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Jorge Ramos
Jorge Ramos
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No sé quién será el próximo presidente de México, pero sí me quisiera asegurar que, gane quien gane, no se enriquezca en la presidencia. Tenemos una larga y triste historia de ex presidentes millonarios, cuya riqueza no se explica con sus magros salarios públicos, y ya es hora de parar ese abuso.

Es increíble que sepamos, exactamente, cuánto ganó el presidente Obama el año pasado (789,674 dólares) y a cuánto asciende la fortuna del candidato republicano a la presidencia, Mitt Romney (unos 255 millones de dólares, entre inversiones y propiedades) y que no tengamos la misma información de los candidatos a la presidencia de México.

Lo mismo ocurre con los ex presidentes mexicanos. Viven como millonarios, pero la suma de sus sueldos públicos no explica sus mansiones, vuelos en jet privado y lujos. Cuando uno les pregunta a estos políticos mexicanos – y lo he hecho en varias ocasiones – ¿cuánto dinero tienen?, nunca contestan. Sólo dicen que sus ingresos fueron declarados conforme a la ley y evaden la pregunta.

Por ejemplo, cuando le pregunté al ex presidente Carlos Salinas de Gortari en el 2008 de qué vivía y si era millonario, él respondió: “Yo vivo del ingreso y el patrimonio que declaré ante la Secretaría de la Contraloría General de la Federación”.

Insistí. ¿Es millonario?

Me respondió con otra pregunta: “¿Y por qué me califica usted de esa manera sin tener una sola evidencia?” Al final, no me dijo cuánto tenía.

La idea es que el próximo presidente de México no se enriquezca en Los Pinos. Por eso, hay que saber cuánto dinero tienen ahora los candidatos a la presidencia y luego hacerles las cuentas al final del sexenio.

¿Cuánto dinero tiene?, le pregunté a los tres principales candidatos presidenciales. Estas son sus respuestas.

En el 2009 le pregunté a Enrique Peña Nieto, en esos tiempos el gobernador del estado de México, sí era millonario y tajantemente me dijo: “No”. Pero no me quiso dar ninguna cifra de su capital.

Dos años después, le hice la misma pregunta y obtuve la misma respuesta. “Mira Jorge, lo que tengo lo he hecho público”, me dijo el candidato del Partido Revolucionario Institucional. “Incluso hay una página de Internet donde, sin estar obligado, prácticamente di acceso a lo que es mi declaración patrimonial. Estoy muy claro, muy tranquilo en esta parte”.

Peña Nieto me aseguró que la suma de sus salarios públicos corresponde, más o menos, a lo que tiene en dinero y propiedades.

“¿De qué vive?”, le pregunté en el 2011 a Andrés Manuel López Obrador, el candidato del Partido de la Revolución Democrática y ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

“Yo tengo apoyo de la gente”, me dijo.

Sí, pero ¿cómo paga la renta?, insistí. ¿Cómo compra la comida?

“Hay una cuenta. Así es. Yo gano 50 mil pesos mensuales (unos 3,500 dólares). Me paga el movimiento; se llama Movimiento de Regeneración Nacional”.

Luego, López Obrador me habló de su única propiedad. “Yo no tengo más que una casa en Palenque que me dejaron mis padres. Es mi patrimonio”, me dijo. “Yo no tengo como propósito hacer dinero. Me pueden acusar de todo, pero nunca van a poder decir que soy incongruente o que soy ratero.”

Josefina Vázquez Mota, la candidata del Partido Acción Nacional (PAN), ha tenido que enfrentar durante la campaña las críticas machistas sobre su manera de vestir y hasta sobre los aretes que usa. ¿A qué candidato le preguntan sobre su corbata, anillo o reloj? Pero las cosas cambian. Ya hay más niñas que niños en las escuelas de México, me dijo, sugiriendo que ya es la hora que haya una presidenta.

Sin ser específica, me explicó de dónde salió lo que tiene. “Yo he vivido de mi trabajo, de mi esfuerzo”, me dijo en una entrevista. “Me siento orgullosa de un origen humilde que tengo y sabré ser prudente en mi desempeño”.

Como ven, no logré sacarles cifras concretas a los candidatos. Pero se saben vigilados. Ya no hay partidas secretas en la presidencia para acrecentar el patrimonio familiar, y hay una prensa que no se va a quedar callada ante nuevos abusos.

Ojalá que el nuevo presidente conozca esta frase de Benito Juárez: “Los funcionarios públicos no pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”.

(Mis entrevistas con los tres candidatos y con Salinas de Gortari se pueden ver en www.jorgeramos.com).

¿Tiene algún comentario o pregunta para Jorge Ramos? Envíe un correo electrónico a Jorge.Ramos@nytimes.com. Por favor incluya su nombre cuidad y país.

Jorge Ramos es ganador del premio Emmy, autor de nueve libros y conductor del Noticiero Univision