El tráfico humano es la nueva esclavitud moderna que azota a nuestra sociedad. Hay tres clases: el trabajo forzado, el tráfico sexual y usarlos como sirvientes domésticos. Estas tres están ocurriendo en nuestra comunidad. En la actualidad, según cifras de organizaciones internacionales, más de dos millones y medio de personas sufren por este flagelo.
Me refiero a este tema, pues el sábado pasado asistí a un encuentro interesante organizado por MANA del condado de Orange (institución que busca la superación en todas las áreas de las mujeres latinas), en el cual participaron una serie de expertos en la materia, muy en especial Virginia Isaías, una sobreviviente de tráfico humano quien encabeza una fundación a través de la cual se extiende una mano amiga a todo aquél que la necesita; y Ana Nogales, incansable luchadora por los derechos de la mujer y experta en la materia.
En el evento también participaron David S. McCabe, autor del libro “Without Sin”, una novela en la que habla sobre el tráfico humano en el área de Oceanside, y Juanita López, una guatemalteca quien sufrió violencia doméstica y luego de haber sido deportada en tres ocasiones, a través de la Fundación de Sobrevivientes de Tráfico Humano logró encontrar la salida a su grave y dramático problema.
Miles de estas personas cruzan fronteras engañados por promesas vacías y malas intenciones, y aún más preocupante es lo difícil que es erradicar este mal que contamina a la sociedad. Miles de mujeres son utilizadas, una vez llegadas, en la industria de la prostitución, son obligadas a vender su cuerpo y en ocasiones son sometidas a maltratos y a condiciones infrahumanas.
La trata de personas es un fenómeno global: más de 130 países han reportado casos. Es una de las actividades ilegales más lucrativas después del tráfico de drogas y de armas. De acuerdo con estimaciones de las Naciones Unidas, más de 2.4 millones de personas están siendo explotadas actualmente como víctimas de la trata de personas, ya sea para explotación sexual o laboral. Otras formas de trata de personas incluyen la servidumbre, el tráfico de órganos y la explotación de niños para la mendicidad o bien la guerra. Hasta un 80 por ciento de las víctimas de la trata de personas son mujeres y niñas
En particular, en América Latina y el Caribe la situación se ha vuelto cada vez peor, debido a que cada año se hace más grande la cifra de inmigrantes irregulares y la trata de personas, cifra que es muy difícil calcular con exactitud debido a la ilegalidad de las prácticas.
Estados Unidos, por su parte, es el gran destino para muchos inmigrantes desde los colonizadores hasta los esclavos que eran traídos en contra de su voluntad para trabajar en estas tierras y mujeres que eran utilizadas para sexo, mas sin embargo hoy día nos encontramos con un tipo de esclavitud un poco diferente y es que la trata de personas puede ser considerada la esclavitud de estos tiempos y es un fenómeno que en América se abre camino a pasos agigantados.
Ejemplo de esto es la inmigración de cubanos a los Estados Unidos y cómo éstos, una vez llegados, se convierten prácticamente en esclavos en busca de mejores condiciones de vida; o países como Venezuela, Paraguay, Puerto Rico, Colombia, Ecuador, Brasil y Perú, que son principales exportadores de personas. Por su parte, Colombia es catalogada como uno de los mayores exportadores de mujeres que son llevadas a países europeos.
En México no es menos el problema, existen zonas donde se ha dado un alto índice de trata de personas, principalmente en áreas marginadas. Un caso bastante delicado es en Tenancingo, Tlaxcala. Lugar donde se ha llegado a llamar por los medios de comunicación “la universidad de tratantes de mujeres”. Diversos niveles de gobierno están trabajando en estrategias que disminuyan el impacto negativo y en un futuro erradicarlo. Para ello, uno de los primeros pasos ha sido crear el Consejo Estatal Contra la Trata de Personas, que se instaló el 8 de marzo de 2011. Sin embargo, el balance de logros de los gobiernos resulta poco alentador, pues únicamente se tipificó el delito de trata de personas, sin que tenga aplicación eficiente.
Esta situación debe llamar la atención de la sociedad y de los gobiernos en su conjunto. Se felicita a las organizaciones que trabajan para combatir este grave problema, y que hacen un llamado a las personas que sufren cualquier tipo de violencia a denunciarlas, a no callar, a saber que alguien puede extenderles una mano para ayudarlas en los peores momentos de su existencia.
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Agustín E. Pradillo ha sido consejero de prensa en embajadas y consulados de México, periodista y especialista en temas hispanos.
