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La relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad, la diabetes y las caries está bien establecida. Las personas que beben una o dos latas de bebidas azucaradas por día tienen un riesgo 26 por ciento mayor de desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
La relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad, la diabetes y las caries está bien establecida. Las personas que beben una o dos latas de bebidas azucaradas por día tienen un riesgo 26 por ciento mayor de desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
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Asian Health Services, un centro comunitario de salud en el ruidoso barrio chino de Oakland, recibe cerca de 6.000 pacientes dentales al año. Otros cientos están en lista de espera.

‘Simplemente no podemos cumplir con la demanda”, dijo el doctor Huong Le, director de servicios dentales del centro.

Pero ahora que los votantes han aprobado el impuesto a las sodas en Oakland, Albany y San Francisco, Le y otros proveedores de salud en el área de la Bahía están mirando hacia millones de dólares en ganancias que podrían ayudar a más pacientes a prevenir la obesidad y las caries.

El área de la Bahía de San Francisco está tratando de liderar el camino para usar bien las ganancias del impuesto a las sodas, y ciudades alrededor del país lo están mirando de cerca. Algunas están considerando establecer estos impuestos.

“Los impuestos a las sodas se van a extender como un incendio forestal”, dijo Harold Goldstein, director ejecutivo de Public Health Advocates, una organización sin fines de lucro con sede en Davis.

La ciudad de Berkeley, también en el condado de Aladema, fue la primera en aprobar este tipo de impuesto en 2014.

En San Francisco, se espera que el impuesto, que entra en vigor el 1 de enero de 2018, recaude hasta $15 millones anualmente. En la más pequeña ciudad de Albany, el impuesto entró en efecto de inmediato y se proyecta que recaude $223.000 cada año. En Oakland, se prevé que el impuesto de un centavo por onza sobre la distribución de bebidas azucaradas aportará hasta $8 millones cada año, algunos de los cuales se utilizarán para programas de educación sanitaria y prevención en las escuelas y en la comunidad. Este impuesto entra en vigor en julio.

“Sentimos que esto era muy importante debido a las necesidades dentales que vemos en nuestra población de pacientes”, dijo Le. “Sabemos que hay un fuerte vínculo entre las caries y las bebidas azucaradas”.

La relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad, la diabetes y las caries está bien establecida. Las personas que beben una o dos latas de bebidas azucaradas por día tienen un riesgo 26 por ciento mayor de desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard.

Otro estudio halló que, por cada soda de 12 onzas consumida por un niño a diario, su probabilidad de convertirse en obeso aumentó en un 60 por ciento. Según un estudio de 2009, la soda también se ha relacionado con la erosión dental que puede conducir a las caries. Las fuentes más frecuentes de ácidos erosivos son los refrescos como la cola, según el estudio.

En otro estudio de este año, una comisión supervisora criticó el programa dental del estado para los pobres, encontrando que California está viendo una “epidemia de enfermedad en los dientes en la cual millones de niños pequeños tienen la boca llena de caries, y niños y adultos están plagados de dolor de muelas”. Esto se agrava cuando las familias luchan por conseguir una cita con un dentista, dice el informe.

En Oakland y el resto del condado de Alameda en el que se encuentra, un tercio de los niños consumen una o más bebidas azucaradas al día.

El Concejo de la ciudad de Oakland establecerá un comité consultivo de la comunidad para supervisar la distribución de los ingresos del impuesto a las sodas, y los defensores de salud locales quieren cerciorarse de que estén bien representados, dijo Le.

Goldstein dijo que el hecho de que en las tres ciudades del área de la bahía se hayan aprobado las medidas por un margen notable – en Oakland el impuesto fue aprobado con el 61 por ciento de los votos – muestra que los californianos comprendieron los efectos nocivos que tienen las bebidas azucaradas.

Los impuestos a las sodas, dijo, son significativos porque recaudan dinero para ser utilizado en la lucha contra la obesidad y otras enfermedades crónicas, y reducen el consumo de bebidas azucaradas.

En los barrios de bajos ingresos de Berkeley, también en el condado de Alameda, el consumo de refrescos y otras bebidas endulzadas disminuyó un 21 por ciento en los meses posteriores a que se comenzara a recaudar el impuesto, en 2014, según un estudio de la UC Berkeley.

El estudio también mostró un aumento del 63 por ciento en el consumo de agua embotellada o de grifo. No está claro si estos resultados se deben a los mayores precios al por menor de las bebidas azucaradas o a una mayor concientización sobre los efectos en la salud asociados con estas bebidas, señala el estudio.

Goldstein dijo que se pueden esperar resultados similares en Oakland, San Francisco y Albany, así como en Boulder, Colorado, en donde los votantes también aprobaron un impuesto similar en noviembre. Esto eleva el número total de ciudades con impuestos a las sodas a seis, con Philadelphia, que aprobó un impuesto de 1.5 centavos por onza en junio.

La American Beverage Association, que ha presionado fuertemente contra los impuestos a las sodas en todo el país, no ve un movimiento. La portavoz Lauren Kane dijo que desde 2008 se han rechazado 43 propuestas de impuestos a las sodas.

La asociación seguirá centrándose en la reducción de las calorías y el azúcar en las bebidas, dijo Kane. Estos impuestos, agregó, son sólo una solución superficial para el problema nacional más grande de la obesidad.

Pero son un comienzo, dijo Elizabeth Bautista, educadora de salud en La Clínica, un centro de salud en el vecindario de Fruitvale en Oakland, hogar de la población latina más grande de la ciudad.

Bautista y 15 educadoras de salud voluntarias conocidas como promotoras involucraron a su comunidad en la discusión sobre el impuesto a las sodas yendo de puerta en puerta y haciendo cientos de llamadas a los votantes registrados.

El reto ahora, dijo Bautista, es seguir motivando a la gente a elegir alternativas a las bebidas azucaradas.

Las promotoras a menudo comparten historias de lo que ven en la calle: niños pequeños con sodas en sus biberones, y familias que salen de tiendas de “todo por un dólar” con bolsas de supermercado llenas de jugos y bebidas deportivas.

“Es un problema serio en nuestra comunidad, y hay tanta desinformación flotando en el aire”, dijo Bautista. A menudo escucha de las familias que los refrescos con sabor a fruta no son tan dañinos como los refrescos oscuros. “Eso por supuesto no es cierto; ese es un mito que tenemos que desterrar”, dijo.

María Reyes, una de las promotoras, dijo que la clínica está comenzando a ofrecer clases adicionales de nutrición y actividad física, una clase de cocina saludable, por ejemplo, que se espera sea de gran interés. Éstos son el tipo de actividades que podrían ampliarse con los fondos de impuestos a las sodas, dijo.

Reyes cree que los defensores del impuesto a las sodas en Oakland aprendieron mucho de las batallas perdidas en otras ciudades de California, como Richmond y El Monte, donde los votantes rechazaron los impuestos a las sodas en 2012.

“Aprendimos que necesitábamos una coalición y que necesitábamos enfocar la discusión en la diabetes y la prevención de la obesidad”, dijo Reyes.

Las promotoras dicen que ahora saben de grupos comunitarios en las ciudades de Contra Costa interesados en seguir sus pasos.

“Esta es una gran victoria”, dijo Reyes. “Una vez que comencemos a ver resultados, creo que más ciudades se unirán a nosotros”.


Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorialmente independiente de la Kaiser Family Foundation.