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Ayude a su hijo para que tenga una mejor transición a la hora de dormir de una cuna a una cama.
Ayude a su hijo para que tenga una mejor transición a la hora de dormir de una cuna a una cama.
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Buena parte de la vida del niño gira en torno a la adaptación a nuevas situaciones. Incluso cuando se establece una rutina, puede haber cambios y habrá que aprender nuevas destrezas. Los niños deben someterse a muchas transiciones, desde pasar del biberón a la taza, dejar de usar el chupón, los pañales o los calzoncillos de entrenamiento para ir al baño.

Una de esas transiciones es hacer el cambio de dormir en la cuna a dormir en una cama. La cuna puede ser un sitio seguro y cómodo para el niño, pero con el paso del tiempo, deja de ser el lugar idóneo para el descanso, y esto se puede manifestar de múltiples maneras, como los intentos del niño por salir subiendo por encima de la baranda. Cuando tales conductas persisten, la mayoría de los padres considera el cambio a una cama para niños pequeños, o una gemela con barandas de seguridad.

No todos los niños se sienten de la misma forma con respecto a ser “un niño o una niña grande”. A algunos les entusiasma esa posibilidad, pero a otros les provoca cierto temor. Por tanto, hay ciertas cosas que pueden hacer los padres para que el proceso sea menos complejo para los que participan en el mismo.

Hablar con el niño. Antes de comprar la cama, háblenle al niño de lo cómoda que será la nueva camita, y lo bueno que resultará que el niño deje de ser un bebé. Vayan a la tienda y vean todas las camas disponibles. Si el niño tiene un hermano o hermana mayor, dejen que pruebe la cama en que se acuesta.

Acondicionar la habitación para seguridad del niño. Es muy posible que el niño o la niña jueguen en su dormitorio, por lo que ya le habrán instalado dispositivos de seguridad. Pero para ser bien previsores, inspecciónenla nuevamente para garantizar que todos los tomacorrientes estén tapados, los muebles pesados asegurados, y los artículos que pudieran ser un peligro potencial, trasladados a otra parte de la casa.

Use la baranda de seguridad para la puerta con otro propósito. Como ya el niño tiene libertad para levantarse de su cama cuando lo desee, evite que ande por la casa en plena noche o que salga de la casa mientras todos duermen. Asegure la puerta del dormitorio con una baranda. Esto garantizará la protección del niño y les dará paz mental.

Todo a su tiempo. Es mejor no hacer el cambio sustancial del sitio donde duerme su hijo cuando están ocurriendo otros acontecimientos. El traslado a una nueva casa o la llegada de un nuevo bebé pueden ser estresantes. Espere un poco más para cambiarlo a la cama.

Mantenga la rutina actual antes de dormir. Los niños son criaturas de hábitos, y les gusta saber qué es lo que van a hacer. Por tanto, respete la misma rutina a la hora de dormir, para que todo le sea familiar. Esto puede consistir en la lectura de un cuento, cepillarse los dientes o cantar juntos una canción de cuna.

Elija el tipo de transición que funcione para la familia. Algunos padres optan por dejar la cuna armada y trasladar gradualmente al niño a la cama. Por ejemplo, los padres pueden dejar que el niño duerma la siesta en la cama y se acueste por la noche en la cuna. Aun así, algunos padres prefieren seguir el refrán “si te he visto no me acuerdo”, desarmando la cuna y haciendo que la cama sea la única opción para dormir. Evalúe la reacción del niño a la cama, y seleccione la opción que le parezca más funcional. 

Y recuerde, si la cuna sigue siendo segura y cómoda para su hijo, no hay apuro en cambiarlo a una cama. Al igual que otros acontecimientos importantes en la vida del niño, este momento debe llegar cuando el niño esté listo.

Los padres deben evitar que el niño duerma en la cama de mamá y papá. Esto crea un hábito que será difícil de romper con el paso del tiempo. Aunque las primeras noches en la nueva cama pudieran ser difíciles para el niño, poco a poco se sentirá cómodo con ese cambio.