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    Personas que usan sillas de ruedas pueden causar retrasos en el uso del autobús.

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    Pasajeros abordan el autobús de la ruta 83 de OCTA en el centro de Santa Ana.

  • Uno de los autobuses del OCTA.

    Uno de los autobuses del OCTA.

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Durante toda la escuela preparatoria, Sonora Ortiz montó el autobús rumbo a la Escuela de las Artes del Condado de Orange aunque a menudo la hacía llegar tarde.

Había buses que llegaban tarde, buses que la dejaban en la parada y buses que nunca llegaban, comentó.

Así que cuando Ortiz, ahora de 20 años, ingresó al mundo laboral, hizo a un lado la falta de fiabilidad del transporte público a cambio de la seguridad de sus propios pies o un viaje en automóvil con su madre.

“Cuando no está a 90 grados Fahrenheit allá afuera, puedo caminar a casa”, dijo Ortiz, cuya vivienda en Garden Grove se encuentra a dos millas de uno de sus cuatro trabajos de medio tiempo.

Los pasajeros de autobuses en el Condado de Orange están abandonando lo que antes solía ser un elemento básico de transporte. El abordaje en todo el condado, una medida clave de pasajeros, se redujo en un 30 por ciento del 2004 al 2014, mientras que el número de usuarios durante el mismo período se redujo solamente un 9 por ciento a nivel nacional, de acuerdo a cifras de la Autoridad de Transporte del Condado de Orange (OCTA, por sus siglas en inglés) y la Asociación Estadounidense de Transporte Público.

El número de pasajeros se ha reducido en casi cada una de las 77 rutas de la empresa, según muestra un informe de usuarios de transporte del 2012 al 2015.

Gran parte de la reducción puede trazarse a recortes en el servicio y a tres aumentos de tarifas. Un pasaje de ida, el cual costaba un dólar en el 2014, cuesta el doble hoy día. Y algunos pasajeros de autobús citan problemas con la fiabilidad.

Expertos de tránsito especulan que el gran número de licencias de conducir expedidas a individuos indocumentados en la primera mitad del año podría ser un factor en la reciente caída. Otros dicen que cosas simples, como muy pocos bastidores para bicicletas en los autobuses, disuaden a los usuarios.

El condado goza de la tasa de desempleo más baja de la región, pero menos trabajadores toman el autobús para llegar a sus trabajos.

“El número de pasajeros solía estar ligado a la economía”, comentó el director ejecutivo de OCTA, Darrell Johnson en un reciente panel que discutió la disminución en la cantidad de pasajeros de autobuses. Si la economía estaba mal, el número de pasajeros se reducía; y si mejoraba, ese número aumentaba. “Pero no ahora”.

Y OCTA no está sola. Su homólogo en Los Angeles, MTA, está lidiando con una reducción menos seria en el número de pasajeros del 5 por ciento.

“Casi no puedo utilizar el autobús para el trabajo ahora; no es lo suficientemente eficiente o fiable”, dijo Ortiz. Sus trabajos de medio tiempo pagan de entre 10 a 16.84 dólares por hora, lo cual fue un factor importante en su decisión.

Los pasajeros del autobús se encuentran entre los residentes más pobres del condado. Cerca de 2/3 de ellos ganan menos de 20,000 dólares anuales. En un día reciente, los pasajeros que viajaban a lo largo de uno de los principales corredores del condado — entre Costa Mesa y Fullerton — portaban carnets de identificación que les fueron otorgados en sus empleos de comida rápida y bajos salarios, en lugares como Taco Bell y Domino’s.

La gente pobre tiende a tener viajes más cortos en autobús y camina o utiliza la bicicleta para ahorrar dinero, explicó Brian Taylor quien estudia las fluctuaciones en el número de pasajeros como director del Instituto de Estudios de Transporte de UCLA.

En Santa Ana, una de las ciudades más pobres del condado, una encuesta del 2014 realizada por la organización sin fines de lucro KidWorks Community Development Corp. halló que el 45 por ciento de los encuestados utilizaba sus bicicletas para ir al trabajo. Y datos del censo muestran que al menos uno de cada cinco trabajadores comparte un automóvil en Santa Ana, una de las tasas más altas del condado.

“Hemos perdido a nuestros pasajeros de viajes cortos”, dijo Johnson ante el panel de tránsito de OCTA. “Hemos visto eso en los datos”.

Paul Nagel, director de proyectos para la organización no lucrativa Bicycle Tree en Santa Ana, dijo que sus clientes generalmente montan las bicicletas para ir a sus empleos, y cree que más de ellos lo están haciendo ahora.

