Tras una maratónica sesión, el Concejo Municipal de Claremont, en el condado de Los Ángeles, se declaró la madrugada del miércoles 25 de enero ciudad santuario, emulando así posturas tomadas por una larga lista de ciudades en todo el país.
Tras haber escuchado los argumentos de más de 100 residentes y miembros de la comunidad, entre ellos opositores a la inmigración ilegal, el Concejo aprobó la resolución reafirmando así su largo compromiso a la diversidad y a la protección de los derechos civiles y dignidad de toda la gente.
El voto ocurrió a la 1:00 a.m. del miércoles, seis horas y media después de haber iniciado la reunión quincenal. Tras una larga discusión y presentación de argumentos, el voto final fue de 3-1-1, con los concejales Opanyi Nasiali votando no, y Corey Calaycay absteniéndose.
Cabe señalar que Nasiali es un inmigrante de origen keniano que emigró a los Estados Unidos cuando joven con visa de estudiante. Por su parte, Calaycay es hijo de inmigrantes filipinos y cuya familia incluso estuvo dividida por diferencias de pensamientos en el tema de inmigración.
Nasiali dijo estar a favor de la acción ejecutiva DACA, la cual el nuevo presidente podría eliminar en cualquier momento; sin embargo, dijo que la resolución no resuelve el problema de la inmigración.
Nasiali exhortó a sus colegas a emular las acciones del Condado de Los Angeles para redactar una carta a las agencias federales de inmigración. Nasiali dijo no es trabajo de las ciudades ni condados enmendar las leyes migratorias.
Por su parte, Calaycay dijo que no puede tomar una decisión basado en el argumento de un pequeño sector de la población.
Antes de abstenerse, Calaycay relató como su familia ha estado en líos constantes debido a las diferentes posturas. Mientras algunos apoyan los alivios migratorios para los residentes indocumentados, otros creen que las personas deben ingresar al país de manera legal.
El apoyo
La resolución conto con el apoyo de los concejales Joe Lyons, y Larry Schroeder, así como el alcalde Sam Pedroza, quien dijo ser hijo de un hombre que constantemente quebrantó la ley. Pedroza explicó que su padre trabajaba transportando casas rodantes a la fronteras y como no contaba con documentos legales siempre reingresaba al país de manera ilegal.
“Entiendo la situación, entiendo todos los argumentos y testimonios. Esto no es para modificar las leyes federales, es para enviar un mensaje claro a las autoridades de que en Claremont respetamos los derechos y dignidad de todas las personas”, dijo Pedroza.
Para el activista Benjamín Wood, la declaración es simbólica y fue posible gracias al esfuerzo de los estudiantes y comunidad en general, quienes estarán luchando para obtener una ordenanza más fuerte.
“Los estudiantes y la comunidad de Claremont merecen un fuerte aplauso por su esfuerzo”, dijo Wood.
La ciudad de Claremont es hogar de al menos 36,000 residentes, de los cuales el 20 por ciento son de origen Latino. La pequeña ciudad es hogar también de un consorcio de 7 universidades que educan a 7,700 estudiantes y emplean a 3,600 personas, ofreciendo así una amplia variedad de intelecto, cultura y actividades sociales a la región.
Para José Calderón, profesor emérito del Colegio Pitzer, uno de los siete colegios del consorcio, la decisión representa una gran victoria para la comunidad y especialmente para los residentes que son acosados por las leyes migratorias. La decisión viene justo cuando el nuevo presidente planea implementar cambios drásticos en el tema de inmigración, lo que realza la importancia de la misma, añadió.
“Esto es una respuesta a las acciones de racismo, sexismo, homofobia y ataques hacia nuestras familias inmigrantes, nuestros estudiantes DACA, nuestros hermanos musulmanes, nuestras compañeras mujeres, y a nuestros hermanos con discapacidad física y mental. Aplaudimos la tenacidad de los activistas locales que con tanta pasión defienden a nuestra comunidad”, comentó Calderón. “Claremont ahora es un lugar seguro para toda su gente al comprometerse a no permitir redadas de inmigración y otros operativos migratorios”.
Claremont se une a la larga lista de ciudades en California que se han declarado santuarios para la comunidad inmigrante, incluyendo Pomona, Santa Ana, y La Puente, las cuales tomaron la decisión en los últimos dos meses.
El movimiento se ha expandido a todo el país, con ciudades como Nueva York, Chicago, Santa Fe, Seattle, y Newark, entre muchas otras.