Marisol Serrato y su hermano, Miguel esperaban que el anuncio de la Patrulla de Caminos de California (CHP) el 22 de mayo resolviera un agonizante misterio:
Por qué, el 10 de abril de 2014, un camión de FexEx viró sobre un divisor en la Autopista Interestatal 5 en el norte de California y chocó contra un autobús lleno de adolescentes camino a una gira universitaria, matando a la hermana gemela de Marisol, Marisa, quien era estudiante en la Escuela Preparatoria Norte Vista en Riverside, y a nueve otros.
En su lugar, la familia seguía con las mismas preguntas.
La CHP dijo en una conferencia de prensa en Hacienda Heights que aunque habían descartado intoxicación o falta de atención a causa de uso telefónico, no estaban más cerca de entender como el conductor Tim Evans perdió el control y porque no había tomado maniobras evasivas. El autobús estalló en llamas al momento del impacto. Evans fue uno de los que perdió la vida.
“Para mí, es como un año de investigación y nada”, dijo Miguel Serrato, de 24 años. “Para nosotros es como si el accidente acababa de suceder”.
“Es verdaderamente misterioso”, comentó Marisol, quien cumple 19 años el 31 de mayo. “Tuvo que cruzar el divisor central en ese momento, a esa hora particular del día, así que si no han podido encontrar una causa, creo que debe ser el destino, o el destino de Dios. Simplemente no puedo explicarlo”.
El sargento Nate Parsons, quien dirigió la investigación, dijo el viernes que el accidente ocurrió luego que el camión viró hacia el divisor central sobre la Autopista Interestatal 5 en Orland, a unas 100 millas al norte de Sacramento, y subsecuentemente ingresó en el carril contrario.
Parsons dijo que “la fatiga del conductor pudo haber sido un factor”, pero los investigadores no fueron capaces de demostrarlo. Evans se encontraba en la octava hora de su turno cuando el accidente ocurrió.
Una última especulación ofrecida por Parsons, fue que Evans pudiera haber tenido “una condición médica no determinada o no diagnosticada” que podría haber afectado su manera de conducir ese día. Pero debido a la condición del cuerpo de Evans los investigadores no pudieron estar seguros.
Sueños y corazón roto
Las gemelas eran inseparables.
Se levantaban temprano y discutían sus sueños de la noche previa, desayunaban y se dirigían a la escuela, donde cursaban su último año de preparatoria. Ellas tomaban notas mentales de lo que sucedía durante la escuela, y luego durante horas, discutían los eventos.
Luego hacían la tarea, y se motivaban para hacer su mejor esfuerzo. Después juntas leían la Biblia, la cual consideraban una guía para sus vidas.
La Universidad Humboldt State era una de varias Universidad de California, incluyendo UC Riverside, en aceptar las hermanas. Humboldt era su primera opción porque pensaban que el bosque que rodea la universidad era hermoso y que sería el escenario perfecto para las películas que pensaba firmar algún día.
“Hemos estado juntas desde el vientre”, dijo Marisol. “El lazo entre los gemelos idénticos es muy especial. No todo mundo puede entenderlo. Mi corazón estará roto hasta el día que muera”.
Entre los fallecidos se encontraba Arthur Arzola, de 26 años y un reclutador universitario residente de Rancho Cucamonga y egresado de la Universidad Estatal de San Bernardino.
“Todos los que perdieron la vida en ese autobús tenían grandes sueños”, dijo Marisol. “Era como un bus de sueños. Todo quedó destruido en ese momento”.
Ella dijo que sus padres, Marisa Gil y Roberto Serrato, han retenido abogados individualmente. Gil vive en Riverside, mientras que Marisol vive con Miguel, la esposa de Miguel, Ivette, y su padre en Mead Valley. Ellos viven en circunstancias extremadamente modestas, en una pequeña casa verde de acabado de manera en un camino sin aceras.
Miguel tuvo que dejar su empleo en una sucursal de renta de U-Haul en Temecula porque el dolor de la muerte de Marisa incrementó sus ataques de ansiedad. Él carga un frasco con píldoras en su bolsillo para tenerlos a la mano. La esposa de Miguel ayuda a mantener a la familia. Una demanda legal exitosa seguramente mejoraría su condición.
“(Marisa) nunca me será devuelta”, dijo Marisol. “Ella no tiene precio. Nunca me la pueden dar devuelta”.
Miguel dijo que pensó que una demanda contra FedEx podría hacer que la compañía repartidora de paquetes tomara más precauciones.
“Cuando veo un camión de FedEx, es como si me apretaran el corazón”.
