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    Cristian Velásquez, 23, en la corte el 6 de febrero 2015. El tío de Velásquez, George Ávila, insiste que su sobrino no es racista.

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    Manuel Silverio Barbarin Jr., en la corte el 17 de febrero 2015. Cristian Velásquez y Barbarin Jr., fueron acusados del asesinato del joven Lareanz Simmons.

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El tío de uno de los acusados en el asesinato del adolescente de Riverside, Lareanz Simmons, dice que no conoce los detalles del tiroteo — el cual las autoridades catalogaron como un crimen de odio relacionado con pandillas.

Pero George Ávila está seguro de una cosa: su sobrino no es racista.

“Lo están describiendo como el mismo demonio, y no lo es”, dijo Ávila en una entrevista en la casa de Riverside que comparte con Yolanda Rosales, la madre del acusado, Cristian Velásquez.

Velásquez, de 23 años, es de origen hispano. Loreanz, era estudiante de Poly High School de 14 años, era afroamericano. Las autoridades dicen que Loreanz fue atacado al azar debido a su color de piel en medio de una disputa entre pandillas en el vecindario Eastside hace tres años.

Lareanz no tenía vínculos con pandillas.

Ávila hizo un llamado muy emotivo para que el público entienda que su sobrino tiene otro lado.

Velásquez compartía el viaje a su trabajo con un compañero de trabajo afroamericano, explicó Ávila. Y Ávila, quien usa una silla de ruedas, dijo que Velásquez creció en un hogar donde enfermeras afroamericanas cuidaban a Ávila, y eran consideradas parte de la familia.

“No somos racistas, en absoluto”, enfatizó Ávila.

Velásquez y el hermano de su novia, Manuel Barbarin Jr. de 24 años, fueron acusados de asesinato, cometer un asesinato a beneficio de una pandilla criminal y de cometer un crimen de odio.

Ávila explicó que los detectives de la policía de Riverside le dijeron que Velásquez era el conductor el 23 de febrero del 2012, cuando el vehículo se detuvo en la calle, Georgia Street, un pasajero bajó y disparó a Lareanz varias veces.

La policía no quiso hacer comentarios sobre las declaraciones de Ávila.

Velásquez ya estaba en la cárcel por un caso de agresión, cuando además fue detenido el 4 de febrero en conexión a la muerte de Lareanz.

Por un lado, Ávila se pregunta qué pasó.

Velásquez tuvo problemas con la ley siendo menor de edad, pero había cambiado hacía lo positivo: recibió un certificado como operador de montacargas y su diploma de preparatoria. Velásquez demostró más responsabilidad después de convertirse en padre en el 2012, indicó Ávila.

Por otra parte, Ávila reconoce que salió mal.

“Tuvo la oportunidad de decir ‘sí o no’, pero la presión de los otros pandilleros hizo que tomara decisiones estúpidas”, dijo Ávila. “A veces los muchachos toman decisiones equivocadas, y a veces las familias son las últimas en enterarse”.

Rosales dijo que le preocupa no volver a ver a su hijo libre. Pero Ávila añadió que sabe que los familiares de Lareanz no tienen ninguna esperanza de volverlo a ver.

“Pedimos disculpas a la familia desde el fondo de nuestros corazones”, dijo Ávila.