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BALTIYSK, Rusia.- Unos 40 millones de rusos participaron en simulacros de defensa civil en octubre, la cifra más grande desde la caída de la Unión Soviética. Los medios estatales transmitieron imágenes perfectamente reconocibles propias de la era soviética, con niños que se colocan máscaras antigás, y exhortaciones a buscar el refugio antiaéreo más próximo “antes de que sea tarde”.

Pero aunque estos informes alimentan en Occidente los temores de una nueva Guerra Fría, los rusos no parecen demasiado preocupados.

En Kaliningrado, una zona fuertemente militarizada, rodeada por Lituania y Polonia, ambos miembros de la OTAN, la gente considera a estos mensajes una mera bravata.

El puerto de Baltiysk, sede de la Flota del Báltico, es un remanso tranquilo. Una mañana reciente, pescadores en un muelle contemplaban a los marineros que pintaban un buque misilístico al otro lado de la bahía.

“Es para reírse, nadie piensa atacar a nadie más”, dijo Olga Zyukina mientras alimentaba los cisnes junto con su hijo de 16 meses. “Creo que nuestro presidente es inteligente y no tiene necesidad de dar semejantes órdenes”.

La OTAN realizó una cumbre de gran repercusión en Polonia en julio, y las fuerzas de la alianza están reforzando sus posiciones en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania a medida que crecen las tensiones con Rusia. Estados Unidos enviará 1.000 efectivos a Polonia el año próximo, y los temores de un enfrentamiento indeseado con Rusia han sido un factor de peso en la renuencia del presidente Barack Obama a participar militarmente en la guerra civil en Siria.

En una entrevista publicada el martes en el diario Guardian, el jefe de la agencia de espionaje británica MI5, Andrew Parker, dijo que Rusia representa un peligro creciente para Occidente.

“Utiliza toda la gama de los organismos y poderes estatales para impulsar su política exterior con agresividad creciente, con propaganda, espionaje, subversión y ciberataques”, dijo Parker, y acotó que “la tarea del MI5 es impedirlo”.

Por su parte, Rusia realizó una serie de ejercicios navales de su Flota del Báltico, con desembarcos de infantería, disparo de misiles tierra-aire, lanzamiento de bombas y captura de buzos saboteadores. La semana pasada, Moscú envió unidades de misiles Iskander, con capacidad nuclear, a Kaliningrado. Esos misiles tienen un alcance de 500 kilómetros que abarca los estados del Báltico, la mayor parte de Polonia y el sur de Suecia.

Moscú ha escalado también sus declaraciones belicistas. La televisión estatal rusa presenta los ejercicios de la OTAN como muestra de las intenciones agresivas de Occidente. Los boletines noticiosos transmiten informes jubilosos de ensayos misilísticos, y las autoridades de Moscú dicen con orgullo que los refugios antiaéreos pueden acoger a los 12 millones de habitantes.

Pero los vecinos de Kaliningrado dicen que la vida continúa con normalidad.

“Acá no se siente. Es pura televisión”, dijo Yuri Velikotsky, un capitán de marina retirado que vive de hacer artesanías con ámbar. “No me parece que nos estemos preparando para una guerra. Esta no es la manera de prepararse para eso. Es la guerra psicológica de siempre”.