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 La nueva planeación ha mejorado el comportamiento dentro de la biblioteca de Santa Ana.
La nueva planeación ha mejorado el comportamiento dentro de la biblioteca de Santa Ana.
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SANTA ANA – Los días en que las personas podían esconderse y hacer lo que quisieran en los cubículos de estudio de la Biblioteca Pública de Santa Ana, lejos de los ojos del personal y guardias de seguridad, ya están en el pasado.

Un mes y medio después de la nueva configuración de la biblioteca principal – con todos los asientos para adultos en el centro y a plena vista – el mal comportamiento de los visitantes se ha reducido grandemente, de acuerdo a la directora de operaciones de la biblioteca, Heather Folmar.

“Toda la temperatura del edificio se ha reducido en su interior. No siento la ira ni los desacuerdos que teníamos antes”, comentó Folmar, de 73 años. “Simplemente no sienten la misma libertad para expresarse sin medidas, por la forma en que está configurado el salón”.

Desde enero hasta julio, el personal de la biblioteca reportó 408 incidentes incluyendo acoso, mala conducta sexual y exposición indecente, comportamiento bullicioso, vandalismo, y uso de alcohol y drogas en el baño.

Los incidentes llevaron a la biblioteca, bajo sugerencia de varias docenas de clientes y personal de la institución, a cerrar sus puertas por dos semanas en agosto para remover los asientos de los bordes del piso principal y añadir mesas apenas a unos pies del escritorio de la bibliotecaria. Varias docenas de libreros fueron reubicados del primer piso.

Además de los asientos visibles, los cuatro guardias de seguridad patrullan la biblioteca 24 horas al día y 7 días a la semana – a diferencia de sólo un guardia de seguridad en el pasado. “Es una fuerza que restringe”, comentó Folmar.

“Aunque no son intrusivos, están presentes todo el tiempo”, dijo.

Menos individuos indigentes ingresan a la biblioteca para cargar sus aparatos electrónicos, parcialmente a causa de la reconfiguración de los asientos, comentó Larry “Smitty” Smith, quien es indigente y asiste a las reuniones del Consejo de la Biblioteca.

Muchos indigentes que viven en el Centro Cívico ahora utilizan los enchufes en The Courtyard, la antigua terminal de buses de Santa Ana que abrió sus puertas el 5 de octubre como un refugio de 24 horas para indigentes. Su apertura tuvo un fuerte apoyo de miembros del Comité de la Biblioteca.

“La gente tiene otros lugares adonde ir en donde no tienen a un guardia de seguridad respirando sobre sus hombros cada cinco minutos y decidiendo si pueden o no pueden hacer algo”, comentó Smith, de 61 años.

Mientras que algunos indigentes no han llegado a la biblioteca a causa de la mayor vigilancia, las familias que asisten al lugar le han dado la bienvenida al cambio.

Yulma Gallardo, de 38 años y residente de Santa Ana, dijo que había dejado de llevar a su hijo a la biblioteca después del atardecer porque una vez que entregó libros por la noche un hombre la siguió hasta el estacionamiento.

Los clientes ahora pueden pedir ser escoltados hasta sus vehículos por un guardia de seguridad.

“No me sentía segura”, dijo Gallardo, añadiendo que la visibilidad de los nuevos asientos “ayuda mucho”.

Incluso los jóvenes clientes de la biblioteca sienten la diferencia. Yayoy Espinoza, de ocho años y residente de Santa Ana, dijo que se siente más segura.

“Puedo ver todo lo que está sucediendo en la biblioteca”, dijo.

El comportamiento extremadamente profano se ha reducido, pero el número de incidentes en general sigue siendo alto. El personal de la biblioteca reportó 74 incidentes en septiembre, comparado con una baja de 21 en enero y una máxima de 88 en junio.

La biblioteca no ha sido capaz de abordar los problemas con los baños, los cuales deben ser cerrados a menudo después que algunas personas se bañan o riegan agua en el lugar. También tienen que desechar jeringas usadas que son halladas diariamente por el personal, según Folmar.

Esos son problemas que vienen de afuera de la biblioteca.

Pero la reconfiguración de los asientos y el refugio han hecho una diferencia notable, según Gerardo Mouet, director ejecutivo de la Agencia de Parques, Recreación y Servicios Comunitarios de la ciudad.

“Soy muy optimista sobre la parte externa”, agregó.