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    Un empleado en San Francisco trabaja en un autolavado. Nuevas restricciones ordenadas por California exigen que negocios y residentes usen menos agua, porque según datos históricos, el invierno de 2014 fue uno de los más secos desde que se comenzaron a registrar datos en 1895, agravando la situación en California.

  • El gob. Jerry Brown, junto a la asambleísta Toni Atkins...

    El gob. Jerry Brown, junto a la asambleísta Toni Atkins (der.) y el senador Bob Huff (izq.), durante una conferencia de prensa el 19 de marzo donde Brown anunció legislación de emergencia sobre la sequía que encara California.

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El invierno llegó y se fue de California sin dejar un beneficio significante en los niveles de agua, exacerbando la sequía que ha obligado a las autoridades estatales a implementar nuevas reglas y a buscar apoyo multimillonario para solventar el problema.

Y es que según datos históricos, el invierno de 2014 fue uno de los más secos desde que se comenzaron a registrar datos en 1895, agravando la situación en California – un estado en donde el agua comienza a ser un lujo.

Con la intención de minimizar el problema, la Junta Estatal de Recursos Hídricos de California aprobó el 17 de marzo implementar nuevos reglamentos en el uso y consumo del valioso líquido, líquido que ha disminuido a niveles preocupantes desde hace cuatro años.

Felicia Marcus, directora de la Junta, advirtió que si la gente ignora los nuevos reglamentos y continúa derrochando agua “las consecuencias podrían ser más catastróficas de lo que ya son”.

“La acción de hoy es sólo una afinación y un recordatorio, consideraremos acciones más significantes en las próximas semanas”, dijo entonces Marcus.

Las nuevas prohibiciones tienen un impacto directo en el sector empresarial. Y es que ahora los huéspedes de hoteles y comensales de restaurantes no podrán gozar automáticamente del agua y en vez tendrán que requerirla. En los hoteles el cambio de toallas ya no será automático, el huésped tendrá que solicitarlo.

Esas reglas se añaden a las existentes que incluyen:

• No barrer las aceras con agua

• No lavar carros sin mangueras con algún dispositivo de cierre mientras se enjabona el vehículo

• Fuentes decorativas sólo deben operar con agua reciclable

• Dueños de propiedades no podrán regar sus jardines dentro de las 48 horas después de una lluvia fuerte.

Ignorar estos reglamentos podría significar una multa de $500 a los residentes y multas de hasta $10,000 a las agencias de agua locales que no restrinjan a los usuarios.

“En sequías severas como esta debemos pensar diferente sobre cómo usar el agua a diario, y debemos sacrificar nuestros jardines verdes y otros lujos a raíz del consumo del agua”, añadió Marcus.

El problema es tal que el gobernador de California Jerry Brown, solicitó pocos días después de los nuevos reglamentos destinar mil millones de dólares para encarar el problema; sin embargo, expertos aseguran esa cifra equivale a una gota de agua.

Los reglamentos adoptados en los últimos cuatro años han rendido frutos en varias regiones, incluyendo el área de Inland Empire y el Condado de Orange. Según Erin Morales, representante comunitario de la agencia de agua del Valle de Rancho Cucamonga, los usuarios han disminuido el uso en 20 por ciento desde 2009 y continúan ahorrando.

Similar situación es la que se vive en la agencia de agua de Santa Margarita en donde según el portavoz Jonathan Volzke, no se ha requerido implementar multas debido a que los usuarios están consumiendo menos agua.

“La educación y la vinculación con la comunidad han sido claves del éxito”, comentó Volzke.

En esa agencia que abastece de agua a más de 155,000 residentes del Condado de Orange, la Junta decidió remover la prohibición de agua en las piscinas luego de un estudio reveló que una piscina en buen estado gasta menos agua que el césped.

Desde que la sequía comenzó a impactar directamente al estado, el poco más de millón de piscinas en el estado comenzaron a ser blanco de las restricciones; sin embargo estudios han indicado que las piscinas no representan una amenaza.

Lo que si representa una amenaza seria es el comportamiento apático de la gente ante las reglas establecidas, dijeron autoridades estatales. Los niveles de las presas están reduciendo de manera dramática y mientras los usuarios no colaboren la situación empeorará, añadieron.