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    El Concejo de la Ciudad de San Bernardino escucha a residentes durante el espacio de foro público el miércoles, 18 de julio, 2012. Esa misma noche el concejo votó para declararse en bancarrota.

  • James Penman, abogado de la Ciudad de San Bernardino, habla...

    James Penman, abogado de la Ciudad de San Bernardino, habla sobre la necesidad de buscar la protección de Capítulo 9, el miércoles, 18 de julio, 2012.

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SAN BERNARDINO – El miércoles, 18 de julio del 2012 miembros del concejo de la ciudad de San Bernardino votaron para finalmente declararse en bancarrota.

Esto contribuyó a la ansiedad de los residentes, mientras que a la vez aumentaron sus dudas, especialmente entre los dueños de propiedades.

Ahora que la ciudad está en bancarrota, ¿Sería mejor mudarse a otra ciudad? ¿Es conveniente poner en venta propiedades? ¿Qué deben hacer los residentes para enfrentar el problema?

Denise Zapata, propietaria de la firma Zapata Private Wealth Management, con sede en Redlands, instó a la comunidad a no recurrir a decisiones apresuradas y a informarse para decidir responsablemente.

“La bancarrota es parte de la solución. Solamente se solicita cuando las deudas no pueden ser pagadas y debe ser el último recurso”, comentó Zapata. “No es conveniente asustarse y correr de la ciudad, lo que ahora hay que hacer es esperar hasta que los precios de las casas eleven y la economía local se restablezca. La economía es un ciclo y tarde que temprano mejora”.

Zapata agregó que por ahora los residentes que pueden votar ejerzan el derecho para poder elegir a líderes capaces de generar empleos y con experiencia en el ramo de la economía para evitar futuras deudas.

“No se llega a la bancarrota de la nada, ocurre paulatinamente. La crisis económica en San Bernardino mermará pero sólo si la ciudad puede atraer compañías que ofrezcan empleos con salarios adecuados. Eso será difícil ya que la reputación ha sido dañada pero si la gente actúa responsablemente pueden elegir a personas capaces de brindarle un futuro mejor a los niños”, dijo Zapata.

La preocupación es latente ya que entre los planes de la ciudad para reorganizar la economía local está recurrir al dominio eminente, el cual le permite al gobierno local apoderarse de propiedades del sector privado siempre y cuando sea para beneficio de la localidad.

La idea es sencilla. La ciudad utiliza el dominio eminente para apoderarse de las hipotecas consideradas bajo el agua a un gran descuento, las avala al valor justo y luego crea una nueva hipoteca a una entidad mucho menor al pago mensual principal.

Según datos de RealtyTrac, una empresa nacional que vigila el índice de embargos hipotecarios, la ciudad de San Bernardino tenía en mayo y junio pasado el tercer nivel más elevado de juicios hipotecarios en California con ciudades por encima de los 200 mil residentes.

Cuando las casas encaran embargos hipotecarios, los dueños por lo regular cesan de pagar la mensualidad y los impuestos, lo que genera un problema fiscal para los gobiernos locales quienes dependen de estos ingresos para poder operar, comentó Daren Blomquist, vise presidente de la compañía en un comunicado.

En efecto, según documentos oficiales la ciudad de San Bernardino experimento una reducción de entre 10 y 16 millones de dólares en impuestos sobre propiedades y venta desde que inició la recesión en 2008. En ese entonces, los impuestos de la ciudad del fondo general eran de $133 millones. Hoy en día, la ciudad encara un déficit de $45 millones.

“Desde luego que los afectados serán los empleados de la ciudad pero también habrán segundos y terceros afectados. Lo que hay que recordar es que hay que mirar hacia el futuro y trabajar junto a los líderes. El daño ya está ocasionado ahora hay que solucionarlo. No es el fin del mundo”, dijo Zapata.

Mientras la solicitud no se haga oficial, la situación empeorará, dijeron líderes el lunes 16 por la noche durante una reunión especial. Según Andrea Travis-Miller, administradora interna, la ciudad no tiene dinero suficiente para solventar los pagos de empleados de agosto 15, las tarjetas de crédito han sido canceladas y los adeudos demandan pago en efectivo. Por si fuera poco, 25 empleados sometieron su solicitud de jubilación, aumentando los gastos, dijo Travis-Miller.

Barbará Babcock, residente de San Bernardino por varias décadas, indicó sentirse triste con la situación pero culpo a los líderes por ignorar las señales en años anteriores.

“Todo esto pudo haberse evitado si los políticos hubieran gobernado responsablemente. Ahora no podemos ni pagar por servicios de seguridad”, dijo Babcock.

El reconocido economista Jed Kolko, director asociado con el Instituto de Política Pública de California, escribió en su columna semanal que recibir la aprobación de bancarrota de una corte es difícil y que casi nunca ocurre porque es difícil convencer a un juez ya que las ciudades tienen el poder de ejercer impuestos. Kolko añadió que de ocurrir, los más afectados serán los empleados de la ciudad ya que la municipalidad pudiera reestructurar los programas de pensión y paquetes de beneficio para ahorrar dinero.

“La bancarrota no ocasiona la desaparición de servicios sociales. Es casi probable que los peores recortes ya pasaron al momento de solicitar la bancarrota. La bancarrota significa que la ciudad tiene ahora la oportunidad de poner sus finanzas en orden”, indicó Kolko.

Nota del editor: Por favor visite www.laprensaenlinea.com para informes actualizados sobre el proceso de bancarrota que enfrenta la Ciudad de San Bernardino.