“Algunas veces viajar al trabajo en bicicleta puede llevar el mismo tiempo o menos tiempo y ser más barato que montar el autobús”, explicó.

Nagel dijo que otra de las razones es la falta de bastidores para bicicletas en los autobuses, los cuales solamente pueden llevar a dos bicicletas. Los bastidores llenos obligan a los usuarios a esperar el siguiente autobús, encadenar su bicicleta a la parada de buses o no usar el bus.

La empresa busca evitar mayores pérdidas con nueva mercadotecnia y diseños de buses, y recientemente adquirió los servicios de un contratista para encuestar a algunos de los usuarios.

También cuenta con pasajes juveniles descontados, busca consolidar el número de paradas y rutas existentes y está en proceso de utilizar un sistema móvil de boletos, además de estar en charlas para reducir las tarifas de los viajes cortos, una política que otras agencias de tránsito han adoptado. En este momento, un pasaje de ida en el autobús cuesta dos dólares, sin importar la duración del viaje.

El próximo otoño, OCTA, iniciará un servicio de bus “rápido” entre Santa Ana y Long Beach – un concepto que ha demostrado ser popular en la línea de servicio que lleva a pasajeros entre Costa Mesa y Fullerton.

Aún así, algunos usuarios han dicho que el autobús no es confiable. En el 2014 una encuesta de OCTA encontró que el 43 por ciento de los usuarios reportaron que, en los últimos seis meses antes de la encuesta, un autobús había pasado su parada sin detenerse.

Aunque estos usuarios dieron calificaciones positivas sobre la limpieza, seguridad y proximidad a su destino, el 20 por ciento se mostraron insatisfechos con la puntualidad del autobús, mientras que el 22 por ciento no estaban felices con la duración de la espera entre autobuses.

Ortiz recuerda llegar a una parada de buses cinco minutos antes para esperar por un bus que nunca llegó.

“Ahora voy tarde”, dijo Ortiz. En general, ella estima que los retrasos que pueden costar un máximo de hasta 40 cinco minutos.

Las cifras de OCTA de este año indican que casi nueve de cada 10 autobuses son puntuales. La ruta más popular – de Newport a Brea – llegó a tiempo en un 85 por ciento de sus viajes.

Cuando los autobuses no se detienen en las paradas, es típicamente durante la hora pico, cuando van cargados de pasajeros y no pueden parar, según explicó el portavoz de la entidad, Joel Zlotnik.

“Parte del problema es que cuando reducimos el servicio también reducimos la frecuencia”, añadió.

La Gran Recesión impactó al servicio de autobuses, ya que mientras los ingresos por impuestos de venta cayeron también fueron recortados los presupuestos estatales.

Los autobuses son un servicio altamente subsidiado, donde los pasajes representan 21 centavos por cada dólar que la empresa gasta en operaciones.

Entre el 2008 y el 2010, la autoridad de transporte recortó el servicio de autobuses en un 20 por ciento, lo cual implicó menos buses y mayores esperas.

“Si tenías un autobús que llegaba cada 15 minutos, ese autobús podría ahora llegar cada 20 minutos”, explicó. “Así que esos buses podrían ir más llenos. Podrías tener el doble de personas tratando de subir en un autobús”.

Recientemente, para ayudar con el problema, él dijo que la autoridad de transporte añadió algunos servicios en las rutas más transitadas.

“Un autobús podría llegar a tiempo, pero desafortunadamente la gente aún podría ser dejada en la parada”, dijo.

Los dolores de cabeza que afectan a las personas que conducen a sus trabajos, como el tránsito, también afectan a los autobuses, añadió Zlotnik. El cargar bicicletas y sillas de ruedas, y personas que pagan en efectivo, en lugar de utilizar un pase de autobús, también causa retrasos.

“Tal vez hay una familia de cuatro personas y todos pagan con monedas, explicó. “Eso toma mucho más tiempo que sí tuvieron un pase de autobús y simplemente lo pasaran sobre la caja de pasajes”.

Para ayudar con la velocidad de carga, la autoridad de transporte alienta a los usuarios a comprar pases de autobús.

Ortiz, quien algunas veces camina a su trabajo, dijo que le encanta el sistema de transporte público en San Francisco, cuyo servicio es más fiable, asequible y ecológico.

Ella dijo que utilizaría el autobús aquí si el servicio fuera similar. Pero por ahora, ella no ve el valor.

“No con mi sueldo actual”, finalizó.