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    Lina Licona, 16, trabaja en su velocidad en el Club de Boxeo TKO en Santa Ana.

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    El entrenador Héctor López observa la rutina de ejercicio de un par de boxeadores en el Club de Boxeo TKO en Santa Ana.

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Robbie Godínez Muñoz sabe cómo el boxeo puede cambiar una vida, dentro y fuera del cuadrilátero.

Muñoz llegó al club de boxeo TKO en Santa Ana como un adolescente hace 10 años. La meta del club era darles a los niños una alternativa a las pandillas, pero Muñoz se destacó de la mayoría de sus compañeros.

“Empecé porque quería avanzar mi carrera en el boxeo aficionado”, dijo. “Mi experiencia era un poco distinta a la de los otros niños ya que no tuve problemas con la participación de pandillas o un hogar dividido”.

En el club, sin embargo, conoció a jóvenes con vidas muy diferentes, y aprendió algunas lecciones importantes.

Después de dos décadas de servicio a los jóvenes, TKO celebró su aniversario número 20 organizando una recaudación de fondos y una subasta silenciosa el domingo 13.

Muñoz, de 27 años, se interesó en el boxeo porque su padre boxeaba como pasatiempo. Él tomó la decisión de entrenar en TKO luego que su madre leyó sobre el club en un artículo de periódico.

Aunque tenía una carrera prometedora delante de él, su búsqueda terminó luego de una operación de rodilla equivocada.

Los doctores operaron erróneamente en la rodilla sana de Muñoz, dijo, obligándolo a dejar de boxear.

“Me enseñó cómo se aprende en el boxeo, que van a haber golpes que no ves venir”, dijo. “Ésos son los que usualmente te lastiman más”.

En lugar de dejar que la terrible experiencia lo desilusionara, Muñoz dijo que aplicó las lecciones aprendidas en el cuadrilátero al salón de clase.

“Mis experiencias en el boxeo le han dado forma a la persona que soy. En el boxeo tienes que aprender a enfrentar tus miedos”, dijo.

Así como su padre tenía una conexión con el boxeo, el abuelo de Muñoz tenía vínculos con la educación. Su abuelo, Héctor Godínez, fue nombrado como el primer jefe de correos latino por el presidente John F. Kennedy. Él apoyó la educación, y la Escuela Preparatoria Godínez en Santa Ana fue nombrada en su honor.

Después de cambiar su enfoque al área académica, Muñoz se graduó de UC Irvine con una licenciatura en ciencias políticas. Ahora trabaja como mentor para niños en el Club TKO y busca ingreso en escuelas de posgrado.

“Siempre me voy a considerar voluntario en TKO”, dijo. “Me veo como una salida para que ellos exploren oportunidades futuras”.

En el comienzo

Hace 20 años, John Raya sabía que algo tenía que hacerse para resolver los problemas que estaban destruyendo a su comunidad.

En 1994, en medio de una mortal violencia de pandillas en Santa Ana, Raya abrió las puertas del club de boxeo TKO para jóvenes en riesgo. Su esperanza era que los niños se unirían a su club en lugar de las pandillas locales.

Como residente de toda la vida de Santa Ana, Raya siempre había prestado atención a lo que sucedía su comunidad. A principios de los 90s, escuchó sobre los asesinatos de pandillas y regularmente asistía a las reuniones del concejo municipal para escuchar las soluciones que estaban siendo ofrecidas.

Alrededor de 1993, una serie de treguas entre pandillas se llevaron a cabo en parques locales. Una de las quejas habituales de los pandilleros era que la ciudad no contaba con suficientes actividades positivas o salidas creativas para sus residentes.

A Raya se le ocurrió la idea de abrir un club de boxeo como una salida para la comunidad. Él llevó su plan al concejo municipal y, una vez que fue aprobado, buscó el lugar adecuado.

Con su experiencia en construcción, Raya encontró a otros contratistas que estaban dispuestos a donar su tiempo y materiales.

El edificio que se convertiría en el club de boxeo TKO era una iglesia que iba a ser demolida.

Raya dijo que fue capaz de rehabilitar el edificio. El club permaneció en la antigua iglesia por cinco o seis años, según Raya, antes de mudarse al bloque 726 de la Calle South Center.

Una vez que el club estaba listo, dijo Raya, los niños empezaron a llegar. Él comparó la experiencia con la icónica escena de la película “Field of Dreams” de 1989.

“Si lo construyes, ellos llegarán”, dijo.

Raya estima que de 200 a 250 niños participan anualmente en el programa.

Él dijo que algunos de los momentos más gratificantes en el Club TKO llegan cuando padres y maestros le dicen que el programa ha tenido un impacto positivo en sus niños.

“No es diferente a la forma en que los niños se sienten atraídos a las pandillas”, dijo. “Realmente no puedes cambiar esos impulsos, todo lo que puedes hacer es cambiar la dirección en la que avanzan”.

Mary Lara, directora del club TKO, cree que el éxito de la organización se debe a los exalumnos que regresan al programa.

“Tenemos gente joven que regresan a ayudar con el entrenamiento… Y en turno ayudan a otros jóvenes”, dijo.

Muñoz dijo que los entrenadores tienen un papel muy importante.

“Nuestros entrenadores siempre se enfocan en las habilidades y fortalezas de los jóvenes”, dijo. “Porque si puedes sobresaltar la fuerza de un individuo, es allí cuando los ayudas a que se den cuenta de su potencial”.

La beca Carlson, nombrada en honor a un longevo partidario del club que murió de cáncer hace varios años, también ayuda a los jóvenes a desarrollar su potencial. El domingo, Norma Nava recibirá una beca de mil dólares y la usará para sus estudios en la Universidad Comunitaria Orange Coast.

Los organizadores esperan recaudar 10,000 dólares para financiar más becas, según Lara, y enviar a miembros del club a un torneo.