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 Entre los que se verán afectados por la ampliación de la avenida se encuentran Lupe y Roberto Fernández, ambos de 81 años, quienes compraron su casa en el vecindario Delhi en Santa Ana en 1956.
Entre los que se verán afectados por la ampliación de la avenida se encuentran Lupe y Roberto Fernández, ambos de 81 años, quienes compraron su casa en el vecindario Delhi en Santa Ana en 1956.
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SANTA ANA — – En 1956, recién salido del ejército, Robert Fernández compró una casa de un piso en la esquina de Maple Street y Warner Avenue, en el barrio histórico Delhi en Santa Ana.

La población de la ciudad era menos de un tercio de lo que es hoy, y la avenida Warner era de un solo carril en cada dirección.

Durante décadas, Fernández, de 81 años, y su esposa, Lupe, vieron a sus hijos, nietos y ahora bisnietos crecer en la casa de estrechos pasillos y modesto patio trasero.

Ahora, todo eso será arrancado de raíz, cuando su casa y 30 más sean demolidas para un proyecto de ampliación de la ya congestionada Warner Avenue.

“¿A dónde voy a ir?”, preguntó Lupe Fernández, también de 81 años. “¿Qué voy a hacer? Ya estoy muy vieja para empezar de nuevo”.

La ciudad está utilizando su derecho de expropiación para demoler las casas y dos negocios como parte de un proyecto de $55 millones para ampliar un tramo de una milla de la avenida Warner entre las calles, Main Street y Grand Avenue.

Los líderes de la ciudad de Santa Ana dicen que el diseño actual de la avenida es un peligro para la seguridad de los automovilistas, ciclistas y peatones, citando a las estrechas aceras y los giros a la izquierda sin control.

Para solucionar esto, el proyecto agregaría carriles para bicicletas, aceras más anchas y más camellones en el tramo de la avenida Warner. Y, se espera que un carril adicional en cada lado de la calle pueda aliviar el embotellamiento sofocante a las horas pico de tráfico.

El proyecto será financiado en su mayoría por la Medida H, un impuesto de ventas de medio centavo aprobado por los votantes del condado en 1990 para aliviar la congestión del tráfico. Al menos otro proyecto de mejoras en Santa Ana, un proyecto en curso en Grand Avenue, ha utilizado el dominio eminente.

Un informe de la ciudad sugiere que la nueva avenida proporcionará un beneficio cívico, esperado desde hace mucho tiempo, que mejorará “la seguridad, la movilidad y la calidad de vida en el vecindario”.

Se espera que la construcción en el área de Delhi comience hasta principios del 2018, pero las casas deberán ser demolidas mucho antes.

Pero algunos residentes creen que una vía más rápida para la comunidad tendrá un costo muy alto — la pérdida de un vecindario que ha albergado a familias por más de 60 años.

“Esta es mi ciudad. Yo nací aquí; aquí he vivido toda mi vida”, dijo Fernández. “Mudarnos será algo trágico para nosotros”.

Mientras que la familia Fernández ha residido en la casa de la esquina durante más de medio siglo, Orlando y Angélica Higareda son recién llegados. Compraron su casa de un piso, color beige, en la avenida Warner a finales del 2013 por menos de $300,000.

Se enteraron del proyecto de ampliación al leerlo en los documentos de divulgación de la venta de la casa. Ellos supusieron que se trataba de un sueño de la ciudad que tardaría años, no una realidad inminente.

“Compramos la casa pensando que el proyecto de ampliación de la avenida jamás se aprobaría”, dijo Orlando Higareda, de 25 años de edad.

Un año y medio más tarde, sin embargo, la casa de sus sueños se está convirtiendo en una pesadilla.

“Ahora que vemos que la construcción está avanzando, es muy probable que no podremos afrontar el precio de vivir en el condado de Orange”, dijo Higareda.

“No creo que sea justo”, agregó. “Hay personas que han vivido aquí por mucho tiempo, y de repente, tienen que mudarse”.

En una reunión del Concejo Municipal el 2 de junio, el alcalde de Santa Ana, Miguel Pulido, y el concejal, Vicente Sarmiento, aseguraron a los vecinos del vecindario de Delhi presentes en la reunión que la ciudad los compensaría adecuadamente por sus propiedades.

“La ley requiere que se pague no menos que el valor justo de mercado”, dijo Sarmiento.

Al utilizar el derecho de expropiación, la ciudad está obligada con proceso legal federal que requiere una compensación adecuada.

En la adquisición de las propiedades del vecindario Delhi, Santa Ana solicitará un evalúo de las viviendas afectadas y entonces ofrecerá a los residentes el valor justo de mercado por la propiedad. Los tasadores serán contratados por la ciudad o, si los propietarios quieren, pueden recibir hasta $5,000 de la ciudad para contratar a su propio tasador.

Por ahora, nadie sabe lo que determinarán esos tasadores. A medida que el mercado de la vivienda se recupera en el condado de Orange, el valor de mercado está en el nivel más alto en muchos años. En el código postal de Delhi, los precios de las viviendas unifamiliares aumentaron en un 50 por ciento en los últimos cinco años, según la Asociación de Agentes Inmobiliarios Pacific West. En mayo, el precio promedio de venta de una vivienda unifamiliar en el área era de $414,000.

Sin embargo, los funcionarios de la ciudad dicen que son conscientes que la reubicación es algo emocional, así como financiera para muchos residentes.

“Me preocupa el desplazamiento de las familias, y me aseguraré de que sigamos un proceso equitativo”, escribió la concejal, Michele Martínez, en un correo electrónico.

Estas palabras, sin embargo, no calman el temor de Mauro Vega, de 48 años, quien alquila una casa en el vecindario de Delhi por cuatro años con su hija y cuatro nietos.

“El bebé de mi hija comenzó a caminar por aquí”, dijo Vega, señalando una franja de césped y concreto en el borde de la casa. “¿Y ahora qué?”

Su preocupación es la posibilidad de mudarse a un vecindario de malas condiciones. Indicó que el mayor de sus nietos tiene 12 años, una edad susceptible a las malas influencias en las malas áreas de la ciudad.

“Es difícil empezar de nuevo”, dijo Vega. “Aquí hemos vivido felices por cuatro años. Nos encanta los vecinos”.

Además de los propietarios de viviendas, dos empresas en la parte oeste de Warner también tendrán que mudarse: una gasolinera ARCO y un banco Wells Fargo.

Jim Hariri, de 55 años, trabaja como mecánico en ARCO por más de 10 años, escuchó por primera vez acerca de la expansión de la calle por medio de los empleados del negocio vecino. Entiende que la ciudad está dentro de sus derechos legales, pero le preocupa lo que la reubicación significará para su carrera.

“Si nos tenemos que ir, bueno, nos iremos”, dijo. “Pero, a mi edad, ¿quién va a contratarme? ¿A dónde voy a ir?”

Si todo sigue de acuerdo, la construcción del primer tramo de un tercio de milla de la avenida, desde las calles Main a Oak, comenzará en enero del 2018.

Aunque muchos residentes de Delhi estaban motivados para luchar contra la ciudad hace tres años, cuando escucharon por primera vez sobre el proyecto, ahora muchos ven el proyecto como algo inevitable.

Fernández dice que se necesita más empatía.

“Que vengan y que vivan aquí, vamos a ver si les gusta que la gente diga: ‘alguien va a venir a llevarse su casa’”, dijo.

“Es fácil de decir, pero no es fácil hacerlo”.