Skip to content
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

El Día de San Valentín acaba de pasar y muchos de nosotros lo pasamos con nuestra media naranja y la pasamos de lo mejor. Otros se pasaron todo el día enojados por el hecho de que estaban solteros, y otros tan sólo querían que rápido fuera viernes. Cualquiera que haya sido su situación todos teníamos ciertas expectativas para ese día, esperando que por lo menos cierta parte de esas expectativa se cumpliera. Me pregunto ¿cuántos de nosotros tuvieron la suerte de que todo lo que esperaban sucediera?

Todos los días nos despertamos con ciertas expectativas para ese día. Sin importar que sea el Día de San Valentín, otro día festivo o un día normal. Y sin importar en qué situación estemos debemos tratar de aprovecharlo; despertamos, sonreímos, nos vestimos y nos sentimos bien. Salimos al mundo y se siente como si tuviéramos un día maravilloso. Sin embargo, no todos los días pueden ser exactamente como queremos que sean. Parece que simplemente no podemos tenerlo todo, pero no podemos dejar que eso nos venza.

Cuando somos niños, teníamos a nuestros padres para ayudarnos a verle lo positivo a cada día. Nuestros deseos eran sencillos, queríamos un helado, o un dulce, cosas que nuestros padres nos podían dar. Luego, mientras fuimos creciendo, las cosas que queríamos fueron cambiando y se hicieron más caras, como zapatos o ropa. Poco después de eso, comenzamos a sentir que nosotros mismos teníamos que proporcionarnos eso que queríamos y creo que esa es la edad en la comenzamos a sentirnos decepcionados, porque no siempre podemos tenerlo todo. Algunos de nosotros dependemos de amigos o seres queridos para ayudarnos a obtener ciertas cosas que queremos, pero comienzas a darte cuenta de que no puedes confiar en todos como esperabas. Y entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Darnos por vencidos? ¿O conformarnos?

Darse por vencido es fácil, de hecho. Tratar de hacer las cosas una y otra vez toma cierto compromiso. Saber qué es lo que quieres para ti y para tu vida debe ser la motivación que tú necesitas para ayudarte a salir adelante después de un mal día. Todos tenemos esos días en los que parece que nada sale bien. La diferencia es en cómo reaccionas a esos días. Puedes pensar en esos malos días, horas y horas y aún sentirte miserable, o puedes simplemente olvidarlos. Déjalo ir, y haz que el día de mañana sea mejor. Trata de nuevo y nunca te des por vencido. Tu vida debe ser algo que puedas recordar y sentirte satisfecho y feliz.

Así que nunca te conformes por menos de lo que tu crees que te mereces. Y recuerda, mientras más te aferres a los malos momentos, más pesados se volverán.