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ACAPULCO, MEXICO.- Manifestantes y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos cerraron temporalmente el lunes el aeropuerto del enclave turístico de Acapulco, en el pacífico mexicano, con la cara cubierta y armados con machetes, bombas incendiarias, picos y palas para protestar porque sigue sin conocerse el paradero de los jóvenes.

Aunque las autoridades han ofrecido indicios de que fueron asesinados y calcinados, los familiares no quieren aceptar que los restos calcinados hallados en varias bolsas en un río cercano al lugar de la desaparición sean los de los estudiantes de magisterio y el estado tampoco lo declara de manera oficial.

“Va a estar cerrado el aeropuerto por tres horas. Pretendemos hacerlo pacíficamente y en orden. Será simbólico”, dijo Felipe de la Cruz, padre de uno de los desaparecidos y portavoz de la protesta. “Van a llegar vuelos, no van a salir vuelos por tres horas. Con 43 desaparecidos no pasa nada por tener que esperar una hora en el aeropuerto”, agregó.

Los accesos por carretera al aeropuerto estuvieron cerrados durante tres horas por los autobuses en los que se desplazan los manifestantes, los turistas y viajeros caminan con sus maletas en las manos.

Rogelio Ortega, gobernador del estado de Guerrero, dijo en rueda de prensa que no reprimiría la marcha. “Antes prefiero renunciar”, dijo.

Una cadena de televisión local mostró como los manifestantes atacaron a la policía y golpearon con dureza a un policía que se aisló del grupo poco antes de que los manifestantes llegaran a la terminal aeroportuaria.

Cruz justificó la presencia de los machetes y cócteles molotov: “Las armas son para defenderse de quien ya mató a 43 estudiantes porque tenemos miedo a la represión del Estado”, dijo.

Corpus Crespo, de Dover, New Jersey, que viajó a Acapulco junto a otros 11 turistas de los Estados Unidos el viernes pasado, arrastraba dos maletas y una mochila a 20 minutos del aeropuerto. Sudado, dijo que el bloqueo no le impediría regresar de vacaciones al país ni a la ciudad en el futuro.

Pasó por una caseta de peaje donde un grupo de manifestantes sostenía fotos de los desaparecidos. “solicitaban donaciones voluntarias de manera amable”, dijo. Crespo entendió el motivo por el que tenía lugar el bloqueo del aeropuerto.

“Dicen que el gobierno no les escucha. El único modo de que alguien te escuche es hacer algo grande, drástico. Nada es más importante aquí que el aeropuerto”, expresó.

Unas horas más tarde, ya más cansado, Crespo arrastraba sus maletas en dirección contraria al aeropuerto.

“Puedes acercarte, pero el aeropuerto sigue cerrado”, dijo. “regresamos al hotel y veremos cuál es nuestro próximo paso”.

Aun así no culpaba a los manifestantes sino al gobierno. “Lo que el gobierno está haciendo es malo”, dijo. “Afecta al turismo”.

El Procurador General de la República Jesús Murillo Karam dijo el lunes a la cadena Televisa que los estudiantes siguen “en calidad de desaparecidos”, que se investigan “todas las pistas que se les ofrecen” y que al estado “le interesa la presencia en México de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos” en la línea de lo reclamado por los padres de los estudiantes.

Informó que los restos humanos hallados en el río a finales de octubre aún no salido hacia la Universidad de Innsbruck, en Austria, donde se les realizarán pruebas de ADN que tampoco ofrecen garantía de identificación. “No nos ha dicho que se pueda, pero sí que es una posibilidad.

Las pruebas, que pueden dilatarse durante meses, deberán ser confirmadas por otro estudio en una universidad española que no especificó.

Murillo especificó que, mientras tanto, existen órdenes de captura a “12 o 13 autores materiales que siguen en libertad” y que le da credibilidad al sádico relato ofrecido por tres de los autores materiales confesos que fue hecho público la semana pasada.

El alcalde de Iguala, José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, que se encuentran en prisión y fueron, según Murillo quienes dieron la orden de hacer desaparecer a los estudiantes, se acogen a su derecho a no declarar.

Murillo dijo el viernes que hechos como los de Iguala, “marcan el sexenio de cualquier país” en alusión a los seis años de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

La policía actuó bajo órdenes del alcalde de Iguala en coordinación con un grupo de narcos, abrió fuego contra un grupo de estudiantes normalistas que habían ido a la ciudad a recaudar dinero tras apropiarse de algunos autobuses el pasado 26 de septiembre. Seis personas murieron en dos ataques distintos de la policía, tres transeúntes y tres estudiantes.

Los 43 alumnos restantes fueron detenidos por la policía y llevados a la estación policial de Iguala. Allí los policías se los entregaron a los narcotraficantes, que los llevaron al basurero municipal, donde les dispararon y prendieron fuego.