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    Hugo Barragán, izquierda y Claudio Romano son trabajadores de construcción que tuvieron que abandonar la industria durante la recesión, pero ya se han reanudado sus antiguos puestos de trabajo. Están trabajando en la construcción de casas en Irvine.

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    Salomón Herbert, de 33 años, de Orange, instala sistemas de calefacción y aire acondicionado en un sitio de construcción en Irvine.

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    Hugo Barragán es un trabajador que tuvo que dejar la industria y el área en busca de trabajo durante la recesión, pero ya ha vuelto a su antiguo empleo.

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La Gran Recesión convirtió a Eliut Vera en un peregrino, enviando al trabajador de construcción del Condado de Orange hasta Nueva York en busca de empleo.

“Fui lavaplatos, cocinero, trabajé en una tintorería”, dijo Vera durante un descanso en el sitio de construcción del complejo de apartamentos Park Place Michelson.

El carpintero Claudio Román terminó trabajando en una fábrica de jabón en Utah. Hugo Barragán trabajó en una fábrica de botellas plásticas en Corona.

Y el ex capataz de carpinteros, Chuck Littlepage hizo de todo – incluyendo trabajos con acero y como mil usos – apenas ganando lo suficiente para pagar la renta.

Ahora los cuatro están de vuelta en el sur de California, trabajando en sitios de construcción desde Irvine hasta Lake Elsinore mientras la industria de construcción mejora.

Los trabajos de construcción en la región fueron casi reducidos a la mitad desde su punto máximo hasta la recesión, según muestran cifras de empleo estatales.

Durante los últimos 3 años, sin embargo, los constructores inmobiliarios en la región han contratado de vuelta a más de 56,000 de los 123,000 trabajadores de construcción que perdieron sus empleos durante la recesión de construcción que duró desde el 2007 hasta el 2011.

La industria de la construcción fue el tercer sector de mayor crecimiento en el sur de California en el ciclo que terminó en abril, representando el 16 por ciento de todos los nuevos empleos en la región, según muestran cifras estatales. En el Condado de Orange, la construcción representó casi un tercio de todos los nuevos empleos.

La Asociación Nacional de Contratistas Generales de Estados Unidos reportó el mes pasado que los Condados de Los Angeles y Orange fueron la primera y tercera área metropolitana en los Estados Unidos en términos de creación de nuevos empleos de construcción.

Como resultado, un limpia autos de 39 años está de vuelta instalando alarmas contra incendios en un nuevo complejo de apartamentos en Irvine. Un superintendente de 64 años que tuvo que iniciar su propio negocio está de vuelta supervisando proyectos de construcción para una compañía en el Condado de Orange.

Y un trabajador de concreto de 45 años que tuvo varios trabajos de medio tiempo para pagar por manutención y vivienda, está de vuelta conduciendo su camión de cemento de tiempo completo.

En aumento

Los edificios se elevan. Hoteles están siendo construidos. Y las viviendas – particularmente apartamentos – aumentan en gran medida.

“Absolutamente estamos viendo un aumento este año”, comentó Mike Balsamo, director ejecutivo de la Asociación de la Industria de Construcción del Condado de Orange. “Escuchamos historias de los hombres que tenían trabajos alternos y ahora regresan para dirigir o vender”

El trabajo de construcción casi de detuvo en el 2009. Mientras los trabajos desaparecían, comentó el consultor de bienes raíces de Irvine, Walter Hahn, los empleados buscaban trabajos en lugares como Texas, Montana, Idaho y Utah “o simplemente dejaban de ser trabajadores de construcción”.

Pero el trabajo de construcción es uno de los mejores trabajos manuales.

“Tan pronto como las cosas mejoraron, muchas personas que estaban haciendo otras cosas regresaron”, comentó.

Salomon Herbert, de 33 años y residente de Orange, es uno de ellos.

Durante la explosión de vivienda, Herbert instalaba sistemas de calefacción y aire acondicionado en nuevos complejos de vivienda. Pero durante la recesión, los empleos se redujeron a menos de 14 de un número original de 120 trabajadores.

Herbert obtuvo un empleo para una firma de construcción general que trabajaba techos, demoliciones, remodelaciones y excavaciones. Su salario de redujo de 15 a 10 dólares por hora, y él se vio forzado a mudarse a un cuarto rentado poco después de vender un condominio que había comprado con su hermano.

Ahora está de vuelta en su antiguo empleo instalando ductos de aire en nuevas viviendas, y su familia nuevamente tiene su propio apartamento. “Dios provee trabajo para aquellos que creen en él”, dijo.

