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  • Barcos conocidos como "pangas" llenan la playa de Popotla, México,...

    Barcos conocidos como "pangas" llenan la playa de Popotla, México, un pueblo turístico cerca de Rosarito que ahora es usado por coyotes para llevar drogas y personas a Estados Unidos, por el Océano Pacífico.

  • El capitán Juan Jesús Vélázquez Pérez navega su panga de...

    El capitán Juan Jesús Vélázquez Pérez navega su panga de Popotla, México. ///ADDITIONAL INFO: NewFrontier.BajaTrip - 7/23/12 - PHOTO BY JOSHUA SUDOCK, THE ORANGE COUNTY REGISTER - Story about illegal immigrants crossing into the United States by way of the "new frontier," the high seas. Increased patrols and advances in law enforcement technology have made illegal land crossings very difficult. In response, migrants turned to small fishing vessels and began storming the beaches of San Diego. Recently, the US Coast Guard has become very efficient at intercepting panga boats inbound for San Diego, so, in response, coyotes are navigating farther out to sea and landing their passengers on beaches in Orange County, Los Angeles and as far north as Ventura County. The ocean voyages are wrought with danger. There are documented cases of engine failures at sea resulting in fights amongst passengers. In other cases, the tiny boats are being capsized by rogue waves and passengers are drowning before ever touching US soil. The Coronado Islands off the coast of Baja, Mexico have been used both as a navigational tool for smugglers and a waypoint. There have been documented cases of immigrants becoming stranded on the islands by coyotes for various reasons. The Mexican Navy claims they've always had the lookouts and the maritime patrols have stayed the same. Reports indicate that both Mexican and US maritime safety and law enforcement initiatives are increasingly intercepting panga missions, but stories of success and failure continue to pulsate through the underground immigration communities. This feature examines the panga b

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Ha pasado un mes y el costo diario para un motel y para comida amenazaban con dejar a Ariel del Valle sin dinero.

Caminaba por Tijuana, pasando la mayoría de los días aislado en un cuarto feo, viendo televisión y esperando la llamada que le diría que podía cruzar, sin documentos, a California.

Pero cuando finalmente sonó el teléfono, el hombre al otro lado de la línea le dijo que la ruta por tierra para llegar a América estaba llena de autoridades estadounidenses. Del Valle tendría que esperar más. Entonces el contrabandista le sugirió algo diferente, prometiéndole un viaje más rápido y seguro que por tierra.

“Vas a entrar como un turista”, le aseguró el hombre.

Por mar.

El viaje le costaría a Del Valle 8,500 dólares, miles más que un viaje reciente que había hecho por el desierto, entre San Diego y El Centro.

Desesperado por regresar con su familia en Huntington Beach, Del Valle aceptó la oferta del hombre. Esa noche, se subió a un barco pequeño rumbo a California.

El viaje de Del Valle, de 30 años, se convirtió en parte del fenómeno creciente de contrabando, impulsado en parte por la policía fronteriza de Estados Unidos. Mientras los oficiales federales mandaron más agentes fronterizos a la frontera y construyeron una cerca más alta, al mismo tiempo causaron que la inmigración indocumentada se trasladara hacia el océano.

Los taxistas también participan

Los taxistas que trabajan alrededor de las terminales de autobús de Tijuana buscan a las personas de afuera, dijeron los oficiales de la Patrulla Fronteriza estadounidense.

“¿Quieren un aventón al Norte?”, les preguntan a las personas los taxistas.

Los taxistas están al frente del contrabando por el mar. Saben todo de la ciudad y de sus autoridades y su rol es esencial, ya que les avisan a los contrabandistas cuándo está fuerte la ley.

Aquellos que aceptan pasar por mar son llevados a una casa en Tijuana.

Algunas organizaciones tienen cuidado para asegurarse de que se les pagará después de pasar a un indocumentado a Estados Unidos. En 2010, la Organización de Iván y Tony contactó al prometido de Marbilia, Gabriel Mejía, en Santa Ana, para asegurarse que les iba a pagar 5,000 dólares cuando llegara Mejía al condado de Orange, según un agente que trabaja con ICE y que investigó su caso.

El viaje de Mejía terminaría en la muerte de la joven madre, en Torrey Pines State Beach.

A esta organización en particular se le conocía por mantener secuestradas a personas, dijo el agente.

Desde las playas de Baja California

Los contrabandistas tienen una multitud de playas desde donde pueden salir en Baja California, a una hora de Tijuana.

La costa de 50 millas se estrecha de Ensenada a Rosarito. Los pescadores antes pescaban y entretenían a los turistas, pero luego se convirtieron en víctimas de las organizaciones de contrabando.

Hace dos años, era una cosa común ver a los contrabandistas en el pueblo pequeño de Popotla, en el área de Rosarito. Se les hacía fácil hacerse pasar por pescadores, dijo José Martín, un pescador.

