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Las personas que permanecen demasiado tiempo bajo techo podrían padecer un trastorno con efectos muy negativos. Desde hace mucho se le conoce a la vitamina D como “la vitamina del sol” porque se produce fundamentalmente en el organismo luego de la absorción de los rayos solares. Si no hay contacto con el sol, es fácil padecer de la deficiencia de la vitamina D, enfermedad que afecta a aproximadamente al 40 por ciento de la población estadounidense.

Muchas personas conocen el papel que desempeña la vitamina D con respecto a fomentar la salud de los huesos, ayudando al organismo a usar el calcio consumido para la fortaleza ósea. A menudo se vincula la vitamina D con el raquitismo, enfermedad en la que el tejido óseo no se mineraliza adecuadamente, lo cual provoca debilidad y suavidad en los huesos.

Pero la importancia de la vitamina D abarca mucho más que los huesos. Los bajos niveles de la misma se asocian con varias enfermedades como los trastornos cardiovasculares, la incapacidad de luchar contra ciertos tipos de cáncer, problemas cognitivos, y mayor riesgo de depresión. Algunas investigaciones también indican que la vitamina D ayuda a prevenir o tratar diversas enfermedades como la diabetes. Los bajos niveles de la vitamina D también se vinculan con la esquizofrenia y trastornos compuestos como la soriasis.

La vitamina D es soluble en grasa y se distribuye por el organismo a través de las células adiposas. Las personas obesas o con altos índices de grasa corporal son más susceptibles a padecer de la deficiencia de la vitamina D.

Aunque la vitamina D es esencial, muchas personas la dan por sentada. Es casi imposible obtener las cantidades necesarias de vitamina D con la dieta. La luz solar es la forma más efectiva de recibir la vitamina D que necesita el organismo. Además, esta manera de recibir la vitamina D es totalmente gratuita.

El problema en lo que respecta al contacto con la luz solar consiste en que muchas personas permanecen más tiempo dentro de la casa que fuera. Además, cuando están al aire libre, se toman demasiado al pie de la letra las advertencias de los dermatólogos y otros expertos de salud, y se cubren exageradamente de productos bloqueadores. Si bien las cremas y lociones con SPF protegen la piel de los dañinos rayos UV, también inhiben la capacidad del organismo de absorber la vitamina D procedente del sol.

El diagnóstico de deficiencia de la vitamina D no siempre es fácil. En muchas ocasiones los médicos la confunden con la fibromialgia, debido a que los dolores musculares, molestias y debilidad son síntomas de ambos trastornos. Los médicos pueden determinar si hay una deficiencia de la vitamina D con análisis de sangre rutinarios.

El contacto sensible con la luz solar, alrededor de 15 minutos al día, de dos a tres veces por semana, puede bastar para recuperar los niveles adecuados de la vitamina D. También la complementación con suplementos es una forma idónea de incrementar la cantidad de la vitamina D, sobre todo en el caso de las personas preocupadas por los rayos UV.

Todo el que se someta a un examen físico de rutina con análisis de sangre debe pedirle al médico que examine los niveles de la vitamina D, así como de otras vitaminas esenciales. El médico puede determinar su a una persona le falta la vitamina D, y prescribirle un régimen que puede consistir en cambios de dieta, suplementos, o más contacto con la luz solar.

[image#1, align=center, size=medium]El contacto suficiente pero seguro con la luz solar es una forma de combatir la deficiencia de la vitamina D. (Metro Editorial Services)