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‘No sé dónde está enterrado’: Investigan si cementerio de Corona revendió terrenos con restos humanos

Funcionarios locales y familiares han dicho que durante años partes del cementerio, que contenían tumbas históricas, pudieron ser vendidas en la década de 1980. En ese terreno se colocaron depósitos de almacenamiento, un vivero y hasta un complejo de apartamentos.
Funcionarios locales y familiares han dicho que durante años partes del cementerio, que contenían tumbas históricas, pudieron ser vendidas en la década de 1980. En ese terreno se colocaron depósitos de almacenamiento, un vivero y hasta un complejo de apartamentos.
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Epamuseno ‘Tony’ Ramírez, no tenía manera de saber que una cruz de cemento que hizo en 1926, iba a desempeñar un papel importante en un caso judicial contra los operadores del cementerio, donde una vez colocó esa cruz.

Ramírez sólo sabía que él y su esposa Mercedes, no podían comprar una lápida para su hija Elisa, una niña que enterraron en los terrenos del Sunnyslope Cementery’s Potter’s de Corona, después que muriera de difteria.

La cruz de cemento y tubos de metal estaba ahí 80 años después, cuando la hermana menor de Elisa, Eva Ramírez Mejía, visitó la tumba en 2006.

Sin embargo, en el 2014, Eva vivó momentos de angustia al no poder encontrar ningún rastro de esa cruz en este cementerio histórico.  Ese camposanto que desde 1890 hasta 1941 sirvió de última morada para indigentes, personas pobres, indígenas nativos o inmigrantes latinos y chinos.

Eva lloró amargamente mientras se acercaba al árbol donde una vez estuvo esa cruz.

“¿Quién se la había podido llevar?”, se preguntaba esta residente de Corona, de 90 años.

Hallazgo

Un año y medio después obtuvo su respuesta cuando un investigador del cementerio y de la oficina funeraria del estado, encontró esa cruz en una bodega del cementerio.

El 25 de abril, el detective de Corona, Frank Zellers, presentó esa cruz como posible evidencia para una orden de allanamiento contra los operadores del cementerio por posibles delitos graves que abarcan la destrucción o remoción de marcadores de tumba.

Otro posible cargo sería al mutilar, desenterrar o quitar restos humanos sin autoridad legal.

Los familiares de los enterrados en ese cementerio están celebrando la investigación.

El detective Zellers cree que también hay que investigar qué pasó con al menos 853 personas que habían sido enterradas en el área de los pobres de ese camposanto, después de que se encontraran restos humanos dentro de un ataúd el pasado 26 de abril. Esto muy cerca de un área que se vendió a una mezquita local.

Hasta la fecha no se han presentado cargos, ni se han realizado arrestos.

El abogado de los operadores de cementerios, Jesse Marr, ha dicho que están cooperando con la investigación, pero dijo que no harán otros comentarios.

Venta de tierras

Funcionarios locales y familiares han dicho que durante años partes del cementerio, que contenían tumbas históricas, pudieron ser vendidas en la década de 1980. En ese terreno se colocaron depósitos de almacenamiento, un vivero y hasta un complejo de apartamentos.

Este cementerio ha sido investigado dos veces por autoridades estatales en 1994 y 2015, pero nunca se presentaron cargos

En la investigación de 1994, investigadores estatales, asistidos por la Oficina del Sheriff del Condado de Riverside, encontraron desajustes subterráneos, que indicaban posible presencia de tumbas.

Dos grandes jurados en los años 2015 y 2016, también habían realizado investigaciones.

Demanda colectiva

Ramírez Mejía y su hijo Art Mejía junto a otras 13 personas, presentaron una demanda colectiva solicitando $5 millones en compensación a los operadores del cementerio, porque consideran que removieron los marcadores para encubrir las tumbas y poder así vender más parcelas para entierros, lo que calificaron de inconsiderado.

Los Mejías han querido que se haga una investigación en el cementerio, para las familias que tienen parientes enterrados allí.

“Es algo que está quemando a mi madre por dentro y que podría tener algún tipo de solución”, dijo Art Mejía.

Mejía afirmó estar enfadado por lo que pasó con la tumba de su tía. Él mantiene a la gente informada de los nuevos desarrollos en este caso, a través de correos electrónicos y redes sociales.

“Quiero gritar en voz alta, para que todos los que tienen familiares enterrados allí, sepan lo que está pasando,” dijo.

No saben dónde está enterrado

Lola (Cervantes) Varela, cuyo hermano menor, Larry Cervantes nació muerto en 1932, fue enterrado en esa parte del cementerio.

Varela expresó que está contenta de escuchar que funcionarios hayan iniciado una investigación criminal.

“Me alegro que alguien finalmente esté haciendo algo al respecto. De esa manera, tal vez se prevenga que otra persona realice lo mismo,” dijo.

La pequeña cruz de madera de su hermano, se deterioró hace décadas y ahora la familia no tiene manera de saber dónde está enterrado su hermano para llevarle flores.

Valera además agregó que los operadores de cementerios se equivocaron al ofrecer la venta de tierras, donde se encontraron restos humanos el 26 de abril.

“Es un ser humano que fue enterrado allí”, dijo.

Terreno “virgen”

El primer alcalde latino de Corona, David Félix, de 81 años, estuvo con su primo Arnulfo Felix, de 89 años, en los terrenos del cementerio.

El primo señaló hacia donde estaba Juan ‘John’ Felix, su abuelo y bisabuelo del alcalde, quien fue enterrado a la izquierda de un árbol, exactamente a 75 pies de la cerca trasera, aparentemente fue parte de la tierra que fue ofrecida a la venta a la Sociedad Islámica de Corona -Norco.

Un funcionario de dicha Sociedad Islámica mencionó que se les dijo que la tierra era “virgen”.

Don Williamson, comisionado histórico del Condado de Riverside, investigó los registros de los cementerios, documentó las prácticas de los cementerios y pidió que se abra una investigación.

Los residentes de la ciudad han expresado que los restos que originalmente fueron enterrados en los terrenos de los pobres en dicho cementerio, fueron vendidos en la década de 1980.

El ex operador del cementerio, Larry Key, dijo que los registros de entierros estaban incompletos, y por lo tanto, los actuales operadores no podían realizar más entierros en esa área del cementerio.

Williamson también indicó que los nuevos operadores ignoraron las peticiones de los residentes, y una investigación estatal realizada en 1994 que utilizó un radar, mostraba perturbaciones subterráneas que podrían consistir en las tumbas, en el área que ahora es un vivero.

Los operadores también terminaron las relaciones con los miembros de la comunidad, incluyendo una preparatoria y los Boy Scouts que cuidaron esos terrenos del cementerio, dejando que la propiedad se convirtiera demasiado grande, y dada la apariencia, nadie se preocuparía por ella, agregó.

Ramírez Mejía cree que los operadores “esperaban a que la gente muriera y se olvide todo esto”.