Búsqueda de talento

Muchos contratistas dicen no encontrar nuevamente a los mismos trabajadores. Algunos están ahora en la industria petrolera, de bodegas o conduciendo camiones y no regresaran, según observadores de la industria.

“Los ejecutivos de la industria dicen tener problemas encontrando trabajadores a causa de la larga recesión”, comentó el economista del Inland, John Husing.

La demanda de labor hace que las contrataciones sean competitivas, aumenta los salarios y los costos laborales para los empleadores.

“El tipo que ganaba 14.50 dólares por hora, ahora gana 17. Un buen artesano puede ganar hasta 25 dólares por hora”, comentó Mari Kurtz, propietaria de Cal Pac Sheet Metal en Santa Ana. “No puedes esperar pagar menos porque hay mucho trabajo”.

Los trabajadores de sindicato, como electricistas y plomeros, sin embargo, no están viendo los mismos aumentos laborales a menos que estén dispuestos a trabajar en grandes proyectos solares en el desierto, según observadores. La construcción comercial que depende más en trabajadores de sindicato sigue siendo relativamente baja.

“Vemos un aumento limitado, pero es en su mayoría en proyectos de viviendas y apartamentos”, comentó Glen Nolte, director de negocios con la Asociación de Plomeros, Instaladores de Calefacciones, Soldadores y Aprendices Unidos en Orange.

La recesión tuvo un gran efecto en muchos.

Adolfo Camacho, de 45 años y residente de Highland Park, vio cómo su horario de trabajo se reducía a tres días por semana, obligándolo a conseguir trabajo adicional – pintando, remodelando y demoliendo – para cubrir las carencias en sus ingresos.

Él y su esposa, Andrea, aun resienten sus fallidos esfuerzos para modificar la hipoteca de su vivienda.

Ellos no se enteraron que el banco la había vendido hasta cuatro semanas después que la ejecución hipotecaria había tomado lugar.

“Perdimos todo lo que teníamos en esa casa”, dijo Andrea Camacho.

Hace dos semanas, Camacho trabajaba en el proyecto de Park Place Michelson. El lunes se encontraba en otro trabajo en Colorado. Él también trabaja en proyectos comerciales en Las Vegas, el norte de California y a través de todo el sur de California.

“Cuando estas lejos de casa, todo lo que comes es basura”, dijo sobre los restaurantes de comida rápida que frecuenta. “La compañía lo requiere. Vamos de un lugar a otro”.

“Afecta mucho a la familia, especialmente a los niños”, añadió su esposa.

Sobreviviendo la recesión

El carpintero Claudio Román, de 36 años y residente de Grand Terrace, se mudó junto con su ex esposa y sus hijos a casa de unos amigos en Salt Lake City durante la recesión porque no pudieron costear la renta acá.

Él pasó dos años trabajando en una fábrica de jabón, con la mitad del sueldo de lo que ganaba en construcción. Su matrimonio no sobrevivió las dificultades.

“Muchas personas se divorciaron durante los tiempos difíciles”, dijo.

Su compañero de trabajo, Hugo Barragán, de 33 años y residente de Riverside, trabajó en una fábrica de botellas de plástico, luego en una planta de empaque de cámaras de video, ganando apenas lo suficiente para la comida y la renta, dijo.

“Vivimos con la familia y compartíamos nuestros gastos”, dijo Barragán. “Lo que gastábamos era solo en comida y renta. No salíamos de paseo a ningún lado”.

Ahora ambos trabajan para Inland Empire Framing, en proyectos a través de toda la región.

“La vida ha mejorado”, dijo Barragán. “Tengo la paz mental de saber que tengo trabajo – y dinero también”.

Chuck Littlepage, de 46 años, era capataz para un contratista de carpinteros antes de perder su empleo.

“Tuve que trabajar más”, dijo Littlepage. “Pasé de ser alguien con un salario de 1,015 dólares a la semana, a recibir solo un par de cientos de dólares por semana”.

De alguna manera se las arreglaba para reunir el dinero suficiente para la renta.

Hoy día, está de vuelta dirigiendo carpinteros, realizando trabajo de producción en viviendas en Irvine, Big Bear y Lake Elsinore.

“Trabajo por hora – no como lo hacía antes pero casi”, dijo. “Pero bueno, al menos tenemos trabajo fijo. Parece que la construcción está en aumento, y esperemos que ahora se mantenga”.