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El ataque cerebral es la quinta causa de discapacidad a nivel nacional.
El ataque cerebral es la quinta causa de discapacidad a nivel nacional.
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Belinda De la Rosa iba camino a una cita con un médico porque pensaba que tenía codo de tenista (epicondilitis). Llevaba días con un dolor persistente en el brazo izquierdo.

Iba pasando por un hospital, ese día en 1997, cuando el dolor se convirtió en un entumecimiento que se le trasladó del brazo izquierdo a su cuello y cara, un síntoma clásico de ataque cerebral. Fue directamente a la sala de emergencia.

Las pruebas que le hicieron mostraron que De La Rosa, quien tenía 41 años de edad, estaba teniendo un ataque cerebral isquémico causado por un coágulo. Los médicos descubrieron que sufría de síndrome antifosfolípido, una condición de deficiencia autoinmune que puede causar que el cuerpo forme coágulos. Hasta entonces, no se le había diagnosticado.

Para prevenir otro ataque cerebral, empezó a tomar un anticoagulante y un medicamento para controlar la presión arterial alta, una condición que tampoco se le había sido diagnosticada. Luchó meses con la debilidad que sentía en el lado izquierdo de su cuerpo, que la obligaba a arrastrar su pierna cuando caminaba, y tenía la cara ligeramente caída.

Sus hijos tenían 5 y 12 años, y De La Rosa se dedicó de lleno a cuidarlos para distraerse del trauma de la experiencia.

“Tenía tanta ansiedad”, recordó. “Me despertaba gritando, ‘no quiero morir’”.

El ataque cerebral es la quinta causa de discapacidad a nivel nacional. Según un informe reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, a pesar de que el índice de mortalidad por ataque cerebral en adultos estadounidenses disminuyó por un 38% entre 2000 y 2015, el ritmo disminuyó o se revirtió en la mayoría de estados entre 2013 y 2015.

Las conclusiones del informe indican que los estadounidenses de raza negra son los que más probabilidad tienen de morir por un ataque cerebral, pero entre los hispanos, los índices de mortalidad por ataque cerebral aumentaron 5.8% cada año entre 2013 y 2015.

Según los CDC, la mayoría de los casi 800,000 ataques cerebrales al año se pueden prevenir cambiando los hábitos de vida.

Mitchell S. V. Elkind, M.D., un profesor de neurología y epidemiología en la Universidad de Columbia, dijo que el aumento en los índices de mortalidad, apuntan a la importancia de crear más conciencia sobre los riesgos del ataque cerebral. Dijo que también indican que se deben considerar otros factores que pueden impactar, como por ejemplo el acceso a cuidados de salud o alimentos saludables.

“Si las personas no pueden obtener el medicamento o tienen dificultades económicas y no pueden hacer ejercicio o comprar comidas saludables, eso aumentará sus riesgos”, dijo Elkind, quien es el presidente de la American Stroke Association. “Es un problema multi-dimensional y todas estas cosas están enlazadas con factores socioeconómicos”.

Elkind dijo que se necesitan mejores iniciativas de concientización en la comunidad hispana que toman en cuenta las diferencias culturales y regionales.

En algunas áreas urbanas, por ejemplo, es difícil encontrar frutas y verduras de buena calidad. Pero las bebidas con azúcar agregada y comidas fritas y con un alto contenido de sodio son fáciles de encontrar. La familia, la comunidad en general y los grupos religiosos pueden jugar un papel importante en la salud, particularmente para los inmigrantes recién llegados, comentó.

“Puede ser difícil crear un vínculo entre la comunidad médica y la comunidad inmigrante”, dijo Elkind. “Tenemos que identificar a individuos en la comunidad que pueden ser promotores de hábitos saludables en la comunidad”.

De La Rosa tiene ahora 61 años y vive en Victoria, Texas. Después de recibir tratamiento para cáncer del colon en 2006, cambió radicalmente su dieta. Limita la carne roja que come, cocina los platillos tradicionales mexicanos de forma más saludable, y ya no toma bebidas con azúcar agregada. En lugar de té, por ejemplo, toma agua.

De La Rosa tuvo otro ataque cerebral en abril – 19 años después del primero. Su médico le cambió los medicamentos y ella modificó su dieta aún más, y le agregó más verduras verdes y redujo su consumo de sodio.

También empezó hacer más ejercicio, y usa un medidor de actividad física para lograr por lo menos 10,000 pasos diarios.

“No tiene uno que mal matarse con los ejercicios de cardio, pero se debe hacer algo para ser activo”, dijo De La Rosa, quien fue nominada por su hijo Michael para el premio Héroe de Stroke de la American Stroke Association.

“[La fe] es lo que me motiva a seguir adelante”, dijo. “Mantén siempre la cabeza levantada y mantente positivo. Con la gracia de Dios, estarás bien. Quizás no físicamente, pero mentalmente”.