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Nació varon y lo llamaron Johnatan: ahora es Johana, una mujer que lucha por su destino

Johana conversa con un estudiante de CSUF sobre su experiencia de haber cambiado su sexualidad de hombre a mujer.
Johana conversa con un estudiante de CSUF sobre su experiencia de haber cambiado su sexualidad de hombre a mujer.
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Una adolescente transgénero narra en un corto documental “Convertirse en Johana” cómo se convirtió en mujer y sus dificultades en la adolescencia y juventud adulta

Johana, quien es una joven transgénero de 23 años de edad narró las odiseas y sufrimientos que debió confrontar para convertirse legalmente en una mujer latina.

Nacida en North Hollywood bajo el nombre de “Jonathan”, e hija de padre mexicano y madre guatemalteca, Johana Clearwater brindó su testimonio de vida recientemente ante decenas de estudiantes en Cal State Fullerton.

La proyección del corto documental denominado “Becoming Johana”, del cineasta Jonathan Skurnik, se sigue a una adolescente transgénero latina mientras navega por la adolescencia y la juventud adulta.

El documental narra los desafíos que esta comunidad enfrenta día a día y sobretodo en la comunidad latina donde por años ha existido un rechazo a personas que se identifican con una preferencia sexual distinta a la que dicta su anatomía.

En el cortometraje la joven se rehúsa a que su madre defina su vida y continúa su viaje hasta convertirse en Johana.

“Tenía cinco o seis años cuando me di cuenta que me estaba sintiendo que era como una hermana y no un hermano”, dijo Johana. “Yo quería jugar como ellas, vestirme como ellas, pero no sabía cómo expresarlo”.

A los 12 años, Jonathan le confesó a su madre que era “gay”.

“Le dije eso [a su madre] porque no conocía otra palabra con la que me identificara”, recuerda. “Pero por dentro eran otros mis sentimientos”.

Quería ser mujer.

Para colmo de sus propios problemas, sus padres se divorciaron. Su hermana mayor se quedó con su padre, quien se fue a vivir con otra mujer. Su hermano mayor quedó bajo custodia de la mamá, así como ella y su hermana menor.

“Me di cuenta que así haría mi vida [siendo mujer]”, dijo.  “Mi madre no entendió ni entendería lo que a mí me pasaba”

Dice que su madre era una mujer cristiana “muy cerrada”. Sus hermanos y hermanas no quieran cuidarla. La rechazaban e incluso, su hermano la agredía físicamente

Pero Johana necesitaba ayuda y buscaba a confiar en alguien como ella misma. Entró en el programa de vivienda de apoyo de transición y permanente de Penny Lane.

Este programa ofrece alojamiento para los jóvenes de 18 a 24 años, que están trabajando o en la escuela. Muchos de ellos se han emancipado de sus familias.

“Me da mucha pena y tristeza que estas personas se sientan rechazadas; a veces su mismo estilo de vida es lo que les lleva a su propia destrucción”, opinó Carlos Rincón, pastor del Centro de Vida Victoriosa de Los Ángeles. “Muchos se crean un dios a su medida, y nosotros creemos que Dios creó solamente al hombre y a la mujer, aunque Dios los ve como cualquier otra persona y quiere tratarlos con amor y compasión”.

EL ACOSO ESCOLAR CONTRA JOHANA

Antes, Johana vivía en casa de sus amigas, pero cuando regresaba a casa la golpeaban, hasta que, frente a una trabajadora social su madre le dijo directamente que no la quería más en su vida ni en su casa.

Johana tenía 15 años y terminó en una casa de acogida en Temple City, hasta que se mudó a Toluca Lake, en el Valle de San Fernando y acudió a la preparatoria Independence.

“Sufrí mucho acoso y tenía problemas con los maestros, más que con los niños; no me dejaban entrar al baño que yo quería”, recordó. “Era un problema bien grande y hasta después dejé de ir a la escuela”.

Después que su madre ya no quiso que se quedara con ella, Johana comenzó un proceso hormonal para cambiar su apariencia física.

“Es como si ella quiso liberarse de mí para siempre”, dijo. “No la odio porque ella no sabía cómo ayudarme, pero sí encontré a las personas que me ayudaron”.

Johana no quiere pensar más en la familia que la rechazó. Quiere concentrarse en sí misma, en su futuro como mujer adulta y los tiempos difíciles que enfrenta.

Tiene tres trabajos: camarera de un bar, cocinera y camarera de un café. Legalmente, gracias a un abogado todos sus documentos de identificación los tiene a nombre de Johana Clearwater.

“Estaba feliz cuando pude cambiar mi nombre”, señaló. “Ya no tenía que preocuparme cuando me llamaran por mi nombre en la escuela [Jonathan]; ahora tengo mi ID y mi sexo legal: Mujer”.

“LOS VEN COMO PERVERTIDOS O INDESEABLES”

El doctor Edgar Villamarín, psicólogo y terapeuta de matrimonios y familias dijo que en los últimos cinco años ha trabajado con un promedio de 20 jóvenes transgénero, a quienes les ayuda a que ellos “lleguen a un acuerdo consigo mismos sobre lo que son”.

“Esta comunidad [transgénero] necesita mucha ayuda”, dijo. “Pero la sociedad los ve como indeseables o pervertidos, y de por sí su vida ya es extremadamente difícil; es importante que las familias se eduquen sobre el tema y no los rechacen”.

Villamarín indicó que existen ciertas “terapias espirituales” en las que los profesionales de salud mental y la Asociación Americana de Psiquiatría está en desacuerdo cuando se trata de personas homosexuales o transgénero.

“En cierta clase de religiones se quiere convertir a etas personas en ser lo que no son”, dijo. “La iglesia católica no rechaza a los homosexuales, sino el acto [de llevar a la practica la homosexualidad] y Johana busca su propio yo como ser humano”.