Skip to content
AuthorAuthor
PUBLISHED: | UPDATED:

A BORDO DE AVIÓN PAPAL.- El papa Francisco dijo que analizará las críticas que han surgido en Estados Unidos por su postura anticapitalista y solicitó un diálogo constructivo antes de su viaje al país norteamericano en septiembre. También le restó importancia a su participación en la reconciliación entre Estados Unidos y Cuba.

Francisco pasó gran parte de la semana pasada en Sudamérica —y antes de eso en varios discursos y dos documentos educativos clave— lamentando las injusticas del sistema económico global “estructuralmente perverso” de la actualidad, diciendo que pone a las ganancias por encima de la gente.

Sectores conservadores de Estados Unidos —entre quienes se encuentran muchos católicos de alto perfil— catalogaron sus ataques contra los combustibles fósiles y el mercado libre de erróneos e irresponsables, alegando que millones de personas han salido de la pobreza gracias al capitalismo.

En su viaje de regreso a Roma el domingo por la noche, el papa Francisco dijo a la prensa a bordo del avión que escuchó las críticas de Estados Unidos, pero que no había tenido oportunidad de leer sobre ellas, ya que se preparaba para su visita a los países más pobres de Sudamérica: Ecuador, Bolivia y Paraguay – “tres hermosos países, tanta riqueza, tanta belleza”, dijo.

“Me pregunta lo que pienso. Si no he dialogado con aquellos que me critican, ¿No tengo derecho a dar una opinión, aislada del diálogo?”, dijo.

“Debo comenzar a estudiar estas críticas ¿no? Y luego dialogar un poco con esto”.

Está programado que Francisco visite Washington, Nueva York y Filadelfia del 22 al 27 de septiembre. Uno de los eventos más observados será su discurso del 24 de septiembre en una sesión conjunta con el Congreso de Estados Unidos, en donde republicanos de Estados Unidos han ignorado en su mayor parte su encíclica sobre el medio ambiente.

Francisco agregó un tramo al principio del viaje a Cuba —del 19 al 22 de septiembre— después de ayudar a provocar la trascedente distensión en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba que resultaron en la reapertura de la embajada de Estados Unidos en La Habana el 20 de julio.

Francisco insistió que sólo tomó una pequeña parte en la reconciliación, aunque tanto el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como el presidente cubano, Raúl Castro, lo señalaron en su anuncio de diciembre.

“Prácticamente no hicimos nada, sólo cosas pequeñas”, dijo Francisco. “Se había presentado un deseo y del otro lado también había deseo”.

Francisco dijo que rezó durante casi tres meses antes de que la iniciativa comenzara en enero de 2014. Con el tiempo, Francisco escribió a ambos líderes. Dijo estar sorprendido cuando en un momento su número dos, el secretario de estado, cardenal Pietro Parolin, le dijo que las delegaciones de Estados Unidos y Cuba se reunirían al día siguiente.

Francisco recuerda haber dicho, “¿Cómo es eso?”.

“Sí, sí, están hablando, están hablando”, citó a Parolin.

Dijo que el proceso de la negociación fue uno de compromiso.

“Ambos ganarán paz, reuniones, amistad, colaboración… esto lo ganarán. ¿Pero qué perderán? No puedo imaginarme, pero en las negociaciones, uno siempre gana y pierde”.

El papa dice que el “crucifijo comunista” no lo ofendió

El papa Francisco dijo no estar ofendido por el “crucifijo comunista” que le entregó el presidente de Bolivia, Evo Morales, durante su reciente gira por Sudamérica.

Morales sorprendió al pontífice con el presente inusual —un crucifijo tallado y unido al símbolo comunista de la hoz y el martillo— cuando Francisco llegó a La Paz el miércoles.

El crucifijo es una réplica del diseñado por un sacerdote jesuita, el padre Luis Espinal, quien fue torturado y asesinado por escuadrones paramilitares bolivianos en 1980. Francisco oró en el sitio del asesinato de Espinal a su llegada a Bolivia.

El crucifijo modificado causó asombro en algunos, quienes se han preguntado si Morales, cuya retórica socialista y anticlerical es bien conocida, trataba de hacer un señalamiento político cuestionable y posiblemente sacrílego, en el que se mezclan la fe y la ideología.

Francisco, un jesuita nacido en Argentina, dijo que Espinal era conocido entre sus compañeros de la orden como un defensor de la teología de la liberación, de orientación marxista.

El Vaticano se opuso a ésta por temor de que los marxistas usaran el postulado de la teología de la liberación conocido como “opción por los pobres” para llamar a la revolución armada contra gobiernos de extrema derecha que regían en América Latina en las décadas de 1970 y 1980.

Durante una conferencia de prensa en el viaje de vuelta a Roma el domingo por la noche, Francisco dijo que interpretó el regalo de Morales a través del prisma de la orientación marxista de Espinal y lo consideró una manifestación artística de protesta.

Tras tomar en cuenta la época en que el sacerdote vivió, Francisco dijo: “Comprendo su trabajo. Para mí no fue una ofensa”.

El pontífice agregó que llevó el crucifijo de regreso al Vaticano.

El gobierno de Bolivia dijo días atrás que el regalo no era ningún tipo de maniobra política, sino un símbolo que Morales pensó que el “papa de los pobres” apreciaría.

“Fue de mucho cariño, una obra que fue hecha por manos propias de Luis Espinal”, dijo Marianela Paco, ministra de Comunicación.