Martín, de 44 años, ha vivido en el pueblo por unos cuatro años y dijo que, frecuentemente veía salir barcos llevando a personas con rumbo a Estados Unidos.

“Era un carnaval”, dijo Martín.

Gente que no era de Popotla, haciéndose pasar por pescadores, se quedaban en el pueblo por aproximadamente una semana, salían en una panga llena de personas y regresaban con un barco vacío, dijo Juan Jesús Velásquez Pérez, mejor conocido como el “Capitán Juan”. Insistió que no eran las personas locales las que hacían esto.

La red

Tradicionalmente, cada barco de contrabando es operado por unas cuatro o cinco personas que forman parte de una organización criminal.

Primero meten a las mujeres, luego a los hombres. La nave está diseñada para ocho personas. Los contrabandistas meten hasta 20 personas.

Hay un operador y alguien que vigila. También hay una persona que ayuda a reabastecer el tanque con combustible, y una guía a pie, dijeron unos oficiales de inmigración.

Los guías a pie tienen conexiones en ambos lados de la frontera y saben exactamente dónde recoger a los indocumentados, en las playas de California.

Las redes de contrabando van muy a fondo de California, extendiéndose de sus playas hasta vecindarios que quedan a minutos de Disneylandia.

Solamente la persona encargada de manejar el coche que transporta a los indocumentados sabe dónde está localizada la casa dónde se llevarán a los indocumentados.

Los indocumentados son mantenidos en la casa, hasta que un familiar llegue con dinero para asegurar su libertad.

Usualmente los familiares de los indocumentados no entregan el dinero a los contrabandistas, sino hasta que sus familiares pasan la frontera, dijeron los oficiales de inmigración.

El lado financiero del contrabando marítimo

En cualquier negocio, hay riesgos y recompensas.

En el negocio del contrabando, las personas son descritas como “loads” (cargo).

Los contrabandistas están dispuestos a llevar a cabo su labor incluso en las más traicioneras condiciones y tal vez perder unas pocas cargas, porque saben que siempre habrá otra carga que viene detrás, dijo el agente.

De los que sí logran pasar, las recompensas son grandes. Un barco que lleva a 20 personas resultaría en hasta 200,000 dólares para la red de contrabandistas.

Por ahora, los cárteles mexicanos de drogas no tienen directamente un sistema para pasar gente sin documentos por mar. Sin embargo, los contrabandistas deben pagar un honorario antes de pasar gente por su territorio, al que se le conoce como plaza, el cual es controlado por cualquier cártel que esté en poder ese día, dijo el agente. Las organizaciones de contrabando podrían pagar hasta 10,000 dólares por barco.

A los operadores de barcos que tienen éxito con pasar gente sin documentos, se les ofrece la oportunidad de pasar otro tipo de cargo, y uno que deja más dinero, la marihuana, dijeron unos oficiales de la patrulla fronteriza.

Eventualmente, los oficiales estadounidenses y mexicanos desmantelaron la organización de Ivan y Tony, según el agente que ayudó con la investigación.

“Por el dinero, están dispuestos a poner en peligro la vida de una persona”, dijo el agente acerca de los contrabandistas. “Están dispuestos a pasar por encima de las condiciones, aunque estén fuera de lo normal”.

Dice que hay muchos más allí para tomar su lugar.

Un seguimiento a las historias

Ariel del Valle

Con la ayuda de un coyote, Del Valle intentó una vez más llegar con su familia al condado de Orange. Aproximadamente un año después tuvo éxito y llegó a San Diego, después de cruzar caminando por la frontera de Tijuana, haciéndose pasar por alguien con un estatus legal.

Se mudó a Las Vegas, donde trabajó sin documentos, manejando una cadena de restaurantes recién abiertos. Del Valle hizo lo suficiente para proveer a su familia en Huntington Beach.

Desde entonces regresó al condado de Orange, pero no dijo a qué parte.

Marbilia Gabriel Mejía

El prometido de Marbilia, Leonel Tomás Vásquez, se quedó en Santa Ana después de su muerte, batallando para encontrar un equilibrio entre ser padre soltero y trabajar. En junio, después de no poder hacer ambas cosas al mismo tiempo, regresó a Cumil, Guatemala, con su hija Celina, de cinco años de edad.

Rosa Martínez Hernández

El 27 de julio, Rosa Martínez Hernández llegó al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, donde se reunió con su prima María Sánchez Hernández, de Buena Park. Los oficiales federales le están permitiendo a Hernández quedarse con su prima, mientras se decide si se puede quedar en Estados Unidos. Hernández actualmente está asistiendo a una escuela local y probablemente, ayudará a su prima a cuidar a sus dos hijos.

Lucio Hernández

Lucio Hernández dejó su trabajo en un restaurante de comida rápida en Irvine, por un trabajo de mantenimiento cerca de allí.

Sin embargo, apenas gana lo suficiente para mandarles dinero a su madre y tres hermanos después de pagar su renta, su coche y las deudas que le sobraron del viaje que hizo por el mar, hace ya más de un año.