Los investigadores de la calidad del agua, Jeremy Burns y Keith Foster, guiaron su barco a un muelle en La Laguna Boat Launch en Lake Elsinore, se encontraron rodeados por un lodo viscoso.
El lodo teñía la superficie del agua con tonalidades de marrón pálido y verde industrial, e inundaba la brisa con un olor a humedad.
“Huele raro aquí”, observó Burns, mientras que él y Foster se preparaban para recoger muestras de las algas para medir el contenido tóxico. “Está bastante enredado”.
La proliferación de las algas azul verdosas, que liberan toxinas que potencialmente podrían ser dañinas para los seres humanos y los animales, están plagando los cuerpos de agua dulce en todo el estado, desde Lake Elsinore a Canyon Lake a el condado de San Bernardino y el Valle Central.
“Tenemos más de 40 cuerpos de agua que tienen algún tipo de alga azul verdosa”, explicó la científica ambientalista, Beverly Anderson-Abss de la Junta Estatal de Control de Recursos de Agua en Sacramento. “Se extiende desde la frontera con Oregón hasta abajo, a través de California. Se encuentra bastante esparcida”.
En el Inland Empire, el problema estalló en agosto con grandes florecimientos que provocaron el cierre temporal en tres lagos.
Recientemente, el lago Silverwood en el Bosque Nacional de San Bernardino cerró todas las actividades recreacionales debido a los altos niveles de toxinas derivadas de las cianobacterias, el nombre científico de las algas azul verdosas.
Eso siguió al cierre por una semana de Lake Elsinore. Canyon Lake reabrió recientemente tras un cierre de cinco días.
En el sur de California, Pyramid Lake cerró a principios de este verano; mientras que, en el Valle Central, Lake Isabella reporta problemas.
Además de Silverwood, otras represas bajo la jurisdicción del Departamento de Recursos Hidráulicos de California que experimentan una contaminación extensa por algas son Lake Oroville y San Luis, cerca de Gilroy, en el norte del estado.
“Al parecer, tenemos más incidentes con algas azul verdosas este año, en comparación con el año pasado”, explicó el portavoz del departamento, Doug Carlson. “Podría ser el resultado del cálido verano de este año. Además, la falta de circulación de agua en algunos lagos y ciertos nutrientes en el agua contribuyen a la proliferación”.
En otras palabras, las condiciones climáticas están creando las condiciones perfectas para la proliferación de las cianobacterias.
“Es difícil precisar una causa en particular”, dijo Anderson-Abbs. “Aquí en California, la sequía ha durado varios años y, ahora, las temperaturas son muy altas. Esa combinación da lugar a los bajos niveles de agua. Todos estos factores son beneficiosos para las cianobacterias, agua tibia, poco profunda, con altas temperaturas externas y una gran cantidad de luz”.
Para agravar el problema, al norte se reportó una temporada con más lluvia de lo normal, las tormentas arrastran los nutrientes que alimentan el crecimiento de las algas en los ríos y lagos.
Aunque técnicamente no son algas, las cianobacterias hacen fotosíntesis, lo que produce un tono verde en el agua, y después se convierte en un color marrón y azul verdoso a medida que mueren las células. En el proceso, liberan toxinas microcistinas, anatoxina-a y cilindrospermopsina. En los seres humanos pueden causar irritaciones en la piel y los ojos, erupciones cutáneas y otras reacciones alérgicas y enfermedades gastrointestinales. Las toxinas pueden ser fatales para los animales domésticos y de granja.
Las bacterias se propagan fácilmente, ya que se aferran a todo lo que tocan, ya sea un barco o un pájaro.
