Skip to content
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Es hora de reflexionar sobre las cosas que has hecho en tu vida. Hay que darnos cuenta de las cosas que hemos logrado y de las cosas que tal vez hubieras querido lograr. Ver quién ha estado ahí apoyándote y de quién te has alejado al pasar de los años. Cuando las cosas se pusieron difíciles, ¿a quién acudiste? Cuando te dieron buenas noticias, ¿a quién fue la primera persona a quien llamaste? Muchas veces nos olvidamos del lugar de dónde venimos y de la gente que en realidad ha tenido el impacto más grande en nuestras vidas. Tal vez no lo veamos al principio, pero si nos ponemos a pensar, ¿sabemos en realidad quién nos ha formado?

En nuestras familias muchas veces no nos damos cuenta en realidad cuánto nos hemos alejado uno del otro, hasta que un día, sentados en la sala viendo televisión, nos damos cuenta que las otras personas con las que vivimos están viendo lo mismo, pero cada quien en su habitación. Algo tan sencillo como mirar televisión juntos, se ha vuelto una manera de evitar estar uno con el otro. Si te pones a pensar, las cosas no siempre han sido así. En cierto punto de nuestras vidas, nuestra parte favorita del día era acostarte en el sofá junto a tus padres y hermanos. Aunque estuvieras mirando algo que quizás no entendieras mucho. Tan sólo ser parte de un momento con tu familia era suficiente. Hoy, sin embargo, parece que las familias no sólo crecen en edad, sino que se separan.

Mientras crecemos, siempre me dije a mi misma que crecería y que sería exitosa para poder darle cosas a mi familia, que mis padres no nos pudieron dar. Siempre dije que les daría lo mejor de mi parte y nunca dejaría de hacerlo hasta el día en que me muera.

Ahora veo que eso era lo mismo que mis padres estaban tratando de hacer por mí. Los horarios de trabajo difíciles, las noches sin dormir y todos los sacrificios, todo eso sólo para que mis hermanos y yo fuéramos felices. A lo largo de mi vida nunca escuché ninguna queja, ningún reproche de parte de ninguno de mis padres, porque para ellos todo ese sacrificio valía la pena con tal de vernos felices. Es una lástima ver lo mal agradecidos que algunos de mis hermanos terminaron siendo.

En muchas familias existe ese hermano que termina siendo feliz y exitoso. Ese hermano, sin embargo, es el mismo que casi no visita, no llama y simplemente se siente como si se olvidaron de donde vinieron. Es triste, pero es la realidad.

No se dan cuenta de lo que los hizo exitosos en primer lugar y se olvidan del trabajo y de los sacrificios que sus padres hicieron para que no pasaran hambre. El techo que sus padres pusieron sobre su cabeza toda su vida, se convierte en algo que simplemente estuvo ahí, y no se dan cuenta del trabajo que sus padres pasaron para ponérselos. A veces no nos damos cuenta de todo lo que en realidad nos llevamos del lugar en donde crecimos.

Nuestras familias, no sólo nuestros padres, nos han dado mucho más de lo que podemos pagarles.

Nuestras personalidades, nuestras esperanzas, nuestros sueños y nuestros éxitos, todos fueron inspirados por los lugares en donde crecimos. Recuerda quien te formó y aprécialos, porque ya que no estén, nunca podrás hacerlo.