impresionado por su diversidad”, confesó a Efe Burtschy.

El concurso se basa en un exhaustivo análisis estadístico que arranca con la puntuación de los jueces.

En unas semanas se sabrá cuáles son las mejores muestras de productos originarios de 12 estados (Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro, Aguascalientes, Veracruz, Yucatán, Michoacán y Guanajuato) que están siendo catados en unas 700 copas Riedel y con temperatura controlada, entre 18 y 22 grados centígrados.

“Hacemos cata por productos en términos de procedencias, añadas y categorías particulares. Los jueces nunca saben nada de los productos que catan. En vinos solo saben la añada, si es un vino tranquilo o dulce, o si es un vino blanco tranquilo o espumante. Y de espirituosos solo saben la materia prima de la que viene”, explica Borboa.

Los jueces fueron divididos en cuatro grupos con un presidente designado por su grado de experiencia catadora.

Fernando Ballesteros, el único Master of Wine de España y maestro de viticultura y enología de la Universidad Politécnica de Madrid, asiste a la cita para dar una visión de alguien que no vive en México y dedica su vida a probar vinos del mundo.

“Estoy viendo un país totalmente nuevo para el vino, mucha experimentación, la gente tratando de encontrar el mensaje que pueden dar sus propios terruños”, describe a Efe Ballesteros.

Cada muestra catada es designada con un código único. Esto permite que los resultados y puntajes que los jueces le otorguen en México viajen a Bélgica para ser procesados por el departamento de Estadísticas de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), fundada en 1425.

La idea es que la selección mexicana del concurso tenga continuidad y que a partir de este año sea itinerante, cambiando de estado anfitrión cada edición.

La próxima cita del itinerante Concurso Mundial de Bruselas, conocido como “las Naciones Unidas de los vinos finos”, se realizará en mayo de 2018 en Haidian, Pekín (China), donde se catarán más de 9.000 muestras de vinos y espirituosos provenientes de todo el planeta.