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Rudy Ramírez, uno de los gestores de la Asociación de Artistas Latinos posa frente a su obra en la sede de la organización en San Bernardino.
Rudy Ramírez, uno de los gestores de la Asociación de Artistas Latinos posa frente a su obra en la sede de la organización en San Bernardino.
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Una pequeña organización del Inland Empire busca cambiar la imagen negativa de los latinos difundida por los medios de comunicación a través del arte.

La Asociación de Artistas Latinos sirve como alternativa positiva para los jóvenes hispanos, en una región de escasas oportunidades culturales, al tiempo que intenta mostrar la otra cara de una comunidad asociada con estereotipos negativos.

“Queríamos traer una imagen positiva a una comunidad que solamente escucha noticias negativas y demostrar que somos mucho más que eso; lo negativo viene apenas de un 2 % de la población mientras que existe mucho talento en esta zona y queríamos que el público lo notara”, dijo Rudy Ramírez, uno de sus gestores.

Fundada en 1985 gracias a Tom y Lilly Rivera, la organización cuenta en la actualidad con una veintena de miembros que buscan apoyo mutuo en sus proyectos y exhibiciones, y que participan activamente en la oferta cultural de la región.

Pese a haber sido creada por latinos, sus fundadores aseguran que no tienen en mente ninguna agenda racial y reciben en su seno a todos aquellos artistas que quieran participar.

“El arte de los latinos ha cambiado mucho. Hace un tiempo el arte chicano era con imágenes de bandoleros y revolucionarios, pero ahora uno no puede decir que hay un arte latino, aunque él es un artista latino y (su presencia acá) es lo importante”, afirmó Ernesto García, uno de los principales benefactores de la asociación, sobre la participación de Ramírez y otros hispanos en una exposición colectiva realizada recientemente en la ciudad de San Bernardino.

Tanto Ramírez como García concuerdan en que lo importante es que existan espacios donde sea posible mostrar el talento que usualmente no tiene la oportunidad de destacarse en pequeñas comunidades del sur de California como ésta.

Los miembros de la asociación participan activamente como curadores de exhibiciones que se realizan en las instalaciones del National Orange Show, uno de los pocos espacios dedicados a exhibir obras de arte en la ciudad de San Bernardino, al igual que en otras sedes públicas como bibliotecas, a falta de escenarios creados específicamente para este fin.

“Se tienen que desarrollar más lugares como éste, el pueblo tiene que unirse con los artistas porque si tuviéramos tres o cuatro lugares más de exhibición sería mejor, aunque eso también cuesta dinero y tenemos que tener gente que apoye y respalde (estas iniciativas)”, explicó García.

Para Ramírez el arte es una herramienta de gran alcance para que los jóvenes hispanos de estas comunidades tengan un futuro mejor y aprendan el valor de la educación.

“Me gustaría ver a más jóvenes hispanos continuando con sus estudios, muchos de ellos abandonan la escuela secundaria y me gustaría que supieran que hay opciones como ésta, en donde tú puedes hacer lo que te gusta y recibir compensación por ello”, explicó el artista.

En 2009, el porcentaje de hispanos y afroamericanos de la zona del Inland Empire que abandonó sus estudios se situó por encima del promedio de estudiantes de otras razas y alcanzó alrededor del 21 %, según datos manejados por el sistema universitario de California.

En el pasado, la asociación ha entregado becas para promover el talento artístico en eventos organizados en San Bernardino, y que benefician a las comunidades culturales de ciudades aledañas como Fontana, Colton y Rialto, entre otras.